Eduardo de Pedro y Daniel Scioli fueron jugadores clave en el resultado final de la unidad del peronismo.

Distracción, negociaciones y unidad

Daniel Scioli se mostraba decidido a competir, una vez más por la presidencia argentina. Desde el 2003, y con la excepción del 2019 año en que fue el último postulante en bajarse, el ex Gobernador estuvo siempre en la boleta ejecutiva del peronismo a nivel nacional o en la PBA. Ayer, en el ND Ateneo, ratificó su voluntad y tanto él como quienes lo acompañaban, Victoria Tolosa Paz, Aníbal Fernández y Santiago Cafiero entre otros, negaron rotundamente cualquier posibilidad de que ese sector bajara sus listas. Así terminó la noche el ex gobernador, nuevamente como precandidato presidencial lanzado y en carrera.

Eduardo Wado de Pedro también tuvo un día particular este jueves. A media mañana se filtró al Grupo Clarín el rumor de que su candidatura estaba confirmada, junto a la de Juan Manzur. El día siguió con un frenetismo inusual, con sesión de fotos entre ambos en el complejo C, búnker del FdT en 2019 y 2021, y hasta la grabación de un spot que saldría como anuncio de la fórmula. Más tarde, con lo de Manzur sin confirmar, De Pedro lanzó su propio spot en el que anunció que le gustaría ser “el presidente de las familias argentinas”. En la mañana de este viernes, su equipo de comunicación difundía como señal de éxito el impacto de ese video en las redes.

Tanto Scioli como De Pedro pusieron toda la carne al asador en la carrera por llegar a encabezar la fórmula. A los dos les venían bien las PASO. A Scioli porque era la única forma en la que podía competir. A De Pedro porque podía ser la forma de legitimarse con un triunfo en la interna de cara a las generales. Pero esas perspectivas iban en contra de lo que planteaba la mayoría del peronismo.

Como un efecto cascada que comenzaron los gobernadores peronistas, el sindicalismo, intendentes de la provincia, el kirchnerismo y el Frente Renovador presionaron en las últimas semanas por llegar a una lista de unidad. CFK y Máximo Kirchner eran de los mayores impulsores de esa idea, pensando en quedar el 13 de agosto al tope de los resultados de las runas, con la oposición dividida en una interna y un Milei que se desinfla al ritmo de sus malos resultados en las provincias. Finalmente, la unidad fue lo que se impuso.

Esa unidad no cerraba, evidentemente, con un candidato del albertismo como Scioli. Tampoco, al parecer, fue una opción firme la de un candidato como De Pedro para una lista de unidad, en parte por el gran desconocimiento con el que carga el ministro del Interior, y en parte por provenir de un sector como La Cámpora, sin la capacidad de interpelar a sectores refractarios al kirchnerismo más duro.

La apuesta por Massa tiene raíces en Máximo Kirchner. Aliados en la Cámara Baja durante los primeros años del FdT, los dirigentes vienen trabajando en articulación hace tiempo y el tigrense recuperó a partir de eso la confianza del entorno kirchnerista. El reciente viaje a China fue un paso más en ese proceso. CFK depositó en Massa la tarea de negociar con el FMI luego del estallido con Martín Guzmán, y posiblemente vea que ese activo del titular de Economía sea un factor determinante en un posible próximo mandato.

Pero Massa no estaba dispuesto a ir a una interna, mucho menos con Daniel Scioli, con quien mantiene un enfrentamiento hace años. A pesar de haber gritado en el cierre del reciente congreso del Frente Renovador que lo anotaran en las PASO, lo cierto es que el tigrense presionó hasta último momento para que el ex gobernador bajara.

La última carta en ese sentido la jugaron ayer los gobernadores peronistas. La Liga publicó un comunicado en el que volvía a llamar a la unidad, apelando a la responsabilidad histórica del momento. En paralelo, el santiagueño Gerardo Zamora y el Catamarqueño Raúl Jalil se reunieron con Alberto Fernández. Le pidieron una lista de unidad, y la respuesta del Presidente habría sido que ellos pusieran a Massa y él pondría el vice. Así terminó siendo la fórmula de Unión por la Patria.

Pero para llegar a eso faltaban dos pasos importantes. Que Daniel Scioli y Eduardo de Pedro fueran para atrás con todo su esfuerzo y construcción de las últimas semanas y declinaran sus postulaciones. Sin mezquindades, los dirigentes peronistas asumieron su lugar en la estructura colectiva aceptaron el destino dictado por la estrategia general, trazada por CFK y negociada con el albertismo.

Ahora restará ver qué lugares les tocan a cada uno de ellos en lo que viene. Los trascendidos del viernes por la noche indicaban que Scioli no habría pedido ningún cargo y, por el momento, no integraría las listas de UP. El albertismo llenaría sus lugares para la Cámara de diputados con Victoria Tolosa Paz y Santiago Cafiero en primera instancia.

De Pedro, por su parte, ocuparía el lugar que parecía indicado hasta hace horas para Sergio Massa: la primera candidatura a senador nacional por la provincia de Buenos Aires. Esto capitalizaría el operativo instalación que su estructura desplegó en las últimas semanas con fuerza y, además, garantizaría que el minsitro de Interior entre seguro al Congreso.

Allí reside otro punto importante. Las lecturas sobre que el volantazo en las candidaturas perjudican a De Pedro y, por ende, al kirchnerismo, contrastan con un dato certero. El único lugar asegurado es el que ocuparía el ministro de Interior, que entrará a la Cámara Baja con la única excepción de que el peronismo salga tercero en las generales. Mientras Massa se arriesga a una elección difícil, en la que el discurso instalado es que le resultará muy difícil ganar, De Pedro y LA Cámpora se aseguran un asiento en el Senado.

Restará observar la conformación de las listas legislativas, donde CFK busca asegurarse la mayor cantidad de lugares para sus fieles pensando en un posible escenario de resistencia a partir del año que viene. Las próximas 24 horas continuarán las negociaciones y el domingo a las 00:00 horas ya será el punto de largada hacia el 13 de agosto.

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