Goyo Boixart: El científico y el músico detrás de “Gregorio”

Con su impactante “La inmensa soledad”, Goyo sacó a la luz una parte más que interesante de “Gregorio”, el proyecto musical en el que trabaja en solitario, aunque con invitados, desde hace tiempo – Mientras tanto, sigue adelante con su actividad científica, como becario del CONICET

 

Como oportunamente adelantáramos, Gregorio Boixart, con su tema «La inmensa soledad», fue el ganador de la 2da. Edición del programa «Cazando Talentos», organizado por la dirección de Cultura de la comuna.

El objetivo de la propuesta es impulsar a los músicos y cantantes oriundos de Rojas a concretar y realizar sus obras. El programa «Cazando Talentos» ofrece la producción completa y grabación, mezcla y master de la canción elegida a través de la decisión unánime de un jurado, y la posibilidad de un vídeoclip o una sesión en vivo.

“Cazando talentos” es una propuesta diseñada justamente por el artista visual Fede Raposo Aloé y el músico y productor Javier Cardigni, que cuenta con el apoyo de la dirección municipal de Cultura.

Con su impactante “La inmensa soledad”, Goyo sacó a la luz una parte más que interesante de “Gregorio”, el proyecto musical en el que trabaja en solitario, aunque con invitados, desde hace tiempo. Mientras tanto, sigue adelante con su actividad científica, como becario del CONICET.

GOYO HABLA DE “GREGORIO”

«En estos momentos estoy en Barcelona por cuestiones laborales, ya que por un lado me dedico al plano de la música, pero por otra parte tengo un trabajo formal porque soy geólogo y trabajo para CONICET”, nos contó esta semana vía telefónica desde Europa Goyo Boixart.

«Llegué a España hace muy poco mediante una beca, y fue para instalarme en Suiza, pero ahora estoy visitando a un amigo, hasta regresar a Ginebra donde estoy establecido, donde estoy haciendo un máster en recurso geológico», explica, respecto de su actividad científica, para El Nuevo en Radio. En ese sentido comenta que “la carrera la hice en la Facultad de Exactas y Naturales de la  UBA y cuando terminé me presenté para una beca doctoral en el CONICET, así que una vez que me la dieron arranqué en el mundo académico científico, un proceso que es difícil de explicar: por un lado es bastante frustrante pero a la vez es muy lindo, pero requiere sobreponerse a un montón de pasos en falso, porque generalmente, dependiendo del área, estás de alguna manera en el horizonte del conocimiento. Por eso es medio difícil de encontrar información o lecturas; no es lo mismo que el arte o la literatura, de lo que hay millones de materiales. En tanto nuestro trabajo en parte pasa por incorporar conocimiento nuevo a lo establecido».

-¿Y por qué te volcaste por la geología?

-Creo que, al igual que muchas personas que tienen la oportunidad de estudiar que no viven en un lugar sin universidades, uno elige lo que tiene disponible. En mi caso no tenía muy en claro qué hacer, hasta que fui a la ExpoUBA y me incliné, dentro del área de la ciencia, por la geología, por una cuestión de curiosidad, porque no tenía idea de qué era. Sin embargo me encontré con un mundo agradable, con una comunidad muy linda, que me llevó a conocer lugares increíbles y también a desarrollarme de una manera muy amplia. He participado de muchos trabajos de campo, fundamentalmente cuando estudiaba, algo que es muy lindo. Hay un montón de tareas de campo, en escuelas de campo, donde no solo aprendés trabajar como geólogo sino también a convivir y resolver situaciones que muchas veces no son amenas. Pero mi doctorado particularmente pasa por el lado de las computadoras, de modelos de computadoras. Así que colgué los borcegos y me dediqué más a la compu (risas)…

-¿En qué se basó la tesis de tu doctorado?

-En el modelado de la formación de volcanes; básicamente cuando los volcanes están en erupción, por un montón de fenómenos internos, se genera en la superficie un fenómeno de inflación, que también puede ser deflación, y que se puede medir de varias maneras. Mi trabajo está orientado a modelar la fuente de esa deformación con un tipo de medición remota, que se denomina interferometría radar, que son sensores que tienen la capacidad de medir la diferencia de altura que hay entre dos adquisiciones. Por ejemplo, en Argentina, la CONAE tiene dos satélites en órbita que pueden generar interferometría radar que son el A y el B. Se trata de una misión nacional que tiene esa capacidad, pero también hay otras misiones de varias agencias de todo el mundo que usan esos productos para medir deformación, y en mi caso lo uso para medir deformación en volcanes. Esto tiene mucha injerencia en la alerta temprana de episodios de erupciones, o sea que puede darnos indicios de lo que puede llegar a pasar. Pero hay un montón de variables y no se puede saber a ciencia cierta cuándo se producirá una erupción, aunque hay un montón de parámetros que te ayudan a conocer en qué estado se encuentra el sistema volcánico.

-¿Y cuándo aparece la música en tu vida?

-La música está en mi vida desde chiquito, porque recuerdo ir cantando por la calle, armando melodías, armando mis propias canciones, en tanto más de grande, cuando me fui a estudiar a Buenos Aires, institucionalicé la música: arranqué a tocar instrumentos, y formalizar eso que hacía en canciones. Y hace cinco años se me dio por arrancar un proyecto que se llama “Gregorio”, que fue como ponerle el cuerpo a eso que me pasaba de querer hacer música, proyecto en el cual soy el intérprete total: mi idea era ser el compositor, quien tocaba todos los instrumentos, el que se grababa, el que se producía y también el que mezclaba, con todas las falencias que eso implica, además porque era bastante novato y no soy muy bueno (risas)… Pero el desafío estaba en hacerlo. Hace cinco años que estoy con el proyecto y me ayuda un poco a escapar de las frustraciones de las que hablaba y ponerle musicalidad al lugar donde vivo, que es muy hostil, como lo es Buenos Aires. Son condimentos que se fueron agregando a este proyecto que he presentado en esta iniciativa (“Cazando Talentos”), que está muy buena, porque hay muchísima gente que hace cosas en Rojas y poder darle un marco para sustentar grabaciones es muy lindo. Además sirve para animar a aquellos que quieren desarrollarse, en este caso en el plano de la música. Por eso va el agradecimiento para el área de Cultura de la comuna.Esto redunda luego en una difusión muy grande, porque más allá de que en mi caso trato de publicar mis canciones, tengo álbumes publicados y demás, alcanzar a la gente y lograr que te escuchen es muy difícil. Por eso esto significa un atajo increíble, y que personas que nunca te hubiesen escuchado te empiecen a escribir o te feliciten, termina siendo un mimo para un trabajo que tal vez es silencioso.

-¿Tocás todos los instrumentos en “La inmensa soledad”, además de cantar y hacer voces?

-Generalmente todos los instrumentos los interpreto yo, pero en esta canción particularmente, si bien está compuesta e ideada por mi, el piano lo grabó un amigo, y como él toca mejor que yo, quedó la grabación de él y no la mía. Se trata de Julián Olivar, que lo hizo muy bien.

-¿Cómo producís tu material?

-Grabo todo en mi casa, con pocos elementos, porque soy hijo, y agradecido, de la digitalización de la música y de la oportunidad que te dan los diferentes programas, lo que llamamos plataformas de audios digitales libres, que te dan un sinfín de oportunidades para poder concretar diferentes ideas que quizas a muchas personas le han quedado en la cabeza y gracias a la tecnología lo pueden llevar a cabo. Incluso muchas veces lo he realizado con un teléfono celular, que puede ser la versión definitiva, un demo o una maqueta, pero te sirve para al menos mostrar lo que está en tu cabeza. Tengo un lugar en casa donde algunas veces juego, otras me pongo a grabar, otras veces me ayuda mi pareja, Luciana, y si bien “Gregorio” es una banda de una sola persona, muchas veces cuenta con distintas colaboraciones que muestran un aspecto colectivo de la música, que muchos camuflan diciendo que una idea es solo de uno, pero la realidad es que todos trabajamos y hacemos música copiando de otras personas, haciendo reinterpretaciones, dándole nuestra impronta, pero al fin partieron de alguien anterior.

-¿Cómo componés?

-Generalmente sale algo como una idea musical que después interpreto líricamente, lo paso a prosa… aunque seguro que la mayoría de las veces esto queda en un cementerio de megabites en la compu (risas)… También estoy llevando adelante un taller de composición con Santi Adano, que es un amigo, donde la idea es trabajar a la inversa. Son en definitiva herramientas que quiero incorporar a mi carrera.

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