Nilos en un comedor.
La inseguridad alimentaria (IA) infantil en Argentina llegó al 35,5% durante 2024, por lo que afecta a 4,3 millones de niñas, niños y adolescentes, según el último informe del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (ODS-UCA). Mientras, la forma más extrema del fenómeno alcanzó al 16,5% de las infancias, el nivel más alto en más de una década.
En Argentina hay 4,3 millones de chicos que no tienen garantizada su comida diaria. Pero el dato es que 3 de cada 4 que atraviesan esa situación tienen padres y madres que trabajan. La cantidad de hogares que viven con esta problemática creció del 32% en 2010 al 51% en 2024.
El dato surge del informe “Inseguridad alimentaria en la infancia argentina: un problema estructural observado en la coyuntura actual”, publicado este jueves por la Universidad Católica Argentina (UCA). Ya desde el comienzo, la investigación advierte: “La inseguridad alimentaria en la infancia es un problema estructural agravado por crisis coyunturales”.
El estudio, que se basa en datos de la Encuesta de la Deuda Social Argentina (EDSA) durante el período 2010-2024, revela una tendencia sostenida al alza, con picos alarmantes en los años 2018, 2020 y 2024. En el último año, ya bajo la administración de Javier Milei, el 35,5% de niños/as y adolescentes (4,3 millones) atravesó inseguridad alimentaria (IA), y el 16,5% IA severa.
“La inseguridad alimentaria afecta especialmente a hogares pobres, con jefas o jefes con inserción laboral precaria, familias monoparentales y numerosas”, señala el informe coordinado por Ianina Tuñón y Agustín Salvia. El empleo, remarcan, es el factor más decisivo.
En hogares monoparentales, la incidencia fue 12 puntos más alta que en hogares biparentales a lo largo de la serie 2010-2024. Además, las familias de cinco o más miembros registraron niveles superiores de inseguridad alimentaria, con una brecha que se amplió en los últimos años.
El informe muestra que el 67% de las infancias eran pobres en el primer semestre de 2024. Aunque hubo una baja en el segundo semestre por la desaceleración inflacionaria y la suba de la Asignación Universal por Hijo (AUH) y la Tarjeta Alimentar (TA), la inseguridad alimentaria continuó en niveles críticos.
En términos regionales, el AMBA mostró los mayores niveles de inseguridad alimentaria desde 2017, aunque en 2024 el interior del país registró un aumento y se acercó a los números del conurbano bonaerense, 36% y 35%, respectivamente.
Escuelas y alimentos
La relación entre la asistencia escolar y la inseguridad alimentaria también es abordada. Los niños, niñas y adolescentes en hogares con al menos un menor con déficit educativo presentan niveles sistemáticamente más elevados de inseguridad alimentaria. “La permanencia escolar opera como un factor de protección frente al agravamiento de la inseguridad alimentaria”, sostiene el informe, que subraya la importancia de garantizar el derecho a la educación como vía para fortalecer el derecho a la alimentación.