En una charla íntima, la abuela de Plaza de Mayo Estela de Carlotto se refirió al Poder Judicial, recordó la complicidad de algunos jueces con la Dictadura Cívico Militar y aseguró que el presidente de la Corte Suprema, Horacio Rosatti, «es un delincuente».
Consultada por INFOCIELO sobre por qué cree que la Justicia es tan lenta, Estela afirmó que se debe a que «ha sido cómplice». «Hay, como hasta hoy, justicia que archiva un expediente y justicia que no, que lo trabaja, que lo saca. Felizmente también hay mucha justicia buena, muchos jueces excelentes», agregó.
«Pero también, y lo estamos viendo ahora con uno de los que preside la Corte Suprema, que es un delincuente. Está probado. Ojalá no fuera cierto, pero es cierto. Está probado y están pidiendo su desafectación», denunció la Abuela de Plaza de Mayo.
E insistió: «Entonces la Justicia cuando no quiere llevar adelante cajonea. Comodoro Py es un espanto. Uno entra ahí y no sabe adonde va a parar, porque no sabe también si no la van a dejar adentro a una por decir que movimos la ceja un poco, ¿no? Pero hemos entrado y vamos a seguir entrando todas las veces que sean necesarias».
45 años buscando nietos y pidiendo Justicia: La trayectoria de Abuelas de Plaza de Mayo
En otro pasaje de la entrevista con este medio, que se podrá ver completa el fin de semana en nuestro canal de YouTube, Estela de Carlotto recuerda cómo comenzó la lucha de las madres y abuelas. «Yo era maestra, directora de escuela, no tenía ni la más pálida idea de salir a hacer algo enfrentando la posibilidad de que me maten o me secuestren, porque lógicamente un hijo una hija es el alma de uno», rememoró.
Y contó el recuerdo de un encuentro que tuvo con Reynaldo Bignone en el edificio del Ejército Nacional. «Yo había hablado con el entonces jefe del ejército, Bignone. Porque yo como docente compartí con la hermana la docencia (n. de R: Martha Esther Bignone). Estuve en la casa de él, con su familia. Parecía un hombre bueno, cómo lo disimulaba… y él me dijo que los mataban a todos», comenzó a relatar.
«Cuando yo dije ‘si ya la mataron -hasta eso a solas en ese edificio fenomenal del ejército allá en Buenos Aires, con un revólver sobre el escritorio- entréguenme el cuerpo, que no quiero volverme loca buscando en los cementerios’, me tomó un dato más, yo salí de ahí destruida. Mi esposo me esperaba en una calle en el auto. ‘La mataron’, le digo. No, no la habían matado».
«Me enteré por una persona liberada que ella estaba viva, que estaba esperando un bebé, no sabíamos nosotros. Y ahí ya cuando yo y otras mujeres empezamos a reunirnos en diferentes casas para compartir lo que nos estaba pasando y ver qué hacíamos. Y ahí nace la asociación Abuelas de Plaza de Mayo».
«Por suerte encontré a mi nieto y la justicia creo que también ha llegado. Todavía falta. Hay muchos asesinos que no han sido juzgados y que están escondiditos. Hace poco uno cayó en manos de la Policía, estaba muy tranquilo en una casa fabulosa en un barrio muy de clase alta», concluyó la Abuela de Plaza de Mayo.