ESPERANDO EL IMPACTO

Bullrich casi en llanto, JxC devastado y una noche que Macri no olvidará

Tristeza, desolación y rumores de gritos puertas adentro entre los principales referentes del elenco cambiemista en el predio de Parque Norte.

PABLO ESQUIVEL – Licenciado en Comunicación Social. Periodista.

Son horas difíciles para la primera plana de Juntos por el Cambio (JxC). A pesar de la confianza en el entorno bullirchista de que, en las últimas semanas, la exministra de Seguridad de Mauricio Macri había podido levantar su campaña, que la tenía a maltraer, la realidad le asestó un golpe de knockout. Una derrota estrepitosa que la ubicó casi siete puntos por debajo del líder de La Libertad Avanza Javier Milei y a trece del ministro candidato de Unión por la Patria Sergio Massa

Las expectativas de realizar una performance electoral que depositara a Bullrich en el desempate comenzaron a desinflarse tempranamente en la tarde de Parque Norte. Las ubicaciones del predio Goldencenter hacían muy difícil que la militancia de JxC pudiera hacer un “aguante” callejero, y cuando empezaron a esparcirse los rumores de una eventual derrota, esa idea simplemente quedó desechada. Solo quedaban los “convencidos”, y el clima ya asomaba hostil pasadas las 18.

Pocas figuras “daban la cara”, y ninguna era precisamente de la política. El “Mago sin dientes” y el hijo de Jorge Porcel tomaron la posta y hablaban con la prensa. El primero no hacía los trucos alegres que hizo el 13 de agosto en las PASO y visiblemente se lo notaba con otro humor más seco. Algo se percibía en el ambiente.

El resto del sector de invitados charlaban entre ellos y abundaban las caras largas. La música electrónica tapaba todos los silencios de cementerio, pero era cuestión de minutos para que alguna voz autorizada saliera a hacer declaraciones para descomprimir la espera. Algunos referentes dudaban de presentarse y pasar el trago amargo de la derrota.

Algunos otros estar allí y decidieron dialogar con las y los periodistas acreditados. Cuando lo hacían, elegían cuidadosamente el énfasis con el que hablaban de la campaña nacional y primaba la acentuación sobre la campaña porteña del nuevo caballito de batalla cambiemista: Jorge Macri. Uno de ellos fue el exsecretario General de la Presidencia de Mauricio, Fernando de Andreis.

“Yo suelo ser optimista pero prefiero ser cauto, prudente y respetuoso del voto de los argentinos”, se atajaba con Diagonales el candidato a diputado nacional y mano derecha de Bullrich, Damián Arabia. “Creo que la gestión en la Ciudad de Buenos Aires ha sido muy positiva para nosotros los porteños y creemos que la vamos a revalidar, si no es hoy en el siguiente compromiso de balotaje”, anunciaba.

Uno de los principales referentes nacionales de JxC y cohesionador del PRO con el radicalismo bonaerense prefirió no hacer declaraciones públicas. Pero no se contuvo sobre el revés nacional: “Hacemos política discutiendo las grandes ideas, y acá hubo mucho miedo a Milei”, afirmó a Diagonales, para explicar el crecimiento de Sergio Massa.

Quince minutos antes de las 22, y ya casi sin clima de bunker de campaña con expectativas de algo, la música electrónica cedió terreno a “Qué noche mágica Ciudad de Buenos Aires”. El PRO estaba decidido a jugar su única carta fuerte y Jorge Macri subió al escenario de Parque Norte.

Acompañado de los principales dirigentes nacionales, aunque sin el radical moderado del sector Evolución Martín Lousteau, se puso el saco de ganador que ni Bullrich ni Néstor Grindetti en la Provincia de Buenos Aires pudieron hacerse.

“Queremos agradecerle a la Ciudad de Buenos Aires porque nos ha permitido ganar la elección, probablemente en primera vuelta”, destacaba el primo de Mauricio, augurando la buena noticia de evitar el desempate en noviembre que nunca llegó. “Kirchnerismo nunca más”, cantaban sus militantes. “Estoy parado sobre el hombro de dos grandes gestiones”, completó, en referencia a las alcaldías de Mauricio Macri y Horacio Rodriguez Larreta.

La búsqueda de Jorge Macri a toda costa de descomprimir los señalamientos internos por la derrota de Bullrich se sucedían. En esa línea, el candidato porteño intentó salvar la ropa de Bullrich, y señaló que el “faro” cambiemista estará en CABA. “Nosotros no nos vamos a ningún lado, con el resultado que sea”.

Esos menos de quince minutos que duró el discurso del contendiente de Leandro Santoro en el balotaje porteño no alcanzaron para apagar el incendio de JxC. Su primo Mauricio ya se había ido antes de que terminase de hablar.

En un sector VIP del predio Bullrich, Mauricio Macri, Larreta y otras primeras figuras de peso del PRO y también del radicalismo pasaron facturas del pasado no tan reciente, y quién más fue achacado fue Macri por sus constantes coqueteos con Milei. La crítica giró hacia la actitud del expresidente de jugar en la campaña por el candidato ultraconservador y así debilitar al espacio que él mismo construyó.

El cierre de la breve y traumática noche de Parque Norte tenía que ser con la palabra de la derrotada Bullrich, que reconoció la derrota pero no felicitó a Sergio Massa, anticipando que al igual que Macri, se inclinará por Milei en el balotaje.

Acompañada por los referentes del PRO, más algunos radicales y un puñado de miembros de la Coalición Cívica, que incluían a Elisa Carrió, la candidata subió al escenario. ““No voy a felicitar a que vuelva al poder quien ha sido parte del peor gobierno de la historia argentina”, exclamó.

«Nuestra causa va más allá de la derrota», afirmó Bullrich. Muchos simpatizantes la escuchaban a cuentagotas de forma dispersa, y otros con una cara de consternación enorme. No era un discurso ganador y se notaba la incomodidad.

«Esta noche donde no hemos logrado los objetivos que queríamos para nuestra Argentina, venimos a ratificar con toda la fuerza los valores de nuestra causa», indicó mientras visiblemente emocionada al borde del llanto sinceró que tendrán “otra oportunidad”, pero que “serán otros los que avancen en ese camino”. Su candidato a vicepresidente Luis Petri fue el primero que la consoló con un abrazo y luego se le sucedieron las muestras de afecto.

Otra vez sonaba Tan Biónica, como un greatest hits oxidado, rememorando otras buenas épocas. Ya lo habían hecho el jueves pasado en el cierre de campaña de Lomas de Zamora. Se repetía musicalmente hasta el hartazgo que la centralidad, para este nuevo momento, de repartir las cartas otra vez, y ver para qué está JxC en el escenario político nacional, si es que la coalición como se la conoce sobrevive al tembladeral, estaba en la Ciudad de Buenos Aires. Nuevamente, el distrito “aguantadero”.

Los asistentes se iban rápido y los ruidos de aviones que venían de la zona lindante de Aeroparque daban un efecto de rápido cierre del predio y desalojo. No había mayor razón para seguir estando ahí.

El daño ya estaba hecho.

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