El historiador y escritor rojense participó activamente una vez más en la celebración del año nuevo Mapuche que se llevó a cabo en la ciudad de Los Toldos, en una ceremonia que estuvo encabezada por el Intendente Franco Flexas. Brindó cada detalle de lo sucedido en la jornada.
El 21 de junio es el solsticio de invierno en el hemisferio sur de la Tierra y es también el día en que se celebra el Año Nuevo Mapuche, también considerado Año Nuevo Natural, una celebración muy importante para este pueblo.
En la zona norte de la provincia de Buenos Aires la ceremonia más importante de celebración del Año Nuevo de los pueblos originarios se lleva a cabo en la ciudad de Los Toldos, participando activamente en cada ocasión el escritor e historiador rojense Hugo Silveira, caratulado como werken dentro de la mencionada comunidad.
La ceremonia del Año Nuevo Mapuche tiene rituales muy particulares, por eso nos pareció de interés conocerlos a través del propio narrador, quien compartió una larga charla con el programa El Nuevo en Radio.
«Lamentablemente, somos poquitos los que hemos recuperado la cuestión de la naturaleza, pero sí me reconforta que cada año se suman más personas que se animan a comprometerse con la naturaleza», manifestó Hugo Silveira en el inicio de la conversación.
«Siempre aclaro que los demás son calendarios, que tampoco los dejo de celebrar, por ejemplo, cuando me invitan la comunidad musulmana, el mes de Ramadán, también lo hacía con el año nuevo de la comunidad judía y celebro también el 31 de Diciembre, que generalmente es el más reconocido mundialmente, me refiero el calendario gregoriano, y también está el calendario Copto, está el calendario chino, y he participado en las fiestas del año nuevo chino en el barrio de Belgrano, en Buenos Aires», comentó.
«Lo nuestro, esto, es el año natural, que cabe a todos, lo que pasa es que estamos tan transculturizados, somos tan colonizados mentalmente, que cuesta salir un poco, pero este es el que nos cabe a todos, sin distinción de credo, de cuestión política, ni de cuestión de latitud, nada, nada, es cuestión de abarcar y hacerse cargo que somos hijos de la naturaleza», sostuvo el historiador.
Año nuevo natural
Hugo Silveira contó que «la heliofanía que se llama, que es el periodo entre que sale el sol y se pone el sol, y dentro de ese período el día más corto es para el 21 de junio, entonces a partir de ahí cambia la cuestión de la tierra y empieza a cambiar su rotación de manera que lentamente vuelve a alargarse la heliofanía, o sea que los días se alargan, como decimos habitualmente, por eso es que el solsticio de invierno es el comienzo»-
«En el hemisferio norte, nosotros tenemos referencia de los pueblos originarios de América del Norte, también siempre para el solsticio de invierno, que es por diciembre, mientras que en Europa están los Saturnales, que son las grandes fiestas del Imperio Romano para recibir el Año Nuevo, siempre alrededor del 22, 23, 24, de acuerdo a la latitud, de diciembre en aquel caso», explicó.
«Esas fiestas fueron pretendidamente tapadas por la cuestión religiosa metiendo navidad en diciembre, cuando, de acuerdo a algunos cristianos, incluso hay estudiosos de la Biblia que me han dicho que el nacimiento de Jesús es en Octubre, de acuerdo a las cuestiones que ellos interpretan de la lectura bíblica», indicó.
Hugo Silveira, referente de la comunidad mapuche en Rojas apuntó que «el año nuevo natural no tendría que tener un número específico porque no hay cuenta de cuántos miles de millones de años estamos, pero por estas cuestiones de los calendarios, así como hay unos que van por el 1700 y pico, los judíos por el 3000 y pico, y los chinos otro tanto, de todos modos se dice que iríamos por el 5532, es algo que quedó establecido en una convención americana, de acuerdo a la trayectoria o a la historia de la comunidad, pero no es nada específico, como así tampoco el resto de los calendarios».
«Las celebraciones del año nuevo natural se realizan en distintos lugares todo depende de la, de la influencia, o sea, de la permanencia, o la vigencia de esta cuestión, de hecho acá en la Pampa gringa no se tiene mucha idea de esto y por eso es como que nunca se hacer y la fiesta se lleva a cabo en el solsticio, de acuerdo a la latitud, por eso el 21 se hace en el norte de Argentina, en toda la parte del Inca, en Perú, Bolivia, está la Puerta del Sol famosa, el del Inti, lugares donde se hace el día que corresponde», declaró.
En este marcó señaló que «en nuestra zona, tenemos el problema de que por diferentes motivos muchísima gente no puede ir, mayormente por temas laborales,, por eso para que se puedan sumar más personas se hace el fin de semana más cercano al 21, por eso en la Provincia de Buenos Aires todos los festejos fueron del 22 al 23, aunque en algunos lugares, como en Carhué por ejemplo, lo hicieron del 23 al 24, eso hizo que participara más gente, o sea que en realidad se adapta a lo que puede cada uno».
La ceremonia
Entrando en los detalles de la ceremonia el historiador contó que «nosotros nos fuimos juntando en Los Toldos, desde Rojas fuimos cuatro, después en Junín se agregó e hicimos una caravana con gente de San Luis, del pueblo Huarpe, que estaban en Junín.. llegamos a Los Toldos las 10 y media, donde la comunidad, que tiene una sede muy linda, nos recibió para comenzar con la conversa y los preparativos para la tarde».
«A las cinco de la tarde, ya cuando el sol empieza a caer había muchísima gente, alrededor de 150 personas, con gente 9 de Julio, del Gran Buenos Aires, de La Plata, de Ituzaingó, de San Nicolás, Rojas, Junín, Lincoln y Carlos Casares,
En ese horario se genera un espacio para comunicarnos con las fuerzas naturales, sin existir templos o lugares sagrados como pasa en las religiones por ejemplo», expresó.
Continuó: «En ese lugar sagrado, hay cuatro chemamull, o sea cuatro estatuas como las que están acá en el Paseo de la Ribera, son postes de madera con la figura labrada de un rostro humano. Esos cuatro postes están siempre puestos ahí para saber que ese es el lugar sagrado.
A la voz de aura nos vamos formando todos, mujer por izquierda, varón por derecha, cada uno con su atavío y los instrumentos musicales, sobre todo el cultrún, que es el tambor ritual»
«Vamos entrando y hacemos una ronda grande dando dos vueltas en torno a esos cuatro postes que marcan el lugar sagrado. Una vez que hacemos esas vueltas se arma el rehue colocando a cada poste una bandera, entre ellas la mapuche, la wiphala, que es la bandera de los pueblos andinos, también se ponen banderas de distintos colores de acuerdo a lo que se pida, donde generalmente es lo azul por el buen cielo o lo amarillo por el buen sol», explicó.
«En ese mismo lugar se depositan hierbas medicinales, agua con yerba en vasijas de barro que es lo que vamos a usar todos, también pasto, en general todo lo que uno quiera presentar a las fuerzas naturales, se llevan ponchos o por ejemplo la vincha, que fue la que después se le regaló al Intendente Franco Flexas, que acompaña permanentemente. Mientras tanto se van haciendo los cantos sagrados de la fuerza y del sol, que son los fundamentales», destacó.
Hugo Silveira siguió con el relato de lo sucedido en Los Toldos: «Cuando terminamos de dar las dos vueltas quedamos después en forma de semicírculo mirando hacia el este, porque la vida está viniendo del este y el sol sale de aquel lado, quedando en el centro el lugar sagrado,. Una vez terminado eso, las personas encargadas, que generalmente son dos chiquitos y dos mayores, y en este caso Oscar Farías del Lonco de Junín y en mi caso como Werken acompañamos a dos nenitos a repartir a cada uno de los que están en la ronda, vaso, agua con yerba, y el pastito para hacer las aspersiones».
«Una vez que todos tienen eso, nos ubicamos, cada uno en su lugar y yo, digo, «primera convidada a la Tierra», y cada uno empieza a tirar el vasito con agua y yerba a la tierra, mientras va hablando con las fuerzas naturales. Se puede pedir, agradecer, cada uno hace lo suyo. Cuando se termina de pedir y de agradecer se deposita el pastito y el vaso vacío a los pies», apuntó, y agregó: «Mientras tanto en mi caso sigo hablando y con el vaso en la mano y cuando veo que todos ya depositaron su vasito, hago lo propio al final y entonces levanto las manos y hacemos cuatro gritos bien fuerte, todos al unísono, para, de alguna manera, llamar la atención, a las fuerzas naturales».
«Terminado eso, nos volvemos a poner con el compañero y la compañera que venía con que entramos y las dos vueltas comienzan a hacerse con música con un ritmo del latido del corazón», contó.
El escritor rojense indicó que «la ceremonia continuó en este caso con las prendas que se le entregaron al Intendente de Los Toldos, además hay otra manifestaciones comunitarias».
«Tras esto volvemos a los lugares y otra vez los dos chiquititos, Oscar Farías y yo, repartimos un poquito más de agua y yerba, ya el vasito lo tienen al pie y el pastito también, y se hace la segunda convidada, donde lo hacemos siempre por la comunidad, por el territorio, pido por las distintas agrupaciones, y una vez que quedó el vasito nuevamente a los pies hacemos los cuatro gritos y otras dos vueltas con el latido del corazón», declaró.
«Finalmente llega el encendido del fuego sagrado, el que va a estar toda la noche, encendido ahí y acompañado por gente. Una vez que ya está por encenderse, hay una pila grande de leña, con dos niños en cada punto cardinal, dos jovencitos, dos personas de mediana edad y dos adultos mayores. A la voz de Aura empezamos a cantar el canto sagrado del fuego, «madre del fuego sagrado, padre del fuego sagrado, hija del fuego sagrado, hijo del fuego sagrado», mientras se empieza a encender el fuego, algo que tiene un significado muy particular», explicó.
Respecto al encendido del fuego, Hugo Silveira contó en el final que este año arrojó un significado muy particular: «Este año costó y eso no fue buen inicio, así que en ese momento vimos, analizamos, porque eso significa que hay que estar atentos, es un alerta de prevención, como que no está tan bien la cosa o hay cosas desarmonizadas, no es algo específico, es en general, y en esta oportunidad costó prender el este, que es lo que más llamó la atención, porque el este es donde viene la vida».