Informe:

Curar una gripe ya tiene un costo de $ 50.000

Sofía vive en La Matanza, tiene 16 años y el domingo comenzó a sentirse mal, con fiebre alta que llegó a los 39 grados, dolor corporal, mareos y molestia fuerte en la garganta. Una gripe severa, que viene golpeando fuerte este otoño con miles y miles de contagios, aunque los estudios indican que aún no se llega al pico. Pero el problema de la enfermedad no fue todo para la adolescente y su familia, porque el costo de afrontar los cuidados mínimos para curarse ascendió a los 50 mil pesos, entre visita al médico clínico, remedios y la comida saludable para el reposo.

Las estadísticas oficiales sostienen que el problema de la gripe y los cuadros respiratorios en general recién comienza, con un sostenido aumento de casos en la Ciudad de Buenos Aires y el Conurbano. En los hospitales públicos, de adultos y también aquellos que atienden a las infancias, desde hace días que hay filas enormes.

Las personas buscan alternativas de atención rápida y económica, incluso quienes tienen la posibilidad de una obra social o hasta una prepaga, porque evalúan el costo del viaje y otros gastos. Pero todo intento de evitar el gasto impacta de frente con la realidad en las farmacias y posteriormente los alimentos para el cuidado.

El drama de no poder

«Son incontables las veces que me quiebro en el día porque después de estar horas en el hospital, vienen muy cansados con recetas para medicación, les decimos el precio, no les alcanza, no tienen tarjeta o se quedaron sin saldo. No pueden llevar lo que necesitan para sus hijos. Se tienen que ir. A veces vuelven con dinero, pero la mayoría ya no regresa. Y no podemos hacer nada», contó Felipe, un farmacéutico que trabaja en la zona del Hospital Pedro de Elizalde.

El caso de Sofía

Sobre la situación descripta al comienzo con la paciente Sofía, su madre Elisa contó a Diario Popular que el martes, tras dos días de gripe y reposo, decidió llevarla a una sala de atención médica, en el barrio Atalaya, donde viven.

Por un lado, sabe que el costo de la atención médica es menor que el traslado en remise hasta una clínica de la obra social. Su opción era llevarla hasta Ciudadela, una localidad medianamente cercana, pero el costo de un auto por la aplicación Uber equivalía a 9.500 pesos, solo ida. La vuelta, en caso de repetir costo, le hubiera significado unos 19.000 pesos. Eso lo pudo «ahorrar», porque hasta la salita fueron caminando, recorriendo 300 metros. «La abrigué bien y salimos», dijo la mujer.

«La salita del barrio es un lugar al que venimos cuando hace falta, los médicos son buenos y el bono que cobran es algo razonable. En este caso fueron 6.000 pesos. Pero además no hay guardia colapsada, como nos pasaría sin duda en los hospitales cercanos, tanto el Paroissien como el Balestrini, a los que además tendríamos que ir en auto o bien en colectivo con lo que representaba para ella, porque se sentía realmente mal. En unos diez minutos, la vio una médica clínica, confirmó la gripe y diagnosticó bronquitis. Le mandó medicación, con antibióticos y una pastilla efervescente para la garganta», contó su mamá.

Los síntomas

Los cuadros que están en el tope del ranking de hospitales y centros de asistencia médica del AMBA son catarro, tos y fiebre. Con dolor corporal, sobre todo en garganta, cefáleas y nauseas. El promedio de espera en estos lugares va de las tres a las seis horas, que se suman al tiempo de traslado. En los nosocomios públicos no se abona por la atención, pero al salir es necesario adquirir la medicación.

La madre de Sofía también lo sabe. «Cuando fui a la farmacia, quedé impactada. Ambos remedios tenían un costo de 29.600 pesos. Una locura. Me quedé creo con la boca abierta. La farmacéutica me miraba, después me dijo que estaba acostumbrada, que todo el tiempo pasa con la gente. Incluso me dijo que los clientes se ponen a llorar, a veces se enojan con ellos por los precios. Es muy triste todo», dijo la mujer a Diario Popular.

«Tengo muy poco dinero para aguantar el mes, antes de decirle que compraba lo pensé mucho porque corremos riesgo de quedarnos sin plata para la comida, pero compré la medicación igual. No tengo opción, no puedo dejar a mi hija sin medicación, se verá luego cómo se come. Ya había gastado 6.000 pesos de la médica. Luego, compré 10 cápsulas de ibuprofeno porque estaba muy dolorida, que salieron 7.500 pesos. Y fui a comprar algo de pollo, calabaza y agua mineral. Lo básico para curar la gripe de Sofi. Gasté 50 mil pesos en un ratito», explicó.

La medicación recetada fue Amoxilina Ácido Clavulanico y Acemuk 600 N-Acetilcisteína. Adquirir ambas tuvo un costo de 29.600 pesos en farmacia. «Veremos qué pasa, la doctora nos pidió que estemos muy atentas al cuadro. Que la fiebre tenía que ceder, que había que tomar mucho líquido. Pero ante cualquier agravamiento de los síntomas teníamos que volver o ir directamente a un centro médico», contó.

La ausencia del Estado

Y qué ocurre cuando las personas no tienen el dinero suficiente para adquirir la medicación y realizar el tratamiento necesario. La doctora Andrea Vázquez, con Maestría en Salud Pública, resaltó que «en estas situaciones críticas para la salud de la población es cuando surge lo importante de la presencia del Estado o de la ausencia como en la actualidad a nivel nacional, sobre todo para quienes no pueden ir a un centro de salud porque no tienen dinero cargado en la SUBE, no acceden a la medicación gratuita ya que en las farmacias de los hospitales no hay insumos, no pueden tener una calefacción adecuada en sus hogares porque no pueden abonar su costo y tampoco tienen una alimentación necesaria para el proceso de recuperación, es decir, la antítesis de una salud pública con mirada integral que cubre esas problemáticas».

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