NICOLÁS KASANZEW, PERIODISTA Y CORRESPONSAL DE GUERRA

“Malvinas: la gran causa nacional”

Tal la reflexión que, en el año en el que se cumplieron cuatro décadas de la Guerra de Malvinas, nos brindó en nota exclusiva en El Nuevo en Radio Kasanzew, quien no sólo realizó una tarea profesional impecable en las Islas durante toda la duración del conflicto, sino que es actualmente uno de los principales difusores de la verdad histórica de Malvinas, y permanente reivindicador de los VGM

 

“Malvinas es la gran causa nacional y la única en la que están de acuerdo el 99,9 por ciento de los argentinos. Pero más allá de eso Malvinas no es el pasado: Malvinas es el futuro, si es que tenemos futuro como nación, porque es la única causa que puede cerrar la grieta que tenemos y sobre todo devolver los valores eternos de los que hicieron gala nuestros combatientes. Porque sin esos valores eternos como el coraje y el amor al prójimo, no vamos a poder resurgir como nación. En el ejemplo de los combatientes está ese tónico moral, si se conociera, pero el problema está en que se ha ocultado durante 40 años”.

Tal la reflexión que, en el año en el que se cumplieron cuatro décadas de la Guerra de Malvinas, nos brindó en nota exclusiva en El Nuevo en Radio el periodista y corresponsal de guerra en el TOAS, Nicolás Kasanzew, quien no sólo realizó una tarea profesional impecable en las Islas durante toda la duración del conflicto, sino que es actualmente uno de los principales difusores de la verdad histórica de Malvinas, y permanente reivindicador de los VGM. En ese cometido, recomendamos fervorosamente consultar el impactante y esclarecedor material acumulado en su canal oficial de Youtube, generosamente accesible al público en general.

En ese sentido, hace pocos días falleció otro veterano de guerra, en este caso el capitán Jorge Svendsen (indicativo Picho), mítico helicopterista que participó de toda misión posible: desde rescates en el mar (como en el caso del capitán “Cacha” Arca) hasta misiones de combate y de apoyo a los grupos de comando.

“Del Picho Svendsen, comandante del escuadrón de ataque B de los helicópteros de aviación de Ejército, afortunadamente podemos decir que después de su muerte fue reconocido, e inclusive hubo notas en medios importantes como Perfil y La Nación. Pero hay una cuestión, y es que el bronce y el mármol no escuchan los aplausos, aplausos que se los tendrían que haber dado al Picho Svendsen en vida, porque no se convirtió en héroe al momento de morir, sino que lo era antes, y no había sido reconocido como tal”, deploró Kasanzew.

Y agrega: “Estos arquetipos que son nuestros combatientes de Malvinas elevan la vara porque el heroísmo es una levadura que actúa a través del espacio y del tiempo siempre. Y al elevar la vara eleva la población. Pero evidentemente a los políticos no les conviene una población elevada: es mucho más fácil llevar de las narices y engañar a una población que tiene como arquetipo a algún futbolista o un personaje de la farándula y no a estos representantes de los valores eternos que, reitero, pueden ser la palanca de Arquímedes que dé vuelta la decadencia Argentina si se conociera lo que hicieron durante la guerra”.

Pero Kasanzew, además, y con el concurso de los testimonios de los VGM, marca sin medias tintas un aspecto fundamental respecto de la Guerra de Malvinas: “Hay muchas preguntas que uno podría hacerse 40 años después, fundamentalmente una muy dolorosa que es acerca de nuestros generales y almirantes: ¿fueron pusilánimes, fueron cobardes o directamente fueron traidores? Porque los que combatieron fueron los oficiales más jóvenes, los suboficiales y los soldados conscriptos, mientras que los altos mandos sabotearon el esfuerzo bélico argentino, nunca se jugaron. Para el generalato parecía que eran un sonido hueco las palabras del Himno Nacional: “O juremos con gloria morir”. La flota de mar no fue empeñada en combate, para desmayo por supuesto de sus oficiales más jóvenes que no fueron los responsables, sino que los responsables fueron los almirantes y los generales que nunca se jugaron”, subraya. Y por si el punto no queda claro, añade, irónico y terminante: “Nosotros no perdimos la guerra por tener soldados de 18 años, sino porque los generales y almirantes de 50 prefirieron comerse 3 mil bifes de chorizos más en su vida que pasar al bronce”.

-¿Cómo llega un periodista a ser corresponsal de guerra, Nicolás?

-Siempre me atrajo la adrenalina en la profesión de periodista, pero uno no sabe cómo va a reaccionar hasta que no escucha los primeros tiros, no sabe cómo el organismo puede responder. Pero en mi caso había cubierto algunas guerras civiles en Centro América, previo a Malvinas, entre los años 79 y 80, y había comprobado que no me paralizaba el miedo: la gran cantidad de miedo paraliza la pequeña cantidad de miedo, y eso es agradable, es excitante, hay una adrenalina, uno se siente intensamente vivo. Siempre, desde chico, quise estar en una guerra de alta intensidad, no de baja intensidad como eran las guerras en Centro América, primero y principal porque mi padre había estado en la Segunda Guerra Mundial y yo quería probarme a mí mismo para ver cómo iba a reaccionar. Además era un fanático de la historia y me hubiese gustado desde chico participar en un hecho histórico, y siempre fantaseaba desde chico con la recuperación de Malvinas, porque era la única aventura noble que podía correr un argentino, recuperar esas tierras usurpadas. Pero hay que tener mucho cuidado con los deseos intensos porque finalmente se cumplen, tanto sea una guerra, una novia o un trabajo, si uno lo desea intensamente se le va a dar. De hecho ni siquiera estaba en Canal 7 cuando ocurre el 2 de abril y no me explicaba porqué entre mil periodistas me toca a mí ser el único junto al camarógrafo en haber cubierto toda la guerra desde Malvinas, cuando había tantos periodistas en el continente que venían a hacer sus notas y después se volvían. Cuando el 2 de abril, iba a ser recontratado, sin sospechar lo que se venía, porque me habían dicho que fuera a grabar una promo de mi reingreso al noticiero. Pero a la mañana Víctor Sueiro, colega y amigo, me llamó enfervorizado y me dijo que habíamos recuperado Malvinas… ¡Me quería matar porque estaba en mi casa de traje y corbata…! Así que voy de traje y corbata al canal, le pregunto al productor a quién había mandado, y me dijo que a nadie porque uno tenía que conducir tal cosa, el otro tal otra, y entonces le dije que me mandara, y me dijo que vaya. Y allí me di cuenta que lo había planificado, porque sabía que me gustaba ese tipo de cobertura, tenía cierto tipo de experiencia y hablaba inglés, así que de traje y corbata partí para Comodoro y luego a Malvinas.

-¿Por qué se inicia apenas terminado el conflicto, ese feroz proceso de “desmalvinización”, que aún hoy subsiste?

-Hubo una convergencia perversa de dos ocultamientos: primero, del gobierno militar. que quería tapar sus miserias, y después de los gobiernos civiles posteriores, que quisieron tapar las grandezas, o sea los hechos heroicos de nuestros combatientes. Los jefes de la Junta Militar tenían la cola de paja; entonces la orden del nuevo hombre fuerte del gobierno, una vez que voltearon a Galtieri, fue la del general Nicolaides, para quien Malvinas no existió. Por eso escondieron a los soldados, no les dieron apoyo ni contención, ni psicológica ni psiquiátrica, andaban sin trabajo, y muchos se suicidaron. Luego vino el gobierno de Alfonsín que fue furibundamente desmalvinizador, por una cuestión que se explica en la pequeña historia, porque muchas veces la pequeña historia explica la gran historia: Alfonsín había sido compañero del Liceo Militar con Galtieri, Anaya y Harguindeguy, algo que ignora bastante gente. Y parece ser que en ese convivir en el Liceo Militar, Galtieri era el que molestaba y le hacía bullying al “gordito” Alfonsín y Harguindeguy lo defendía. Y esa relación de amor-odio continuó toda la vida, y Alfonsín transmutó el odio desde infante a Galtieri al resto de lo que tuviera que ver con Galtieri, o sea Malvinas. Alfonsín fue quien prohibió conmemorar el 2 de abril, ordenó que sacaran los restos del primer héroe del Panteón Naval, donde estaban, y los tiraran en un lugar horrible, en un cementerio de Mar del Plata, y tantas otras cosas que se explican por eso. Y al mismo tiempo, cuando empiezan a meter presos a todos los generales por violación a los Derechos Humanos, al único que nunca tocaron fue a Harguindeguy, amigo de Alfonsín, que había sido ministro del Interior de Videla, es decir el responsable número uno de la desaparición de personas.

 

PAGANDO EL PRECIO

“Cuando volví de Malvinas me hizo una nota un productor de la NBC, la cadena norteamericana con quien había coincidido en la cobertura de la guerra civil en Nicaragua. Él me palmeó el hombro y me felicitó, y además me dijo que ni yo ni mis hijos desde ese momento íbamos a tener problemas de trabajo en este país. Pero resulta que estaba muy equivocado, porque primero me prohibieron los militares, que me hicieron una campaña de desprestigio porque yo estaba escribiendo mi libro, no sabían qué iba a poner, y querían desactivarme como testigo, y después me prohibió personalmente Alfonsín, por ese odio que le tenía a Galtieri y a todo lo que tuviese que ver con Malvinas. Me fue bastante duro mantener a mi familia. No me quería ir del país, aguanté hasta el año ‘90, pero en ese año a la tercera oferta que me hicieron para trabajar en la televisión hispanoparlante de Miami tuve que aceptar, porque había que mantener a la familia y tenía muchísimas dificultades para conseguir trabajo”.

 

UN PERIODISTA VGM

“En el año ‘86 cuando todavía no había ninguna pensión ni ningún beneficio, eran todos maleficios ser veterano; pero por un milagro de la naturaleza el Congreso de la Nación equiparó a los civiles que estuvimos en Malvinas con los soldados combatientes, o sea que nos dieron el diploma de excombatiente, con lo cual legalmente soy veterano de guerra. El haber estado codo a codo con nuestros soldados en una guerra por una causa noble y seguir teniéndolos de amigos hasta el día de hoy compensa absolutamente cualquier sinsabor que haya podido pasar, incluso en el plano profesional. Afuera me fue muy bien, aunque hubiese preferido hacer la carrera en mi país, lo que no se dio, pero en cuanto pude, después que me jubilé, me vine para trabajar y vivir en mi país”.

 

LAS HERMANITAS PERDIDAS

“La evolución de Malvinas en las agendas políticas de los gobiernos es todo humo, porque a un país que está de rodillas, que carece de fuerzas armadas, no lo escucha nadie. Esto ya lo decía Federico el Grande de Prusia: una diplomacia sin un ejército fuerte atrás es una orquesta sin instrumentos. Vos tenés que contar con fuerzas armadas con poder de disuasión, para poder decir «escucháme, porque mirá lo que tengo acá», y nuestros políticos se han encargado de que no tuviéramos fuerza de disuasión para entablar conversaciones y que no escuchen. Por eso es todo cháchara estas conversaciones diplomáticas. Gracias a nuestros genios tecnológicos, entre ellos el Comodoro Guerrero, desarrollamos el misil Condor II, que podría haber sido un efecto de disuasión por el largo alcance que tenía y podía llegar a Malvinas, pero nuestros políticos lo desactivaron. De Alfonsín para adelante se instaló en todos los gobiernos que no tenemos hipótesis de conflicto, cuando el conflicto está, cuando tenemos parte del territorio nacional ocupado por tropas extranjeras. Por eso lo que necesitamos es que llegue finalmente un patriota al poder, porque evidentemente hasta que eso no ocurra no va a pasar nada con Malvinas. De todos modos, primero hay que recuperar el país, que está destrozado, ya que sólo recuperando al país podemos llegar a pensar en recuperar Malvinas. Pero Malvinas puede ayudarnos a recuperar el país; porque el ejemplo de los héroes de Malvinas puede ser el tónico moral que ayude a restaurar el país, y a partir de allí podamos pensar en recuperar Malvinas. Inglaterra está en un estado prácticamente de descomposición, al borde de una implosión demográfica; además se retiró de la Unión Europea, y se le quiere separar Escocia, y también Irlanda. Cuando llegue ese momento de la implosión, si nosotros estuviésemos de pie, a Malvinas no la iban a poder mantener como una colonia a 14 mil kilómetros de distancia, por lo cual acería como una fruta madura a nuestras manos… Pero siempre y cuando estemos de pie”.

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