JAVIER LAZZATI, PSICÓLOGO

“Estamos viendo mucho trastornos mixtos del estado de ánimo”, advirtió

El profesional rojense pasó por Radio Rojas para brindarnos una interesante y extensa entrevista sobre las problemáticas de la salud mental – Además, refirió que a su juicio, la Ley de Salud Mental debería recibir modificaciones: “No es lo mismo cuando se sancionó a lo que es hoy en día, porque los trastornos mentales avanzaron”, destacó

 

El psicólogo Javier Lazatti pasó por Radio Rojas para brindarnos una interesante y extensa entrevista sobre las problemáticas de la salud mental.

“Cuando decidí estudiar estaba entre la carrera de Salud Mental o ingeniería en Sistemas, que en este caso sería por la influencia de mi papá porque prácticamente me crié entre computadoras. Pero siempre me llamó mucho la atención la salud mental, la mente, por qué tenemos ciertas o cuáles conductas. Así que investigando un poco más me terminé inclinando por la carrera de Psicología, y desde que arranqué me fascinó, es algo que me encanta. Atravesé toda la carrera en Buenos Aires y cuando terminé, que me tocó estar de auxiliar docente en la carrera, me propuse estudiar el profesorado en la Universidad Abierta Latinoamericana. Luego ejercí allí como docente en Psicología y después pensé en especializarme un poco más, con lo cual hice algunos cursos en Argentina, hasta que me fui a España, donde realicé tres carreras a la par. Allí hice la maestría en Neurociencia Cognitiva y Neuropsicología, porque me llamaba mucho la atención lo que era el cerebro, la memoria, la atención, y todo lo que son las enfermedades como por ejemplo la demencia, el Alzheimer o el Parkinson”, relató Javier en El Nuevo en Radio.

“A su vez, entre tantas carreras, me quería especializar en un área de psicología, y lo hice en trastornos en el estado de ánimo y trastornos de ansiedad, y para la frutilla del postre, como me interesaba el tema de las catástrofes, como por ejemplo lo que sucedió en Once, donde me preguntaba qué papel tenía un psicólogo en ese aspecto, y encontré también un curso en crisis, catástrofes y emergencias”, agregó.

Pero Javier llegó a España en 2019, y un año después, en marzo de 2020, la OMS declaró la pandemia de coronavirus. “Me agarró la pandemia cuando estaba en medio de los estudios, y pensé en un momento en volverme, pero para eso tenía que dejar los estudios y estaría sin saber si podría volver, así que en definitiva me quedé y estuve cuatro meses aislado”.

-¿Y cómo viviste esos momentos?

-Lo tomé como un desafío, y pensé que era el mejor momento para empezar a trabajar la salud mental. Entonces lo que hice fue armarme de algunas redes, que es algo en lo que venía trabajando. Eran redes de psicólogos en Face y en Instagram, y comencé subiendo videos, publicando sobre lo que estaba pasando y además aplicando lo que tenía aprendido. Así fue que lo que empecé a aplicar allí fue mucho mindfullnes, respiración, establecer un horario, que era muy importante en estos tiempos, y también desarrollar un hobbie, por ejemplo con actividad física, buscando música en la tele para bailar, haciendo siempre hincapié en la relajación y la respiración. Además mantuve los contactos con los amigos, con los cuales festejábamos los cumpleaños de manera virtual (risas).

-¿Qué veías en general en las épocas más restrictivas de la pandemia en las personas?

-Lo que empecé a ver fue que los casos de depresión se disparaban totalmente, y los casos de trastornos de ansiedad. Aunque también vale decir que fue durante un corto tiempo: generalmente sucede en un estilo de curva, aumentando y decayendo muy paulatinamente, pero acá lo que sucedió fue un pico, donde se llegó al máximo con los trastornos: separaciones, peleas, muchos femicidios, abuso intrafamiliar, casos de grooming, de bullying. Recuerdo que, hablando con colegas, me decían que llegaba un momento en el que no paraban de atender casos, y encima estaba la dificultad que la atención era virtual, que si bien por un lado permitía la eficacia porque mantenías el contacto, por otro te encontrabas con la familia por un lado y la pareja en otro lado. Recuerdo que en un momento llegué a atender a una persona en el garaje a las 5 de la mañana como para mantener una privacidad. Era la forma de pelearla.

-¿Y qué se aprecia hoy, en la postpandemia?

-Lo que se ve hoy en día es que la curva cae, pero no cae a la velocidad que lo tendría que hacer, al estilo pico. Es como que no quedaron muchos casos de depresión, pero sí muchos trastornos de ansiedad, y mucho estrés post traumático, que es cuando alguien sufre un hecho traumático y queda asociado a través de miedo, ansiedad, pesadillas, insomnio. Y lo que picó en ese momento fue el tema de nuevas adicciones, porque antes se relacionaban las adicciones a los estupefacientes y algunas cuestiones más, pero hoy nos encontramos que aparecen también las redes sociales como adicción. Esto vemos que está subiendo nuevamente. También sigue creciendo el tema del bullying, los abusos, y sobre todo el grooming, aunque se ha avanzado bastante en ese aspecto y se ha creado una ley hace varios años. De hecho hace algunos años di un par de charlas sobre grooming, dirigidas a adultos, docentes y niños, y lo que me sucedió particularmente cuando estaban los niños es que siempre aparecía alguno que decía que le había pasado algo de eso. Capaz que ya habían pasado dos años y todavía seguía relacionado con un groomer adulto que le seguía sacando material, porque eso es lo que hacen: generan un vínculo, consiguen una foto y luego siguen extorsionando. Más allá de las leyes, de todo lo que se ha avanzado en el tratamiento del problema, vemos que los casos se siguen dando. Pero lo que más sorprende son las situaciones de suicidio, porque antes los casos de suicidio se mantenían en una edad, adolescencia, preadolescencia, por los cambios o por el bullying, pero ahora empezamos a notar que sucede en diferentes edades, que en adultos y adultos mayores empiezan a aparecer bastantes casos de suicidios y depresión, lo cual es un mensaje de alerta.

 

EDUCACIÓN

“Es muy importante que al niño se le enseñe matemática, ciencia, física. Pero nunca se le enseña dónde poner la tristeza cuando la siente. Entonces vamos creciendo en diferentes áreas, pero el área emocional, interpersonal, qué hacer con la ansiedad, con las discusiones, no las enseña nadie. Lo mismo con la educación sexual. Siempre se habla mucho, se genera polémica, pero no se habla concretamente nada, cuando la realidad marca que en los países que fueron disminuyendo los casos de abusos sexuales fue en aquellos donde se fue enseñando a los niños desde pequeños que hacer y que no hacer con sus propios cuerpos. Un día discutía con un padre, y yo le manifestaba que si su hijo estaba en el baño, que golpeara la puerta para entrar; que él me discutía qué sentido tenía si igual iba a entrar. Pero acá lo que importa es la psiquis del niño, que debe aprender a darte el permiso para que lo puedas acompañar, y ese es un cambio que lo tiene que empezar a construir desde chiquito.

 

LA LEY DE SALUD MENTAL

“Hay que debatirla nuevamente porque en mucho tiempo han surgido cosas nuevas, también mucha información, pero a su vez mucha desinformación. Comúnmente se dice que si una persona está teniendo abuso de sustancias o que su vida corre peligro no se la puede internar, y eso no es cierto, porque hay un apartado en la Ley de Salud Mental que dice que si una persona representa un peligro para los demás y no está en sus cabales, se puede internar: se tiene que hacer rápido, se tiene que avisar a un juez y se tiene que armar una asamblea de respuesta de no más de doce horas para internar a la persona. Lo que sucede en estos casos, como en tantos otros, es que las leyes no están aplicadas como corresponde, eso no se aplica ni correctamente ni rápido y muchos hacen la vista gorda. Aún así también hay que hacer varias modificaciones porque no es lo mismo cuando (la ley) se sancionó hace unos años a lo que es hoy en día, ya que los trastornos mentales avanzaron muchísimo. Cuando hice el curso en Catástrofes se hablaba lo importante que era preparar a las fuerzas de atención primaria para los trastornos mentales porque, o no están capacitados, o no están preparados y no saben cómo actuar. Además es imposible que sepan qué trastorno está teniendo la persona, que puede ser un peligro para las mismas fuerzas de atención. También hay un un punto muy importante que lo hablé en un curso con Bomberos de Capital Federal, ya que ellos tampoco tienen tratamiento para lidiar ellos mismos con diferentes situaciones, porque muchas veces van desarrollando trastornos, como por ejemplo el del estrés post traumático, ya que son los primeros en llegar, y ven un cuerpo mutilado, una persona destruida. Lo mismo pasa con las fuerzas de seguridad, que son las principales en tener estrés post traumático y estrés crónico”.

 

SU TAREA PROFESIONAL

“Una vez que regresé continué con la tarea en forma virtual, y lo bueno que tiene es que atiendo pacientes en Argentina, en Europa, en Estados Unidos, y hasta en Singapur, donde tengo una pareja que atiendo de madrugada, y he podido comprobar que la eficacia del tratamiento es la misma. Por un lado estoy con la parte clínica, también estoy en la capacitación de empresas, donde me contratan para trabajar el área emocional, para el estrés laboral, porque saben que el ausentismo cae mucho cuando el estrés laboral se trabaja, y además la eficacia crece cuando no hay estrés laboral. También trabajo la parte neuropsicológica, cuando me dicen que hay mucha falta de atención, muchos errores o problemas de memoria, y así trabajamos todas las funciones cognitivas a nivel empresarial, algo que en lo personal me encanta. El estudio es algo que me gusta mucho. Estoy terminando el doctorado, y me gusta investigar, por eso me propuse ir a España, seguir atendiendo virtualmente. Hago mucho foco en la parte física y la respiración, más que nada si es que hay un trastorno de ansiedad, o cuando cae una persona con ataque de pánico, que siempre lo detecta la guardia del hospital, porque lo primero que piensa cualquier persona es que se van a morir, que puede ser el corazón, hasta que en definitiva resulta ser un ataque de ansiedad o pánico. Entonces lo primero que enseño es la respiración diafragmática, porque una respiración buena, profunda, que permita que los pulmones se expandan y se contraigan bien, hacen que el pico baje, y esto es porque en sangre nosotros tenemos unos niveles muy óptimos de lo que es el dióxido de carbono y el oxígeno, y cuando uno está totalmente agitado, se rompe ese balance porque está ingresando demasiado oxígeno y se libera poco dióxido de carbono, mientras que, cuando hace la respiración diafragmática, y respira lento y profundo, genera una nivelación y el ataque de pánico cae en pico, hay una estabilización”.

 

SU TESIS DE DOCTORADO

«En cuanto a la tesis del doctorado, comencé a trabajar con todo lo que eran los estados emocionales, las diferencias de edades y lo que sucedió en la pandemia. Pero pasó que cuando arranqué con ese tema trabajaba con gente que se estaba enfermando, y el problema es que una vez que se enfermaban, y ya no tenían los síntomas, y fue avanzando, se convirtió en una tesis retórica, que no podía evaluar en el momento. Entonces lo descarté enseguida y lo que hice fue cambiar a lo que es el medio ambiente, a lo que es el estrés, el miedo, la ansiedad medioambiental, y cómo nos está afectando hoy en día, y la diferencia entre lo que es la posibilidad de cambio en una persona adulta, adulta mayor y un adolescente, ir encontrando las diferencias entre cada uno. Y las encontré, pero lo bueno de lo que encontré es que a nivel de preocupación hay una diferencia no tan marcada entre lo que es jóvenes y adultos, pero lo que sí está muy marcada es la posibilidad de cambios, de actitudes, de pensamientos y de creencias, porque en un joven el cambio es nada, es automático, y no tiene miedo, mientras que en un adulto el cambio es más gradual, más difícil, y la emoción predominante es el miedo, y cuanto más miedo hay más dificultad para el cambio hay. En los niños la cuestión es parecida al adolescente, si bien puede que haya un poco más de miedo porque si el niño es más pequeño necesita del apoyo de la figura parental o de apego. Pero si vos lo adaptás, le enseñas, le explicás cómo tiene que ser, que la figura tiene que estar, pero que tiene que lidiar con ello si esa figura no está, pueden crecer dentro de lo hoy en día llamamos grupo de adultos sanos”.

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