La tecnología se ha ido apropiando tanto de nuestras vidas que muchas veces no llegamos a darnos cuenta si el hecho de estar conectados de manera permanente es una forma que nos acerca a otras personas, o si que en realidad estamos recorriendo por la cornisa de la soledad.
El reconocido profesional Javier Lazzati consideró que “a partir de la ampliación de las redes sociales uno podría considerar que la soledad quedó de lado, porque estamos sumamente conectados, podemos ver que hacen los demás, amigos, familiares, gente de la misma ciudad y a miles de kilómetros en un segundo, donde compartimos fotos, videos, historias, con eso podríamos decir que estamos más conectados que nunca”.
“Aunque paradójicamente hoy se está descubriendo que la ampliación y expansión de las redes sociales genera en las personas este símbolo de soledad, que es algo que sucede porque muchas personas lo que hacen cuando ven algo en las redes se encuentran con que está todo idealizado, donde todos muestran su mejor cara, exhiben que están en pareja, compran algo, están en un viaje, y uno cuando ve eso, lo que hace automáticamente es producir una comparativa con su propia vida“, sostuvo.
“Veo que los demás están contentos, felices, viajan, compran, y si mi vida, mi autoestima y mi felicidad están a niveles alto no me genera nada, pero si me estoy sintiendo mal conmigo mismo, estoy triste, tengo una autoestima baja, tengo ya de por si un sentimiento de soledad, esto con las redes sociales se intensifica y me siento aún más solo”, explicó.
Señaló que “por más que tenga un montón de gente alrededor, que me conecte con un montón de gente, a lo que llamamos una soledad más subjetiva, cuando me conecto con las redes sociales y veo toda esa vida ideal de otras personas, y la comparo con mi vida, la soledad aumenta muchísimo más“.
Eso que veo en las redes sociales pasa a generarme tristeza y soledad, me siento aislado, es como que estamos híperconectados, pero a la vez en soledad, porque ese vínculo que queremos ver en la presencialidad, que no lo vemos, aumenta ese sentimiento, y cuanto más tiempo estamos en las redes o más horas las utilizamos, todo ese sentimiento de autoestima baja, de ver lo que tiene el otro y yo no lo tengo, cada vez se hace más intenso”.
“Ahí es cuando empiezan otros problemas, empieza la dependencia emocional de las redes sociales, paso más tiempo en ellas, no quiero perderme nada, empiezo con el scrolling eterno de pasar el dedo continuamente, con lo cual esa sobre estimulación que me hacen las redes sociales me termina afectando muchísimas, incluso el sueño y la vinculación con mi propia pareja“, sostuvo.
Comentó que “muchas veces o generalmente sucede que cuando uno está mal dice para si mismo que no se va a meter en las redes sociales para ver tal cosa, por ejemplo las redes de una ex pareja, y eso más allá de que sabemos que nos va a hacer mal, pero por otro lado hay otra parte que lo lleva a buscarlo porque quiero lastimarme, y eso es golpearse aún más, tener más angustia»
«Me ha pasado montones de veces con pacientes que trabajamos contacto cero, eso de que cuando terminan con su ex en medio de una ruptura fea, primero hay que hacer una limpieza, comenzar por la abstinencia, porque una parte va a querer ver que está haciendo la ex, mirar el WhatsApp, las redes, preguntarle a alguien, y eso porque tiene la dependencia emocional y hasta química en el cerebro“, apunto.
“»Pasa que la dopamina la generaba la pareja, aunque sea un vínculo sano o no sano, es como que el cuerpo lo necesita, por eso una parte lo querrá buscar y otra parte, que es la que tenemos que alimentar, es la que no lo tiene que hacer, y ahí existe una disputa constante con uno mismo, y hay un alto porcentaje que todo esto lo detonó la aparición de las redes sociales», añadió.
A modo de recomendación apuntó: «Cuando estamos ante una situación de estas características hay empezar a pulir la parte emocional, los pensamientos, la bronca que puede quedar en una relación, y nuevamente el contacto cero, porque las redes juegan completamente en contra».
“Muchas veces pasa que bloquean todo tipo de redes o contactos, lo cual forma parte de ese contacto cero, me cuentan que no investigaron para nada, pero a la vez los miro y sacan una sonrisa, como que ocultan algo, y pasa que usan otras redes nuevas, o bien hacen una cuenta trucha, y ahí nuevamente hay que empezar con el proceso del contacto cero, todo eso está generado por la dependencia emocional», indicó.
«Con el tiempo van aprendiendo que una vez que pasan el contacto cero y se pierde esa dependencia química que produce el cerebro ya ni siquiera lo buscan, y hasta llegan a pensar que tonto o que tonta fui buscando y buscando a través de diferentes posibilidades, es algo que en algún momento lo terminan aprendiendo, el problema radica en la angustia que transitan en el medio, justamente por las estas redes sociales que tanta dependencia nos han generado», finalizó.




