Miles de personas apoyaron a Bolsonaro aunque fue vencido en las elecciones.

Bolsonaro les puso límites a sus seguidores que reclamaban un golpe de Estado

Luego de la victoria de Lula da Silva en las elecciones presidenciales de Brasil, los seguidores de Jair Bolsonaro tomaron las rutas y pidieron la intervención del ejército.

Seguidores del actual presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, reclamaron este miércoles frente a cuarteles del Ejército en todo el país, con amplia presencia en San Pablo y Río de Janeiro, un golpe de estado militar para evitar que asuma el 1 de enero el presidente electo, Luiz Inácio Lula da Silva.

Las manifestaciones ocurrieron un día después del pronunciamiento de Bolsonaro, que evitó aceptar la derrota y felicitar a Lula, y apenas indicó que iba a cumplir la Constitución, a 24 horas del inicio de los trabajos de transición hasta el 1 de enero, que serán coordinados por el vicepresidente electo, Geraldo Alckmin, y el jefe de gabinete del gobierno, Ciro Nogueira.

Para poner un poco de calma a la situación, Bolsonaro hizo este miércoles un aporte claro a la cuestión: además de manifestarse triste, pidió a sus seguidores que «desbloqueen las rutas”, al argumentar que esa medida “no forma parte de estas manifestaciones legítimas”.

“No queremos perder nuestra legitimidad», afirmó Bolsonaro en un video divulgado en redes sociales.

Mientras tanto, Lula inició unas vacaciones con su esposa Janja en Trancoso, Bahia, estado gobernado por su Partido de los Trabajadores (PT) y uno de los pilares electorales de su triunfo junto con el resto del noreste, la ciudad de San Pablo y el estado de Minas Gerais, con el ojo puesto en la conformación de su gabinete y la balanza de poder de su amplio frente de izquierda hasta la centroderecha liberal.

Según un balance de la Policía Caminera Federal, en los tres días que pasaron de las elecciones hubo 156 cortes de ruta en 17 estados. Además de estos, los policías deshicieron otras 574 manifestaciones.

Pedido de una intervención del ejército

Los más impactantes movimientos de la extrema derecha se produjeron frente a los cuarteles de todo el país, sobre todo en San Pablo y Río de Janeiro, para reclamar a los jefes militares intervenir mediante un golpe de Estado e impedir la asunción, el 1 de enero, de Lula.

«Venimos a pedirle al Ejército que haga una intervención federal en las instituciones de Brasilia, en la justicia electoral, que se vote nuevamente porque hubo fraude; nosotros somos el pueblo y no aceptamos las elecciones, queremos el recuento de los votos», dijo Marcelo Rossetti, uno de los organizadores de la marcha en San Pablo, vestido con una camiseta de la selección brasileña, usada desde 2015 por los seguidores de Bolsonaro.

Según Rossetti, la manifestación debería permitir un golpe para evitar la asunción de Lula.

«Bolsonaro no reconoció la victoria de Lula en su discurso; por eso estamos acá, para no permitir que asuma», dijo entre gritos Marcia, levantando un cartel con la frase «No al Comunismo-Stop Comunism».

La protesta generó un caos de tránsito frente al Comando del Sudeste de Ejército Brasileño, en inmediaciones de Parque Ibirapuera, uno de los lugares emblemáticos de San Pablo, la mayor ciudad sudamericana.

La consigna de los golpistas fue similar a la utilizada por Bolsonaro en la campaña: patria, familia, propiedad y libertad.

Decenas de manifestantes montaron carpas en inmediaciones de la Asamblea Legislativa de San Pablo, frente a un cuartel del Ejército, para realizar una «vigilia» con el objeto de pedir que se anulen las elecciones.

«Lula no puede asumir, fue condenado y no tendrá respiro si asume el gobierno», comentó un hombre que se identificó como Rafael Vieira, quien aseguró que el que dio un golpe de Estado fue «el Supremo Tribunal Federal» al anular la condena de los cargos de corrupción contra el ahora presidente electo.

El fundador del PT estuvo 580 días en la cárcel y fue impedido de participar en las elecciones de 2018, que ganó Bolsonaro, por condenas que fueron luego anuladas por parcialidad y falta de competencia del juez.

Mantener manifestaciones pacificas

El ministro de Justicia, Anderson Torres, pidió que las protestas sean «pacíficas» y permitan el tránsito de las personas, pero ningún líder del bolsonarismo había pedido directamente despejar las rutas, hasta la aparición del video del mandatario.

El vicepresidente y senador electo Hamilton Mourao reclamó «dejar de llorar» y dejar de denunciar fraude, tras la campaña más violenta e importante de la historia.

“Está en la Constitución y siempre dijimos que jugamos dentro de la Constitución; respetar a las personas además del perjuicio a la economía, es importante; ustedes tal vez dan importancia a otras cosas», sentenció.

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