Se trata de un tipo de vino que claramente no goza de la popularidad de los tintos o los blancos, pero sin dudas cuenta con una fiel base de fanáticos y entusiastas que los prefieren antes que cualquier otro.
Por
Redacción El intransigente
El vino rosado presenta matices sorprendentes y engloba tradiciones impresionantes en algunas de las denominaciones de origen más importantes de Europa. Su meteórico ascenso en popularidad en las últimas décadas ha creado secciones completas de locales y cartas de vinos dedicadas al vino rosado en todo el mundo. Y, aunque su elaboración puede no ser tan sencilla como la del vino blanco o tinto, los fundamentos del rosado no son tan intimidantes como podría pensarse. A continuación, presentamos un desglose de las principales variantes del rosado.
No son pocas las personas que creen que todo rosado es una mezcla de vino blanco y tinto, pero la mayoría de las botellas son resultado de la maceración o del uso del método de sangrado. Mezclar vino tinto con blanco solo es común en el Champagne rosado. Otra idea errónea, heredada de la época del Zinfandel blanco estadounidense, es que el rosado es semiseco o incluso dulce. Lo cierto es que la mayoría de los rosados europeos de calidad son secos, al igual que las ofertas de un número cada vez mayor de productores del Nuevo Mundo.
Técnicas de elaboración del vino rosado
Suele escucharse entre los especialistas la expresión «rosado intencional«. Se refiere a las uvas cultivadas y cosechadas específicamente para elaborar vino rosado, en lugar de utilizar uvas sobrantes de la producción de otros vinos. Por lo general, las uvas se cosechan temprano para preservar su acidez y sus brillantes sabores frutales, tras lo cual se realiza una maceración limitada.
El proceso de maceración es el mismo que siguen los enólogos para el vino tinto: estrujan las uvas y dejan reposar el mosto en los hollejos. En comparación con la producción de vino tinto, el periodo de maceración del rosado es mucho más corto, y varía de unas pocas horas a una semana; cuanto más corto sea el periodo, más claro será el color. Tras la maceración, el vino se fermenta hasta su completa sequedad.
Prensado y Saignée
El prensado directo es una variante que permite elaborar rosados muy pálidos a partir de bayas de piel más oscura, aunque este estilo se asemeja más a la elaboración de vino blanco que a la de tinto. En lugar de dejar macerar, las uvas se prensan lentamente y el mosto se separa inmediatamente de los hollejos. A medida que los hollejos se rompen durante el prensado, aportan un toque de color y sabor al mosto. Este método produce un rosado delicado, de tono más claro, con sabores cítricos por encima de los intensos frutos rojos.
Saignée, por otro lado, es un término proveniente del francés, que puede traducirse como «sangría» o «sangrado«, la sangría suele ser un subproducto de la vinificación de vino tinto, más que un vino rosado elaborado intencionadamente. Esta técnica es común en regiones donde los vinicultores buscan producir tintos concentrados, intensos y con gran sabor. Para elaborar un rosado sangría, los vinicultores extraen una parte del mosto de un tanque de uvas tintas estrujadas. Lo que queda en el tanque se destina a vino tinto, y al tener una mayor proporción de mosto y hollejo, el vino resultante aporta mayor concentración, color y taninos. Por otro lado, el mosto más ligero se vinifica por separado para elaborar el rosado.