La atleta rojense concretó otra proeza en su carrera como deportista, en esta oportunidad llegando a los 8163 metros de la montaña ubicada en Nepal, en Asia. Comenzamos el recorrido por una experiencia fantástica e inolvidable que duró aproximadamente un mes.
Pasan los años, pasan los desafíos, los objetivos se cumplen y en la mira de Cecilia Cordone siempre hay un nuevo cielo por conquistar, el que la reconocida atleta rojense, ya transformada en toda una montañista, sigue subiendo y subiendo, acumulando metros y conociendo los lugares más increíbles del planeta.
La rojense hizo cumbre una vez más, ahora fue en el continente asiático, donde trepó a lo más alto del Manaslu, la octava montaña más alta del mundo, con una altura de 8163 metros, ubicada en la Cordillera del Himalaya.
Para las hermosas historias que nos cuenta Cecilia Cordone en cada regreso a la ciudad los preámbulos tienen que ser lo más escuetos posible, porque la relevancia aquí se la lleva el relato de la montañista, con una historia que iniciamos en esta edición con los primeros detalles del viaje, y que seguiremos conociendo en el curso de los días.
Luego de un mes de viaje Cecilia Cordone volvió hace unos días para reencontrarse co_n su familia y para contar en Radio Rojas que tuvo “la gran fortuna de ir a la cordillera del Himalaya, un proyecto que venía desde hace varios años, donde subimos el Manaslu, una montaña de 8163 metros. Partimos a principios de septiembre y estuvimos un mes, en una experiencia que es inolvidable desde el momento cero, desde que comenzamos a transitar la montaña“.
“Con el cordobés Alejandro Sánchez le habíamos planteado a Julián Insarralde, nuestro guía de siempre, hace una montaña de 8 mil metros y comenzamos con la preparación, fuimos a Bolivia, a Perú, y se dio la oportunidad de hacer el Manaslu, que si bien es complicado subirlo, era accesible a la escalada y también a lo económico, porque hay alturas de este tipo que son muy caros“, comentó.
La montañista indicó que “salimos el 5 de septiembre y llegamos el 7 a Katmandú, donde estuvimos hasta el 9, que fue cuando nos reunimos con el sherpa que habíamos contratado, que tiene una empresa que se llama Adventure 14 Sammit, allí nos probamos los monos de pluma, nos explicó como sería la logística, y ese día salimos para el campo base“.
“Tuvimos un día entero de vehículo hasta que llegamos a un pueblito, luego hicimos tres horas en 4×4 por caminos de ripio y montaña, y después tres horas más hasta Goa, que es el lugar donde comenzamos a caminar. Hicimos otras varias horas hasta un lugar donde no llegan vehículos, donde la gente tiene que llevar todo sobre la espalda y colgado de la cabeza“, describió.
Continuando con los momentos previos a la subida dijo que “todos los días íbamos caminando de pueblo en pueblo, por paisajes maravillosos, y una vez instalados en el campo base empezamos con la ronda de aclimatación, donde se trata de tocar lo más alto que se pueda para que el cuerpo se vaya acostumbrando a la falta de oxígeno. En el campo 1 dormimos una noche, en el 2 nos agarró una nevada bastante grande, hasta que bajamos al campo base de nuevo“.
“El día 19 el sherpa nos dijo que lo ideal era salir para la cumbre el 21, que fue cuando salimos nuevamente para el campo 1, al día siguiente al 2, luego al 3 y al 4, el día 23. Allí habíamos contratado oxígeno para ir hasta la cumbre porque si lo queríamos hacer sin oxígeno había que hacer dos rondas de aclimatación“, agregó Cecilia Cordone en esta primera parte de una historia atrapante por el cielo del Himalaya, que acompañamos con imágenes realmente espectaculares.