La crisis salarial se profundiza, arrastrada por el plan de ajuste de Javier Milei. El primer dato oficial de enero evidenció que el poder adquisitivo de los sueldos en el sector formal tuvo su mayor caída en dos décadas, desde la salida de la convertibilidad. El fogonazo inflacionario que siguió a la megadevaluación de diciembre pudo más que la negociación paritaria. Así, en tan solo dos meses, los primeros de la gestión libertaria, los salarios perdieron casi la quinta parte de su capacidad de compra. Un deterioro a velocidad récord que explica el desplome del consumo y la agudización del escenario recesivo.
La Secretaría de Trabajo publicó en las últimas horas el índice de la Remuneración Imponible Promedio de los Trabajadores Estables (RIPTE), un indicador salarial que se utiliza como base de cálculo para la fórmula de movilidad jubilatoria y para las indemnizaciones por accidentes laborales. Medido en términos reales, evidenció un derrumbe interanual del 22,2%. Se trata de la caída más abrupta desde marzo de 2003, cuando todavía se sentía con fuerza el impacto del salto cambiario del desarme del uno a uno y la crisis de 2001-2022.
La revisión del paquete de beneficios sigue siendo relevante al momento de buscar alternativas para compensar la pérdida del poder adquisitivo
Salarios: las empresas prevén aumentos de hasta un 185% en 2024