El proyecto está a cargo del talentoso cantautor local Ariel Fullana, que se desempeña en el área de Cultura, y viene de completar un curso provincial en Gestión Cultural – Los operarios del Taller utilizan para su producción con tarimas o pallets que han sido desechadas por empresas locales
En tanto anoche, ya superado el cierre de la presente edición, se aguardaba por la presentación de la muestra “Señales de un lenguaje”, que recopila la producción del taller de arte que se realiza en la institución bajo la coordinación de Belena Kranzelic, el Taller Protegido de la asociación civil del Grupo Esperanza no ceja en su empeño de seguir diversificando producciones y avanzando en su desarrollo como centro laboral inclusivo con salida permanente hacia la comunidad.
En efecto, además de su ya clásica producción de verduras, legumbres y hortalizas procedentes de la maravillosa huerta orgánica del Taller, la elaboración de bolsas de residuos, y la gestión del estacionamiento medido, el Taller Protegido suma ahora un proyecto ambientalista de enorme proyección: la elaboración de composteras a partir del reciclado de tarimas o palletes de madera, desechados por empresas o firmas locales. Este proyecto ambientalista se alinea, en este caso, con otra actividad del Taller Protegido, que es el RAEES (Refuncionalización de Aparatos Eléctricos y Electrónicos).
Este proyecto, además, cuenta con la coordinación del talentoso y reconocido cantautor rojense Ariel Fullana, quien, como se sabe, se desempeña en el área de Cultura de la comuna y, además, acaba de completar una formación de nivel provincial en Gestión Cultural.
Pero también participan del proyecto los asistentes a los talleres abiertos y gratuitos que el área municipal de Salud Mental e Inclusión Social lleva adelante en este caso en el CIC de Progreso.
Ariel trabaja los lunes con los asistentes de Salud Mental y los martes con los operarios del Taller.
“En las composteras se produce la descomposición de los residuos orgánicos que se generan a diario, como restos de café, frutas, verduras, cascaras de huevos, yerba y también desechos secos, que pueden ser hojas, ramitas, fósforos, papel y cartón. Todo esto nos lleva a obtener un abono ecológico (compost) que reduce la dependencia de fertilizantes químicos, ayuda a recuperar la fertilidad de los suelos y mejora la provisión de nutrientes a las plantas”, se indicó al respecto.