El Gobierno convoca al acto oficial por el Gral. San Martín

La actividad será encabezada por el intendente de Rojas, Román Bouvier, desde la hora 10 – El jefe comunal estará acompañado por autoridades municipales y delegaciones de instituciones – Además, se conmemora el 70mo. aniversario de la instalación del Monumento al Libertador en la plaza central

 

Mañana, a partir de la hora, 10, tendrá lugar en la explanada central de la plaza San Martín, el acto oficial convocado por el Gobierno de Rojas para honrar la memoria del epónimo, en el marco de un nuevo aniversario de su paso a la inmortalidad.

La actividad será encabezada por el intendente Municipal, Román Bouvier, a quien acompañarán funcionarios del gobierno local, autoridades deliberativas y educativas, y delegaciones de instituciones educativas e intermedias de la ciudad, además de público en general. Según fue informado, se contará con la presencia de exintegrantes del Regimiento de Granaderos a Caballo.

Un siglo atrás, sin los conocimientos de psicología y sociología de los cuales disponemos hoy, podía aceptarse la leyenda de este oficial del ejército español que un día -ya veterano de guerra- siente el «llamado» de la selva misionera, y decide regresar a su país natal para pelear contra el mismo ejército en el cual ha llegado a teniente coronel. Esa tesis es, hoy, insostenible. ¿Por qué viene entonces San Martín, al Río de la Plata, en 1812..?

En primer término, digamos que San Martín forma parte de esa España popular que se levanta contra el invasor francés, en 1808, constituyendo juntas democráticas, insuflada del liberalismo revolucionario de 1789. El pueblo español lucha por la soberanía pero también contra el viejo orden de escudos y blasones de la España reaccionaria. Allí pelea San Martín y cuando su causa está casi derrotada en la península, se traslada a América, para proseguir aquí la misma lucha contra el absolutismo, en la línea de la revolución de Mayo que no fue fundamentalmente separatista -como pretende Mitre- sino democrática, por el gobierno popular en lugar del Virrey, dejando la ruptura con España para decidirla según los acontecimientos (razón por la cual recién se la declara en 1816). Ese militar -que no podía ser antiespañol después de haber luchado veintidos años bajo la bandera española- era, sí, enemigo de la España «negra», monárquica, de la nobleza y la Inquisición, y tanto allá como aquí y partidario de la revolución popular.

Ese carácter de revolucionario hispanoamericano lo trae a San Martín al Plata y luego lo lleva a Chile, adonde llega enarbolando una bandera que no es la argentina sino la del Ejército de los Andes, pues se trata de un ejército argentino-chileno; y después, a Perú, enarbolando la bandera chilena. En ambos casos, procede como jefe de un ejército revolucionario latinoamericano, del mismo carácter del que quería construir el Che Guevara, en Bolivia, cuando fue asesinado. Por eso abominaba de quienes, como Rivadavia, se subordinaban al capital extranjero y denigraban a indios, negros y gauchos, que eran para el «mis paisanos», como él decía.

Este es el San Martín verdadero; el amigo del pueblo que se declaraba «enemigo de toda aristocracia» y del invasor extranjero, mientras redoblaba esfuerzos por la unión de la América morena.

Ese auténtico San Martín -rescatado ahora del vaciamiento a que lo sometió Mitre- se incorpora hoy a nuestra lucha contra el imperio, por la liberación y la unión de nuestros pueblos, así como también por la realización de las profundas transformaciones económicas y sociales que urgen.

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