«Siento que las personas con autismo se siguen encontrando en lo social»

El profesor de Educación Física se dedica hace más de veinte años a trabajar por la inclusión de las personas con Trastorno del Espectro Autista. Brindó una charla en nuestra ciudad ante un auditorio repleto y contó en El Nuevo en Radio acerca de la lucha para que en las escuelas se siga profundizando en el trato igualitario.

Ante un Centro Cultural y Educativo de Obras Sanitarias repleto brindó una charla tiempo atrás el profesor Eduardo Sotelo, vinculado desde hace más de veinte años al trabajo con niños, niñas y jóvenes con Trastorno del Espectro Autista, llevando adelante una incansable batalla por la inclusión y la igualdad, considerando que se han logrado muchos avances en los últimos años, pero que la lucha por la concientización debe ser a diario.

En diálogo con El Nuevo en Radio el Profesor Eduardo Sotelo resaltó en principio la recepción que tuvo en nuestra ciudad: «Fue un día hermoso por el hecho de encontrarme con un auditorio lleno, con muchas personas interesadas en la temática, porque uno lo que busca siempre cuando se acerca a una ciudad es llegar a la mayor cantidad de docentes, profes de educación física, acompañantes, personas que están dentro de la vida de los chicos autistas y de los estudiantes con autismo“.

«Este trabajo con las personas con autismo nace un poco por casualidad, porque la primera entrevista que tuve como profe de educación física fue en el Centro de Educación Terapéutica para Personas Autistas, hace veinte años atrás, y justamente tenía el prejuicio de que a las personas autistas no le interesaba el mundo social, la interacción», comentó el profesor Eduardo Sotelo.

«Cuando me empezaron a contar todas las cosas que hacían los jóvenes que asistían a este centro realmente me sorprendió, y también significó una oportunidad para conocer un mundo nuevo, así que me empecé a involucrar casi de un primer momento», recordó.

Señaló que «otra cosa que me llamó la atención fue la sensación de exclusión que vivían de manera constante, y creo que esa sensación de sentirme en ese momento importante porque podía ser uno de los pocos profesores que daba natación, que proponía andar en bicicleta y desarrollar la actividad física con ellos me convocó a seguir adelante, así fue que hasta hoy sigo relacionado al trabajo con niños, niñas y jóvenes autistas».

«Si bien se ha avanzado mucho en el plano de la inclusión, siento que todavía se siguen encontrando con barreras desde lo social para poder participar“, consideró.

El profe Sotelo apuntó que “en aquellos primeros tiempos, cuando iba a un club o una pileta para preguntar si podía asistir con un niño autista, decía la palabra autismo y directamente me cerraban las puertas en la cara, era como que había un estigma muy negativo. Como que la gente tenía miedo, o pensaban que las personas autistas eran todas agresivas, ni hablar cuando iba caminando por la calle y no veía personas con autismo, tampoco en el parque, en la playa, ni en las vacaciones, lo mismo en las escuelas“.

“Hace veinte años atrás los chicos no estaban en una escuela ordinaria, iban a escuelas de educación especial, estaban apartados del propio sistema educativo, todo lo que hoy parece que está dado, en aquel momento no lo estaba“, declaró.

En este marco sostuvo: «Cuando uno mira hacia atrás se ha avanzado muchísimo, aunque cuando hablamos de discapacidad o cuando hablamos de las personas autistas estamos todo el tiempo en lucha, intentando que la sociedad los contemple cada vez más y sobre todo les brinde una oportunidad, porque eso es lo más importante, que a ese chico o adulto tenga la posibilidad de desarrollarse mediante un estudio o un trabajo. Son personas que tienen mucho para dar, para aportarnos, pero solamente a veces necesitan de su oportunidad“.

«En otros tiempos hasta las propias familias ocultaban a los chicos con autismo, pero a la vez fueron las propias familias las que se empezaron a organizar en cada pueblo del país, se fueron armando grupos de familias que a la vez comenzaron a conectarse entre sí», subrayó.

Indicó que en aquel momento «Se armaron redes federales, se volvieron muy fuertes, y atrás de ellas obviamente nos sumamos los profesionales, los docentes, quienes acompañábamos la vida de esos chicos y chicos, con lo cual se pudo formar un colectivo muy fuerte».

«Con el tiempo creo que eso se fue disolviendo y creo que ahora está volviendo a tomar potencia por el momento histórico en el que estamos y por la situación con la que nos encontramos respecto a las personas con discapacidad», expresó, agregando que «en cada una de esas familias encontramos los mismos relatos, la sensación de saber que hay alguien que está entendiendo y comprendiendo lo que sucede en cada caso en el día a día, algo que me parece fundamental».

Dijo en este orden que «cuando me consultan sobre un consejo para después de tener un diagnóstico considero que lo principal es buscar un grupo de familias, porque en general ayudan mucho, tienen un camino recorrido, que muchas veces es superior al de los profesionales, y eso es súper importante para ahorrar el tiempo de frustración de esas familias, sabiendo directamente como es la vida de una persona con autismo“.

Sobre su labor más allá de las escuelas puntualizó que «siempre me gustó utilizar las redes sociales y comunicar cada movimiento, es otra parte de mi que va por otro lado de ser educación física, y allá por el 2016, si bien antes había participado de congresos, me invitaron a brindar una formación y me di cuenta que había mucha necesidad».

«Esto más allá que había construido todo un recorrido no solamente desde lo teórico sino también desde la práctica, pero me encontré con muchos profes y docentes que tenían la necesidad de recibir esa información, fue allí cuando la empecé a compartir, y como soy un apasionado de la educación, me propuse hablar también de la escuela que queremos para nuestros hijos, que escuela podemos construir, y eso algo que valoro mucho, porque no solo busco hablar de autismo, sino de la educación pública y que escuela pretendemos para este siglo XXI“, explicó.

“Primero hay que saber que cada provincia regula su propia educación y eso hace que haya distintas realidades, y no es lo mismo lo que pasa en la ciudad de Buenos Aires, el Gran Buenos Aires o el interior de la provincia, donde a la vez también es muy heterogéneo, sin embargo me parece que hoy sucede algo que años atrás no había, que es esa decisión de los docentes por querer adquirir conocimientos“, subrayó.

Confesó que «hace unos años me paraba frente a docentes y como que no estaban muy predispuestos, solo había una minoría, aunque a la vez se estaba produciendo un proceso de cambio, donde los chicos estaban empezando a aparecer en las escuelas, lo cual fue muy avasallante, sobre todo para pensar la propia práctica y estar obligados a cambiar algo de esa práctica.

El profesor Eduardo Sotelo consideró que «a medida que fue pasando el tiempo los docentes comenzaron a ser más receptivos, porque entendieron que los chicos y chicas iban a seguir aparecer en las aulas y los patios, lo cual ayudó a que se fueran interiorizando, y así fue que estos conocimientos surgieron como una necesidad, sobre todo porque uno lo que quiere es darle una herramienta, una mano al docente, porque entendemos lo que se vive en el día a día en el sistema educativo, y no solo tiene que ver con el niño o niña con discapacidad, o en este caso con autismo».

«Lo más interesante de mi trabajo es reconocer esas diferencias, o esas cosas que se ponen en juego en cada comunidad para aportar lo que uno tiene para que ese docente no sienta un peso más en la mochila“, completó Eduardo Sotelo, de una notable trayectoria y dedicación orientada hacia la igualdad y la inclusión.

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