Durante el primer trimestre del año, las ventas al exterior de harina de soja argentina aumentaron un 41% interanual al alcanzar los 5 millones de toneladas, según indicó la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR). No obstante, este número se ubica un 9% por debajo del promedio de lo exportado en el último quinquenio.
Según las estimaciones de Oil World, en los tres primeros meses de 2024 las exportaciones mundiales de harina de soja se incrementaron un 19% interanual, llegando a un récord de 17,2 millones de toneladas. El mayor crecimiento se dio en Argentina que, de acuerdo con la entidad, registró ventas externas por 2 millones de toneladas en el mes de marzo.
Después de 25 años (casi ininterrumpidos), en la campaña 2022/23, debido a la sequía, Argentina perdió el primer puesto como exportador mundial del subproducto a manos de Brasil, pero las proyecciones indican que recuperaría su liderazgo en la campaña actual.
Tal como señalaron Emilce Terré y Belén Maldonado, analistas de la Bolsa rosarina, el crecimiento de las exportaciones de harina de soja se corresponde con una mayor molienda de la oleaginosa que, según datos de la Secretaría de Bioeconomía y estimaciones de la misma BCR, habría ascendido a 6,6 millones de toneladas en el primer trimestre de 2024, lo cual significa una suba interanual de 19%. De todas maneras, ese volumen es menor al promedio del período en los últimos cinco años que fue de 7,7 millones de toneladas.
“Lo que permitió el incremento en la molienda fue que hubo una mayor disponibilidad de suministros de la oleaginosa, no sólo a través de importaciones que se mantuvieron elevadas, sino también por las mayores compras en el mercado interno”, dijeron las especialistas de la entidad. Las importaciones de poroto de soja totalizaron 1,4 millones de toneladas entre enero y marzo. En tanto, las compras internas de soja de la campaña 2022/23 fueron de 3,1 millones de toneladas en el último trimestre de la campaña.
Los precios de exportación del subproducto desde los puertos del Gran Rosario cayeron un 25% en relación al promedio de abril de 2023. “Queda por ver si este retroceso de precios resulta suficiente para reactivar la demanda mundial vía importaciones, dadas las abundantes perspectivas de oferta, o si las cotizaciones continuarán por sendero descendiente”, expresó Terré. (DIB)