TRAS EL ÉXITO DE LA PUESTA DE TRILLO 77

Viviana Kahn: La mujer detrás de “Agenda para solteras”

La reconocida autora y psicóloga, autora del libro en el que se basa el gran éxito teatral homónimo, le concedió una entrevista imperdible a El Nuevo en Radio

 

“Casi diría que ya soy parte del club de fans del grupo Trillo 77. En principio debo destacar que es un grupo humano hermoso, súper cálido, se han portado muy bien conmigo, y el trato que le dieron a los textos es impecable, no solo porque respetaron el espíritu de los cuentos sino además que la interpretación y la dirección de Diego me encantaron”. Con sencillez, pero con inocultable entusiasmo, la autora y psicóloga Viviana Kahn, autora de “Agenda para solteras”, explica su relación con Rojas, a partir del suceso de público y crítica de la puesta homónima, dirigida por Diego Albamonte, sobre siete de los relatos de “Agenda…”.

“Era un proyecto que tenía desde el momento en el que había salido el libro y que no había podido concretar en cuanto a esto de ponerlo en escena. Y salió como me lo había imaginado, incluso mejor todavía, porque no me lo había imaginado con varias actrices, lo había pensado con una, y veo que es muchísimo más rico que haya diversidad de voces. Me pone muy contenta la manera en que está hecha la puesta”, remarcó Viviana en diálogo con Radio Rojas.

-¿Cómo conviven en tu vida la escritora y la profesional en salud mental?

-Tengo mucha diversidad de intereses, soy muy inquieta y a veces se me hace disperso todo. Por eso es que la escritura siempre estuvo más del lado del hobbie, y hasta te diría que no me hayo dentro del personaje ‘escritora’. Sí me gusta escribir; en un momento incluso le dediqué bastante tiempo, quizás porque tenía menos trabajo como psicóloga, pero ahora estoy más abocada al consultorio, y eso sigo escribiendo pero de una manera más espasmódica. Esta puesta en escena de “Agenda…” me dio un empujón como para retomar el humor, porque venía escribiendo otras cosas en el último tiempo. Incluso terminé un proyecto que había abandonado hace años, un libro de poemas que tengo la idea de editar. También me gusta mucho el arte: en el último tiempo estuve incursionando en el collage, trabajando sobre un proyecto de la historia familiar, con fotos. Digamos que soy bastante curiosa.

-¿Y en cuanto a tu trabajo como psicóloga?

-Lo que más atiendo son adolescentes y adultos y, en el último tiempo, trabajo mucho más con gente de la tercera edad. Es un trabajo que me gusta mucho, y cuando se aborda el tema de la salud mental y la inclusión social, es algo que me resulta muy interesante, porque es fundamental que la gente tenga espacios de red social sobre todo, no solamente por una actividad, sino para poder vincularse con otros. Por ejemplo en Buenos Aires es difícil que eso suceda porque la gente está muy aislada, y creo que después de la pandemia todos hemos quedado bastante golpeados. También creo que existe, después de lo que nos tocó vivir, esa necesidad de agruparse, de generar proyectos, de armar redes. De hecho con mis colegas estamos tratando de pensar un poco este formato que acá en Buenos Aires está desmembrado. Por eso creo que debemos ir para el lado de lo comunitario.

-¿Cómo te trató la complicada época de la pandemia?

-Por un lado tenía el terror de que me toque algo de lo que pasó, pero por suerte tanto en mi caso como mis allegados zafamos. Y también digamos que por suerte también existe lo virtual, que me permitió seguir trabajando y eso ayudó a seguir con lo que uno venía haciendo y tratando de conectar con la gente. Aunque debo reconocer que en otros aspectos fue difícil, sobre todo en lo social, porque me considero un bicho social, y por eso en ese ámbito la situación me afectó como a todos.

-¿Hay más demanda de profesionales en salud mental luego de la pandemia?

-La afluencia de pacientes va y viene generalmente; pero desde la pandemia en adelante hubo una explosión de la demanda, y no creo que solo sea por ello, sino que también el sistema de prepagas y obras sociales va colapsando. Además funciona muy mal, pagan muy mal, los profesionales cada vez atienden menos por estas vías porque es mucho trabajo y mal pago, y por esto es que creció la demanda de atención privada y uno va viendo la manera de atender a la gente y que el tratamiento se pueda sostener, porque son tratamientos que requieren de disponibilidad económica. Además debemos tener en consideración el contexto actual, así que no es fácil desde ese lado. Es muy necesario que se revises cuestiones y que se repiensen cosas socialmente, que se arme una trama para sostener y contener, porque hay mucha gente que está como muy desenhebrada del sistema y es importante pensar en la atención de esas cuestiones, que son muy preocupantes.

-¿Y tu rol como escritora?¿De dónde surge?

-El tema de la escritura lo tomo quizás como una defensa, y no para decir ‘soy escritora’; como que soy de ‘afuera’ y me meto un ratito. Y es algo que me interesa y me resulta hasta terapéutico; de hecho a los pacientes los invito a que escriban y que puedan volcar al papel algunas cuestiones. Tuve la suerte de haber sido publicada, algo que no es fácil, aunque me sigue incomodando el nombre de escritora, me parece como muy grande, porque lo vivo más como una exploración.

-¿Cómo te enfocás en tu rol como escritora?

-Así como lo que hago es medio disperso, de la misma manera escribo; por ahí son intereses del momento que me empujan a que escriba algo. En su momento, por ejemplo, fueron libros sobre amor, que es un tema infinito, que nos atraviesa a todos y no caduca como motivo para escribir. También me volqué a la poesía. justamente este nuevo libro comprende una serie de haikus (N. de la R.: el haiku es una forma de la poesía japonesa, de estructura muy precisa, que se caracteriza por su enorme carga simbólica y metafórica, expresada en versos muy breves), donde quería volcar en palabras e imágenes lo que uno contempla: por ejemplo los pequeños detalles de adentro y de afuera, del interior y del exterior… Por otro lado me metí con la historia familiar. En mi caso vengo de una familia judíoalemana, donde hay mucha historia tenebrosa, o sea que pasé del humor a la oscuridad, pero es un tema que me interesó mucho trabajar, incluso lo transgeneracional, cómo las historias pasadas van calando en las generaciones siguientes. Lo tomé como un trabajo terapéutico y de cierre de heridas, que por  ahí a uno no le tocaron en la propia vida pero sí a sus ancestros. Trabajé además sobre el tema de los duelos que no se cerraron, y con historias que se corresponden con lo que pasó en Argentina con la dictadura. No está mal recuperar ese tipo de historias, porque en definitiva forman parte de nuestras vidas, donde se incorpora lo más trágico, lo más dramático y se sigue adelante incorporando el humor. Y me parece que en el libro está esa clave donde a través del humor, al estilo de un bufón, se pueden decir algunas verdades…

-¿Cómo surge “Agenda para solteras”?

-En “Agenda para solteras” me interesaba trabajar con historias en relación al amor, pero desde el humor, para poder decir esas cosas que por ahí duelen y angustian, pero con un tono con el que el lector puede identificarse con esos recorridos, que son vivencias que rondan en el loco mundo de las parejas.

-¿Y cómo visite la puesta de Trillo 77? Estuviste justamente en la noche del estreno…

-Me resultó muy satisfactorio ver en forma tridimensional mis cuentos, como que le dieron ‘cuerpo’ a los textos, y por eso es que decía que me hice fanática de Trillo 77. De hecho hemos ido a distintas funciones, en Rojas, en las localidades y también en Salto, así que me siento muy contenta con el grupo humano y lo que han conseguido porque estamos hablando de que han logrado hacer reír a la gente, lo que no es tarea sencilla.

-La última: se sabe en Rojas que no sólo le facilitaste a Trillo 77 todos los pasos para que pudieran utilizar tu obra, sino que además donaste las regalías por derecho a la campaña local pro tomógrafo…

-Para mí el hecho de haber podido colaborar con la campaña del tomógrafo es una satisfacción, porque en lo personal fue como un regalo el llamado de Cora Albamonte y todo lo que vino luego, que nunca me lo hubiese imaginado, porque era un proyecto que pensaba que estaba cerrado, que había sido muy lindo en su momento, y terminó resurgiendo como el Ave Fénix. Así que, a modo de agradecimiento, se me ocurrió esta manera de colaborar con la comunidad, en un proyecto tan interesante e importante.

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