JAVIER PALMIERI

El tango no necesitás hablar para comunicarte”

El experimentado instructor de tango pasó por los estudios de Radio Rojas para hablarnos del concurrido taller gratuito que lleva adelante en el Centro Cultural

 

El pasado jueves 4 de mayo a las 22 horas, el profesor Javier Palmieri dio la bienvenida a un entusiasta y numeroso grupo de vecinas y vecinos que se hicieron presentes en la primera clase del taller de tango que ofrece la dirección de Cultura de manera gratuita. Palmieri agradeció al municipio la posibilidad de generar un nuevo espacio que mantenga y potencie el baile del tango. También destacó al grupo de La Milonga de Rojas como un gran motivador de esta actividad en nuestro distrito. Las clases se brindan todos los jueves desde las 21 a las 23 horas en el Centro Cultural Ernesto Sábato. La propuesta de la Dirección Municipal de Cultura es abierta y gratuita, y permanece abierta, sin necesidad de experiencia previa ni requisitos de alguna indumentaria en particular.

De visita en Radio Rojas, Palmieri contó en El Nuevo en Radio que “desde Cultura me venían comentando del interés que había por las clases de tango, pero pasó que a medida que fueron transcurriendo los días se fueron sumando cada vez más interesados: para la tercera clase hubo que abrir las puertas y salir a bailar al hall central debido que a ya no entrábamos en la sala principal», cuando le comentamos la inédita respuesta que había tenido la convocatoria.

Javier explicó que “hay un grupo que ya tiene varios años de trayectoria, que se encuentra habitualmente en el Centro Español, donde se organiza la Milonga de Rojas, cuyos integrantes tenían la necesidad de contar con un profesor de tango, y a su vez tener la posibilidad de que las clases se extiendan a gente nueva por una cuestión del desarrollo del tango en Rojas. En lo personal hace más de quince años que vengo dando clases, pasando por diferentes lugares, Centro Español, Club Sportivo, Círculo Policial. Y ahora estoy en Maikan Sumaj, siempre con muy buena respuesta por parte de la gente, aunque encontrándome con un panorama diferente luego de la pandemia, porque cuando retomamos fue duro ya que mucha gente todavía tiene ese miedo a volver a abrazarse, al contacto, a los grupos».

-¿Cuándo te vinculás con el tango?

-En mi casa, por gusto de mis padres, por la mañana, siempre se escuchaba tango: estaba la radio, el cassette. Igualmente mis primeros años en la danza fue con el folklore con el Chango Rodríguez, hasta que a medida que fui creciendo me fui alejando del folklore y acercando al tango, primero tomando clases con un profesor que venía de Pergamino, siendo todavía muy pequeño. De hecho era el más chico de la clase, en el Centro de Jubilados, a los 10 años, y tenía como compañeros a gente muy grande que se reía al verme porque era muy chico también físicamente. Peroientras tanto iba memorizando y aprendiendo los pasos. Luego ese profesor dejó de venir y estuve un par de años desconectado hasta que en el Círculo Policial, en el 2005, empezó a venir un profesor de Junín, Gustavo Suárez, que terminó siendo mi formador principal dentro de mi baile. Con él tomé clases durante mucho tiempo y cuando dejó de venir, como yo ya tenía mi formación, dejó las clases a mi cargo, así que de esa manera arranqué en este camino. Siempre lo hice por cuenta propia, bancándome el salón, peleándola para buscar gente, invitando a todo el mundo. Les preguntaba a los conocidos si querían comenzar, y así me fui armando del grupo. Este año, una vez que retomamos tras la pandemia, hablé con Graciela Gallo y llegamos a un acuerdo para dar clases en el salón del Maikan, y por ser una academia me encontré con otra difusión, con gente que se fue sumando y que me permitió obtener otra llegada, hasta que tuve la oportunidad de que me convocara la gente de Cultura del municipio.

-¿Pensaste alguna vez en profesionalizarte?

-Anduve bailando por todos lados, aunque todavía no internacionalmente por una cuestión de que el tango es un hobbie en mi vida y no es mi sustento económico principal. Igualmente tuve invitaciones, aunque siempre opté por quedarme. Además sentía que estar con mis padres, con mi trabajo en la ganadería y también existe la comodidad de mi ciudad, donde tengo ya mi vida, mi pareja y un nene de un año y medio, que a los tres meses ya había pisado la primera milonga, así que veremos que decidirá en un futuro…

 

EL TANGO DANZA

«Cuando la gente se acerca al tango creo que lo hace para compartir con otras personas, para salir a bailar; y seguramente porque les gustó la música de toda la vida. Después empieza el hecho de salir a la zona y encontrarte con gente con la cual terminás haciéndote amiga, porque nosotros vamos a sus bailes y luego ellos vienen a Rojas. Es un circuito muy lindo. Pero también uno tiene la posibilidad, ya en cualquier lugar del mundo, de ir a una milonga y salir a bailar; porque lo que tiene el tango es que no necesitás hablar para comunicarte con la otra persona, el entendimiento pasa únicamente por el tema, algo que es fantástico… Al argentino lo veo como una persona muy apasionada, y dentro del tango la pasión es algo que se transmite en el abrazo; incluso uno puede ver los abrazos sentidos, o sea que uno está disfrutando y sintiendo la música mientras lo está bailando. Eso es lo que me pasa en particular. Después seguramente habrá gente a la que le llega más que a otra».

 

DIBUJANDO OCHOS

«El disfrute en el baile tiene que ver con el aprendizaje, porque cuando uno arranca a tomar clases lo hace con el pasito básico que es el que inicialmente memorizas. A veces, dependiendo del profe, es una estructura solamente para ir guiando al alumno a que se vaya abriendo a nuevos pasos. Entonces de un paso va saliendo otro y así sucesivamente. Así que uno aprende a marcar un paso,  luego aparece el abrazo, el aprender a llevar a la otra persona a la pista,  a interpretar la música e ir puliendo el oído. Una vez que se va adquiriendo determinada cantidad de pasos, uno empieza a romper esa estructura y lo que uno baila deja de tener una estructura fija: allí es cuando se empieza a disfrutar pura y exclusivamente de la música y te olvidás de qué pasito estás haciendo, y pasás a disfrutar del abrazo y de la música. A la gente le cuesta acercarse, sumarse a un grupo que ya está armado. Y muchas veces, cuando ya están en el grupo, pasa que les cuesta el abrazo, tanto a los hombres como a la mujeres, porque cuando les exijo el abrazo cerrado que es el abrazo bien milonguero, muchas veces se sorprenden, como que les cuesta entender que hay que abrazarse bien. Y esa la única manera, porque estamos hablando de un abrazo cerrado, de contacto. Me cuentan que tienen ese pudor, pero es algo totalmente normal y se va olvidando a medida que pasa el tiempo. Más aún cuando bailas con una y con otra persona: cuando se quieren acordar ya bailaron con todos, y en cualquier milonga se terminan abrazando con el primer compañero o compañera que vaya surgiendo, porque además se sigue utilizando lo del viejo cabezazo. Por supuesto, las milongas se han aggiornado un montón. De hecho las mujeres hoy en día sacan a bailar a los caballeros, cosa que antes no pasaba».

 

LAS REFERENCIAS

«Tengo dos bailarines de referencia a nivel mundial que son Carlitos Espinoza y Noelia Urtado: son bailarines internacionales y con un nivel destacado en varios ámbitos, siempre tomando en cuenta que hacen mucho de lo que yo hago, porque muchas veces lo que más se conoce popularmente es el bailarín o bailarina que son más famosos porque suben al escenario y show de tango escenario, que no es tango de salón, que es justamente lo que el milonguero critica. Por ejemplo, en los programas conocidos de tele vemos a los bailarines mostrando el tango y la persona que no entiende ve a una mujer levantando las piernas, haciendo verticales  y dando vueltas por el aire, lo cual es una parte del tango diferente a lo que se baila en las milongas, porque si vas a aprender a bailar no es eso justamente lo que vas a aprender. Por eso también hay que mostrar la otra parte, porque es la que verdaderamente va a motivar a que una persona se acerque a una clase para poder ir a bailar a una milonga».

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