El domingo a la tarde en el estadio «Venancio Coco Amichetti» se vivió una de las peores tardes de la historia del Fútbol de nuestra ciudad, porque lo que debió ser una fiesta del deporte, terminó siendo una jornada negra, con un desenlace triste y lamentable, y un partido que solo duró 12 minutos, viéndose el árbitro obligado a suspenderlo por una batalla campal.
El «Venancio Coco Amichetti» presentaba un marco fantástico para la disputa del cotejo de vuelta de la serie final del torneo de la Alianza Deportiva entre los elencos de Argentino y Compañía General, los cuales habían iniciado la manga la semana pasada en Salto, donde fue el Lagarto el que se impuso por tres a cero.
En el Albiceleste salió de entrada Pablo Gaitán para la revancha, mientras que en el Lagarto se presentaron los mismos once que en la ida.
En cuanto al juego Argentino tuvo la primera chance a los dos minutos con un remate de Agustín Laurente que dio en el palo, en tanto Compañía respondió sobre los 7 minutos, cuando Edgardo Speroni salvó en un mano a mano con Alan González.
Estas dos acciones en definitiva fueron las que arrojó el partido en barrio Unión, porque sobre los doce hay un cruce entre Uriel Avila y Alan González, el delantero de Compañía quedó en el piso aparentemente por un golpe del lateral y de allí en más el bochorno.
Se armó una batalla campal, literal, donde volaron patadas y piñas entre jugadores, suplentes y asistentes, las peores imágenes que puede mostrar un espectáculo deportivo.
Después de unos minutos volvió la calma y los árbitros a los vestuarios, convocando al jefe del operativo de seguridad y los delegados de los clubes para comunicar la decisión.
Desde un primer momento los que llevamos años en las canchas teníamos en claro que la acción no podía continuar, pero hubo una demora de casi una hora para emitir el comunicado por parte del colegiado, mientras tanto en el medio de la cancha el resto de los protagonistas esperaban para retomar el juego como si nada hubiese pasado.
El juez entró a la cancha, llamó a los capitanes y les informó la evidente suspensión, indicando que la cantidad de jugadores informados dejaba a ambos sin el mínimo que exige el reglamento.
Si algo de oscuridad le faltaba a la tarde, todavía quedaba un episodio más, porque algunos simpatizantes de la visita entraron al campo de juego y se robaron banderas de la parcialidad local, como para completar un espectáculo triste y lamentable.
Ahora será el Tribunal de Penas el que tendrá que trabajar en la semana para definir que pasará con la final, y las dirigencias para evaluar si tiene sentido continuar con estas competencias regionales, que terminan dejando más en el debe que en el haber.
Fútbol Zonal