Con gran suceso, Seba viene desarrollando su taller de canto para adultos en el Centro Cultural Santa Rita – Mientras tanto, también brinda sus clases particulares de música y canto – La actividad como docente, por otro lado, lo mantiene por ahora alejado de los escenarios y, aunque lo invitan, asegura que en este momento “sólo canto para mi niña”
“Cantar hace bien, es mostrar lo más profundo de uno. Cuando uno se anima a cantar es bueno porque se libera mucho. En lo personal el tema de las clases es algo en lo cual me siento muy cómodo, sobre todo cuando enfrente hay gente con buena onda, con ganas de aprender y también jugar un poco”.
Así define Sebastián Roqués, de visita en nuestros estudios de Radio Rojas, su faceta, relatívamente nueva, como instructor de canto en el taller para adultos que se dicta en el Centro Cultural Santa Rita, con enorme repercusión desde su inicio, el año pasado.
“La pandemia fue lo que me llevó a que me animara a dar clases, a transmitir lo que sé hacer y lo que me gusta, porque era un momento en el cual estábamos todos encerrados, y las actividades culturales prácticamente se habían cortado. Así que arranqué con los encuentros virtuales y luego presenciales, y encontré una faceta que me gustó mucho, que hizo además que las presentaciones en público hayan quedado relegadas, aunque es cierto que me han invitado de varios lugares pero por ahora estoy cantando solamente para mi niña”, comenta Seba en El Nuevo en Radio.
El reconocido músico y cantante local tiene sus propios métodos: “Trato de no presionar ni exponer a la persona, o sea que si veo que tiene vergüenza y le cuesta, trato de respetar sus tiempos. En tanto, si se anima un poco más, lo aliento a que siga adelante, siempre dando confianza. Hacemos ejercicios de respiración, hablamos mucho de cuestiones más técnicas para no lastimarnos la garganta ni hacer fuerza y demás, buscando que se animen todos los días un poquito a más, que es un poco de la manera que aprendí, con gente que siempre me dio mucha confianza”, explica en el aire de la FM92.5.
Podrá no ser “docente con título” pero en su trayectoria Seba ha captado y explorado muchos focos de interés: “Es cierto que en mi trayecto he tenido diferentes formaciones teatrales y de música, donde aprendí mucho sobre la vocalización, con herramientas que me ayudan mucho para trasladar el conocimiento. Además el teatro y la expresión corporal permite sacar los miedos. Por esto es que me gusta bastante el tema de la murga, donde hay una combinación de todo eso”.
-¿Cómo fueron tus comienzos?
-Hace diez años empecé a cantar en público, cuando ya tocaba la guitarra, con un amigo acordeonista, Facundo Blanc, de Entre Ríos, y Manuel Pons, que nos llevaba por diferentes medios de trasporte público en Buenos Aires, o sea que nuestros escenarios eran subtes, colectivos y trenes. Era un juego para nosotros, algo que nos divertía muchísimo, y que con el correr del tiempo me fui dando cuenta de que fue una formación impresionante, ya que cada escenario que se nos presentaba nos habría puertas a otros lugares: hemos tocado en colegios, jardines, restaurantes, bares, en esquinas de la ciudad… Es algo que extraño mucho, sobre todo hacerlo con los grupos que se armaban, porque lo he intentado solo y no tiene la misma magia, porque se sumaba alguien con un violín, otro con un saxo y terminábamos siendo casi diez personas. Así conocimos un montón de gente que recuerdo siempre. El debut oficial en un escenario fue dos años después en La Minga con Adriano Martino y Manu, dos grandes artistas.
-¿Y cómo surge lo de Santa Rita?
-El tema de la pandemia me encontró un poco desorientado porque venía viajando bastante y de repente me tuve que quedar en Rojas sin un proyecto claro, aunque en un punto me ordenó mucho el hecho de tener tiempo para pensar, sobre todo para pensar qué hacer, y allí surgió esto de las clases, que fue por pedido de familiares y amigos, que me pedían que les enseñara a tocar. Desde el momento en el que comencé con las clases me di cuenta de que me encantaba. Y pasó después que se fueron abriendo puertas, gente que sigue confiando y me sigue llamando, y después desde el Cultural Santa Rita me llaman para dar el taller. Yo aclaré desde un primer momento que no era profesor, y que si buscaban algo formal que lo hicieran por otro lado. Pero igualmente confiaron en mí y surgió esta propuesta tan linda.
-¿Cómo son tus clases en Santa Rita?
-Lo veo como una linda alternativa para aprender. De hecho siempre le digo a la gente que va a los encuentros, sea en Santa Rita o en mi espacio personal, que la idea es aprender desde la práctica, desde el juego, aunque obviamente todo depende del interés de cada uno. Repasamos cosas teóricas y puntuales de la música, también técnicas del instrumento, y es hasta donde puedo enseñar, porque si no está dentro de mis conocimientos les sugiero que busquen otro tipo de lugares, como el Conservatorio, por ejemplo. En las clases a su vez voy conociendo también cosas nuevas, incluso aspectos académicos, cuestiones que traía de mi paso por el Conservatorio y que voy refrescando, acomodando la manera de que le sea más fácil a la gente, tanto en lo que es canto como en lo instrumental, porque doy guitarra y piano y tengo una niña que va con su ukelele. Hay niños y niñas que me sorprenden por la capacidad que tienen para tocar y absorber información, y trato de decirle siempre a los padres de esos niños a que los insten a seguir aprendiendo, e incluso que conozcan otros profesores, que vayan al Conservatorio, que les expandan el mundo de la música, porque veo que les gusta mucho. Esto es algo que veo tanto en mi espacio como en Santa Rita.
-¿Y cómo ves la actual movida local?
-Me acuerdo de chico de escuchar bandas en Rojas, ya que siempre hubo mucha música, una gran movida, y lo mismo en el caso del teatro, o sea que culturalmente es una ciudad muy rica, con mucha gente con ganas de hacer, y veo hoy en día que hay pibes y pibas con gran talento, que se encuentran, veo varias bandas y además están los espacios como La Minga que impulsan a que toquen. Sé que hay muchos chicos que hacen folklore, tango, rock, heavy metal, hay cantantes melódicos, una variedad muy interesante.
-¿Extrañás el teatro?
-Tengo muchas ganas de hacer teatro. De hecho este año comencé con una gran maestra como Victoria (Boveri), que hace el método Stanislavski de Raúl Serrano, que había tenido la suerte de estudiar y hacer la escuela con él, fue un gran maestro. Por temas de horario se me fue complicando el tema de las clases, pero he podido dar el pequeño paso de arrancar al menos. Con Serrano hice tres años y después hice dos años más trabajando en la escuela, y paralelamente iba a la facultad de arte dramático, donde hay otras ramas y varias cátedras con distintos métodos. Pero para mí no hubo ninguno como el de Serrano, porque me parecía muy genuina la forma de afrontar una escena teatral, un conflicto, siempre desde el cuerpo y desde el “tengo ganas de hacer”, sin buscar tanto la exageración; porque uno cuando piensa en actuar imagina algo más caricaturesco y con mucho movimiento exagerado, cambiando la voz, como si fuera en broma. En tanto acá se tomaba todo muy en serio, buscando jugar con el “animal” que uno tiene adentro. Serrano ha sido uno de los grandes formadores de grandes actores.
-¿Cuán estás en Santa Rita?
-En Santa Rita estoy los martes de 19:30 a 21:30. La inscripción está siempre abierta y se pueden sumar quienes quieran cuando quieran, con el único requisito de ser mayores de 18 años. Es un espacio para ir a pasarla bien, sin ningún tipo de presiones, se puede ir a ver y escuchar. En esta parte del año estamos haciendo con cada clase una especie de gala, y cantamos un género musical por martes. Por ejemplo la última fue de rock nacional de los ‘60 y ‘70, con temas Los Gatos, Lito Nebbia, Spinetta, Sui Generis; anteriormente hicimos tango, luego folklore… y ahora se nos vienen la gala de los clásicos latinos románticos, con temas de Luis Miguel, Cristian Castro, etc.
-La última, ¿cómo anda Casa Habitante?
-Por el lado de Casa Habitante la actividad sigue con las clases de pintura a cargo de Belena, y además está la feria americana con hermosa ropa usada, en General Alvear 566.