INTERESANTE ACTIVIDAD

Bomberos capacitó en RCP y Heimlich en el Taller Protegido

Operarios y personal de la institución recibieron ayer al bombero voluntario Martín Ballesteros, quien brindó una amena explicación respecto de esas técnicas básicas, pero cruciales, de primeros auxilios

 

Ayer por la mañana, el bombero Martín Ballesteros, integrante del cuerpo activo de los Bomberos Voluntarios de Rojas, ofreció una capacitación en RCP (maniobras básicas de resucitación cardiopulmonar) y Maniobra de Heimlich, destinada al personal y operarios del Taller Protegido de la asociación civil Grupo Edsperanza. La actividad se llevó adelante en la sede de la institución, en un marco caracterizado por el entusiasmo y atención de los operarios del Taller para con el instructor.

De esta forma, los servidores públicos continúan realizando estas capacitaciones, que han tenido una excelente respuesta tanto cuanto fueron abiertas a la comunidad, como para sectores específicos que las solicitan.

La reanimación cardiopulmonar, o reanimación cardiorrespiratoria, abreviado RCP, es un conjunto de maniobras temporales y normalizadas intencionalmente destinadas a asegurar la oxigenación de los órganos vitales cuando la circulación de la sangre de una persona se detiene súbitamente, independientemente de la causa de la parada cardiorrespiratoria.

Los principales componentes de la reanimación cardiopulmonar básica son la activación del servicio médico de emergencias dentro o fuera del hospital y la asociación de MCE (masaje cardíaco externo o compresiones torácicas) con respiración artificial (ventilación artificial). Otros componentes relacionados incluyen la Maniobra de Heimlich y el uso de desfibriladores externos automáticos.

Las recomendaciones específicas sobre la RCP varían en función de la edad del paciente y la causa del paro cardíaco. Se ha demostrado que cuando la RCP es puesta en práctica por personas adiestradas en la técnica y se inicia al cabo de pocos minutos tras el paro cardíaco, estos procedimientos pueden ser eficaces en salvar vidas humanas.

Por otro lado, la maniobra de Heimlich, llamada “compresión abdominal”, es un procedimiento de primeros auxilios para desobstruir el conducto respiratorio, normalmente bloqueado por un trozo de alimento o cualquier otro objeto. Es una técnica efectiva para salvar vidas en caso de asfixia por atragantamiento.

La maniobra de Heimlich es llamada así por el doctor Henry Heimlich, que fue el primero en describirla en 1974. Este promovió la técnica como tratamiento para ahogados y ataques de asma.

Respecto del Taller Protegido, cabe recordar que hace pocos días pautó un convenio con el municipio, para la provisión de bolsitas plásticas de consorcio para residuos, que fabrica la entidad como parte de sus producciones.

El intendente Román Bouvier estuvo para tales fines en la sede de la institución, y se reunió con su presidenta, Norma Piedecasas, y su equipo, para refrendar el respectivo convenio. En la misma jornada se materializó la entrega de las primeras quince mil bolsas en el Corralón Municipal.

Esta es una interesante iniciativa, que posiciona al Taller Protegido como proveedor del Estado municipal. Cabe recordar que los operarios del Taller Protegido, además, tienen su producción verduras y hortalizas orgánicas y además se encargan de la gestión del servicio de estacionamiento medido en la zona céntrica de la ciudad.

Tal como establece la Ley 24.147 de Talleres Protegidos de Producción, según el artículo 1º “Los Talleres Protegidos de Producción deberán participar regularmente en las operaciones de mercado y tener la finalidad de asegurar un empleo remunerado y la prestación de servicios de adaptación laboral y social que requieran sus trabajadores (…)”.

En ese sentido, cabe mencionar que está pendiente una reivindicación de larga data, que afecta a todos los talleres protegidos del país y, por supuesto, a todos sus operarios y operarias, y es la cuestión salarial. Es que, dicho en el marco de los fríos números, parece casi una burla, considerando el costo de la vida en la actualidad: los operarios reciben un peculio de mil pesos por su trabajo. Esto es inaceptable: los operarios y operarias de los talleres protegidos son tan trabajadores como el que más, y ciertamente merecen acceder a un salario que se equipare al mínimo, vital y móvil. Lógicamente, este tema no se resolverá de un día para el otro, pero no estaría de más que los distintos organismos de gobierno, nacional, provincial y municipal, tomen nota de esta situación y, en lo que compete a nosotros, como comunidad, comenzar a empujar de abajo hacia arriba para que la reivindicación salarial que los operarios y operarias de los talleres protegidos necesitan y merecen, sea realidad en un plazo razonable.

Para resaltar la importancia de contar en Rojas con un Taller Protegido, citamos a la Lic. Ester Frola, directora de la Escuela de Formación Integral y Capacitación Laboral y de la Red de Talleres Protegidos de APADIM,  Córdoba:

“Transcurrieron más de 30 años de cambios culturales, políticos y sociales que llevaron a que la sociedad alcanzara la madurez y crecimiento suficiente para comenzar a hablar del concepto de persona sobre el de discapacidad. Se avanzó en la ruptura de los límites impuestos a este colectivo. El diagnóstico ya no cumple el papel de ser la medida de exclusión de las personas, sino que es el punto de inicio de un proceso de construcción de la persona en su relación con otros, en un contexto y dentro de una cultura determinada. Así, en este proceso de construcción de nuevos paradigmas, la educación está en proceso de cambio. La función ya no es de mera contención, es un espacio educativo que brinda a los alumnos herramientas para su propia integración social. El trabajo se convierte en una realidad para personas con discapacidad intelectual, Pero hay un espacio antes considerado ocupacional que todavía está construyendo su identidad. Esos son los Talleres Protegidos”.

“Esta construcción depende en gran medida de la formación y mirada de las profesionales, y personas que en general están involucrados en este tipo de proyectos”, añade. Y sentencia: “El gran desafío para los talleres protegidos es convertirse en proyectos sociales colectivos, donde la dignidad de la persona, de cada integrante, en igualdad de condiciones, se construya desde el concepto de trabajo. Suena utópico, parece más deseo que realidad. Pero las realidades se construyen asumiendo el impacto de los cambios, dejando de ver las diferencias como un problema y sobre todo cuando se ve en el otro a la persona que tiene un proyecto para desarrollar. Y esa conveniencia algunas veces se trasluce en el tipo de proyectos que se generan, en la toma de decisiones y hasta en la selección de objetivos que tienen los talleres. Los profesionales del área nos debemos una gran autocrítica sobre varios temas: concepto de trabajo, derecho, diversidad, perfil profesional. Mientras tanto la existencia de talleres protegidos nos exigen pensarlo como espacios de trabajo acordes a la población que asiste, generando condiciones creativas para que los operarios no solo desarrollen una tarea productiva significativa en el desarrollo personal de cada uno, sino que ésta se vea acompañado de una remuneración cada día mas acorde con la realidad económica”.

“Los talleres protegidos, hoy, son ámbitos laborales donde personas con discapacidad se incluyen en equipos de trabajo cuya tarea, ritmo y escala de producción son planificadas de acuerdo a la suma de capacidades y competencias del grupo. Paralelo a la producción en gran medida artesanal (valor agregado al producto final) se realiza un proceso de capacitación y formación que apunta a generar mayores competencias individuales como paso previo a una futura elección. La elección, para cada persona, significa valorar lo adquirido desde la confianza del conocimiento y poder proyectar en que espacio se desea desarrollar una actividad, laboral o no, en relación a sus propios intereses y vocación”, reflexiona Frola.

Por ello, remarca, “los talleres protegidos deberían dejar de ser el último espacio productivo de cualquier persona para convertirse en una etapa significativa de la vida de un adulto. Los talleres protegidos pueden convertirse en puentes de integración con la comunidad, en espacios que generen cambios de mirada sobre el concepto de discapacidad y hasta en puntos de cambio en las políticas de Estado. Los talleres protegidos son en definitiva un espacio social de promoción de la persona a partir de la propuesta laboral”.

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