La Asociación Argentina de Empresarios del Transporte Automotor (AAETA) conmemoró el cumpleaños número 15 de la tarjeta SUBE de una manera particular. Luego de las críticas que les hiciera Jorge D’Onofrio por el precio del boleto, las compañías de colectivos reflotaron un viejo planteo: cambiar el esquema de subsidios.
A través de un breve comunicado, la AAETA marcó que la SUBE tiene al 90 por ciento de sus usuarios registrados. Esto permitiría, según su mirada, que el Estado le transfiera a cada usuario los fondos que le corresponden para abaratarle el precio del boleto. En rigor, esto ya se pone en práctica con los descuentos que reciben, por ejemplo, los jubilados, pero este universo representa a apenas el 10 por ciento del total de los subsidios.
«Los subsidios deben trasladarse directamente a las personas», señalaron desde la entidad. Esta idea se complementaría con una desregulación tarifaria que les permita poner valores acordes «a los costos de operación». Actualmente, las empresas reciben los aportes estatales directamente en función de lo que el Gobierno Nacional determina que necesitan y para aumentar el boleto deben contar con autorización. Según denunciaron, este esquema los perjudica.
De acuerdo a las estimaciones de la AAETA, en junio el costo promedio de un boleto sin subsidio fue de 1317 pesos. Mientras tanto, recaudaron unos 863 pesos contando el boleto vendido más la compensación que les da el Estado. Esto implicó pérdidas de más de 54 mil millones de pesos en el mes. En este panorama, si no les autorizan actualizar la tarifa o le aumentan las compensaciones el servicio que prestan será cada vez peor.
Vale recordar que el Gobierno Nacional prometió encarar esta reforma a fines de diciembre, pero luego no avanzó. Lo que sí hizo fue abrir el sistema de pago a otras modalidades sacándole el monopolio a la SUBE. Mientras tanto, la crisis económica del sector persiste y no solo en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA)
