Existe un dato que quizás no conocías del monumento más importante de la ciudad de Rosario, y es que tardó casi medio siglo en poder completarse. El Monumento a la Bandera Nacional, esa gigantesca estructura de piedra situada junto al río Paraná, tiene historias que van mucho más allá de su función patriótica. Ya desde su inauguración en el año 1957, este icono de la ciudad rosarina se ha convertido en el símbolo indiscutible de uno de los lugares más importante de Argentina, que posee increíbles secretos para aquellos que se atreven a explorar más allá de las postales tradicionales.
Un proyecto que esperó décadas
La idea original surgió cuando el gobierno nacional decidió que Rosario necesitaba un monumento digno de ser el lugar donde Belgrano izó por primera vez la bandera nacional. Pero entre las crisis económicas, guerras mundiales y cambios en el poder político, estos planes quedaron en suspenso. Hasta 1898, cuando se colocó la primera piedra. La tarea de diseñar la colosal estructura recayó en el arquitecto Ángel Guido y el escultor José Fioravanti, quienes finalmente combinaron diferentes elementos arquitectónicos estilísticos, que iban desde líneas Art Déco hasta influencias precolombinas.
En la construcción participaron trabajadores de Rosario que pasaron meses tallando cada detalle en piedra. Algunos veteranos locales cuentan que las familias, en su mayoría humildes, que acogieron a estos artesanos quedaban fascinadas al ver cómo surgían formas de bloques aparentemente inertes. Si estás pensando en visitar este monumento y otros rincones de la ciudad, descubrí las mejores opciones en pasajes a Rosario en micro, con salida desde la terminal de Buenos Aires, para organizar tu escapada.
Cifras impresionantes
La Torre Central tiene 70 metros de altura, y para llegar a su mirador hay que subir 240 escalones, un ejercicio que vale la pena cuando se obtiene como recompensa unas vistas panorámicas del río y de la ciudad que te dejarán sin palabras. Todo el complejo abarca 10.000 metros cuadrados y alberga una Galería de Honor de las Banderas de América. Bajo la torre se encuentra la Cripta, un espacio simbólico y un homenaje a Belgrano, aunque su cuerpo no se encuentra allí, mientras que los monumentales Propileos sirven como entrada ceremonial.
Belgrano y su vínculo con Rosario
Por razones bastante estratégicas, Manuel Belgrano eligió Rosario como el lugar donde izó la bandera el 27 de febrero de 1812. Al estar junto al río Paraná, permitía el control del tráfico fluvial y la defensa de la costa contra posibles invasiones realistas. La decisión fue tan acertada que, aunque el gobierno de Buenos Aires desaprobó la creación de la bandera, la historia dio su veredicto a favor de Belgrano. En ese momento, Rosario era solo un pueblo con más de 5.000 habitantes, pero su posición geográfica ya tenía un futuro prometedor. Belgrano, que además de militar era economista, seguramente previó el futuro estratégico del lugar: hoy en día, la ciudad tiene más de un millón de habitantes y es el tercer centro urbano más importante del país.
Un lugar que no solo es para observar
El Monumento a la Bandera no es solo una atracción en la que uno se detiene para tomar fotos y luego sigue su camino. Durante las noches, los espectáculos de luz y sonido tienen lugar con bastante frecuencia y convierten la estructura en un lienzo sobre el que se proyecta la historia argentina. Además, este es un lugar para eventos culturales que van desde conciertos hasta exposiciones de arte, lo que significa que el espacio público se convierte en una galería abierta.




