Enrique González, misionero de la congregación del Verbo Encarnado, habló con Cadena 3 acerca de la situación que padece Alepo, la ciudad más poblada del país fuertemente afectado por el terremoto.
Un terremoto de una magnitud de 7,8 ocasionó un total desastre tanto en Turquía como en Siria, especialmente en la ciudad de Alepo, la más poblada de este país, y donde vive el sacerdote argentino Enrique González, quien habló en Cadena 3 de la situación que se vive tras el sismo.
El misionero de la congregación del Verbo Encarnado señaló que se esperan heladas por la noche y que el desastre natural se dio en un contexto de muchísimo frío en el país.
«Hay que tener en cuenta que acá en Alepo y en Siria en general la crisis de la guerra no se ha terminado; a eso se le suma la crisis económica que causan los bloqueos comerciales y financieros, y sumado a esto, el terremoto y sus efectos», comentó.
Sobre esto último, aseguró que «hay una sensación real de pánico porque en cada repetición del temblor que hay a cada rato es un edificio que se cae, una fachada de edificio que se desarma, grietas en los pisos, y el miedo de lo que puede suceder».
También contó que no hay electricidad ni gas en la ciudad, por lo que «el frío penetra».
Reveló que su congregación abrió los conventos para recibir gente; teniendo por el momento 80 personas a su disposición.
Y agregó que «la situación es de caos», y, aunque «el Estado está evidentemente, la Policía trate de ayudar en lo que se puede, es una catástrofe que excede las buenas disposiciones que pueda tener el Gobierno o quien sea».
Y amplió: «En este momento la solidaridad propia del ser humano está aflorando; las Iglesias acogen gente, los teatros o los gimnasios también, la ayuda de la Cruz Roja, Cáritas y varias asociaciones cristianas».
Además contó que él se ofreció ir a Oriente Medio cuando tenía 19 años y estaba en Argentina. «Siempre me atrajo Oriente Medio; y cuando fue la guerra de Siria en 2016 me llamaba mucho la atención la situación de la persecución de los crisitianos, entonces bueno, ya que soy misionero y me ofrezco a llevar a Cristo a los lugares que más cuesta, elegí esto».
«Cristo, nuestro Dios, vino a redimir el género humano a través del misterio del dolor, pero el misterio del dolor está en el ser humano, junto con el misterio del sufrimiento», manifestó.
Por otra parte, reveló, curiosamente, que «la reacción que la gente tiene es de acción de gracias, es una reacción positiva». Y siguió: «Damos gracias a Dios de que esto también lo estamos pasando y agradecemos a Dios el don de la vida y que nos da esta posibilidad para superarlo. Éste es el común denominador de lo que se respira entre cristianos y entre musulmanes».