La actriz, de dilatada trayectoria en el ámbito cultural, hoy siendo la protagonista de la obra Clase 63, reflexionó sobre lo que fue la reapertura del teatro. Además brindó detalles de la puesta en escena que encabeza junto a Eduardo Foresse.
El viernes a la noche, a sala llena, se estrenó en el subsuelo del Teatro TAFS, la obra Clase 63, segunda puesta en escena que el grupo Trillo 77 presenta en la sala rojense, que reabrió hace unas semanas atrás luego del largo paréntesis que se produjo por la pérdida de la personería jurídica.
Mediante un enorme trabajo de la comisión normalizadora, que tuvo al frente a Victoria Boveri, el TAFS recuperó sus papeles, también obtuvo la habilitación y nuevamente está activa al máximo, con un público que respondió en Rotos de Amor, y que ahora nuevamente llenó el subsuelo para la nueva propuesta, que también cuenta con la dirección de Diego Albamonte.
Clase 63, de autoría de Patricia Suárez, es interpretada por los afamados actores Lila Cohen y Eduardo Foresse, quienes han compartido escenario en innumerables oportunidades a lo largo de sus dilatadas trayectorias.
En el marco de la presentación de la nueva puesta en escena, que hoy concretará su tercera función, también estuvo en Radio Rojas la destacada actriz, que no pudo evitar emocionarse al momento de referirse a la reapertura de la sala de la Avenida 25 de Mayo.
“El teatro se reabrió hace unas semanas atrás con la obra “Rotos de Amor“ y me pasó cuando iba subiendo las escaleras donde suben los actores me di cuenta que algo raro me pasaba, porque pensé que nunca más iba a estar caminando por este lugar, porque de la manera en que estaba el teatro nos llevaba a pensar que no lo podríamos usar más, y una vez que entré a la sala, me senté al lado de Charol y nos abrazamos los dos, le dije “estamos acá“, y ahí se abrió el telón y la gente aplaudió por el solo hecho de que se que abriera el telón, porque la gente de Rojas acompañó siempre al TAFS, es un público teatrero, que le gusta ir a ver comedias, dramas, eso es algo que me llamó la atención desde que vine a esta ciudad.
Es como volver a casa, es una sensación similar, porque el TAFS es una familia y tenemos que cuidarlo entre todos, y resaltar el esfuerzo que se hizo para recuperar lo que se había perdido, trabajaron en el plano edilicio y sobre todo en el papelerío, con colaboraciones de abogados, escribanos, del municipio, todos aportando para tener nuevamente la escritura y la habilitación, una gran cantidad de personas que ayudaron para que retornemos a nuestra casa», expresó con signos de emoción Lila Cohen.
Con el TAFS nuevamente abierto se completa sin dudas el círculo virtuoso que se generó en el plano cultural local tras la pandemia, justamente sobre lo que habló la intérprete: «Un grupo de loquitos, durante la pandemia, que no nos podíamos juntar, se nos ocurrió hacer videos que nos íbamos pasado, cada uno desde su casa, después hicimos monólogos que los dirigía Diego, donde me tocó hacer La mujer judía, de Brecht, luego seguimos yendo a La Minga, todos con barbijo, fueron los chicos de Clyfer a filmarnos, y allí se largo este grupo de Trillo 77 que continuó y ahora tenemos la oportunidad de estrenar esta obra en el TAFS».
Entrando en los detalles de Clase 63 Lila Cohen recordó que “la empezamos a leer esta obra con Eduardo y con Diego en enero 2023, en mi casa, comenzamos con los ensayos, nos pasábamos letra, pero no teníamos lugar donde darla, si bien La Minga nos ofrecía el lugar pero no coincidíamos las fechas, lo mismo que la sala del Centro de Jubilados, así que íntimamente pensábamos en lo lindo que sería estrenarla en el TAFS, porque creo nos merecíamos que esta obra se pudiese hacer allí, y ahora acá estamos, lo cual significa una alegría“.
«Desde el primer momento consideraba que esta obra tenía que ser hecha en una forma semicircular, a ras de piso y con el público al lado, porque es una obra con un clima de emoción muy grande, permanente, que sube y baja, donde hay momentos en que se van a reír, otros en los que shockea toda la situación, son esas obras que uno siempre quiere hacer, donde uno juega con la emoción, va, viene, llora, se abraza, pasan muchas cosas, además no es una puesta larga, y es un texto, o mejor dicho un tributo no solamente al soldado que fue a Malvinas, sino a los padres que un día despidieron a los hijos y no los vieron más“, apuntó en cuanto a la trama.
“La obra la elige Diego, que ya había hecho La Libélula, que es de Patricia Suárez, una persona muy accesible, entonces le pidió otro texto para leer y ella le mandó Clase 63 y a él le pegó, le pasó por el cuerpo como decimos los actores, y cuando eso pasa hay que prestarle atención. En ese momento me preguntó que me parecía, me encantó, enseguida pensamos en Eduardo, con quien trabajamos en un montón de puestas, a él le encantó, y coincidimos que era una obra de mucha emoción, donde había que ponerle el cuerpo», subrayó, añadiendo que «es lo que todo actor quiere hacer, más allá de que es lindo hacer comedia y me encanta, pero este tipo de situaciones, de clima, de emoción, además sabiendo de lo que pasa en el teatro, que todo sucede en el mismo momento, hay una contemporaneidad del público con el actor, que ve mis lágrimas, eso es incomparable, es una magia que tiene el teatro, como una entrega a quien tuvo las ganas de venir a compartir ese momento, por eso para nosotros el teatro es como la vida misma, y no importa si estás arriba o si estás dirigiendo y haciendo el sonido, una vez que se prenden las luces se produce algo muy especial“.
La actriz reconoció que «Tenía muchas ganas de tener una experiencia así, de tener al público, incluso hay escenas donde directamente voy hacia el público, es algo que queda muy bien, porque integrás al que está mirando, quizás alguien se puede molestar, pero es tan íntima la puesta, que no creo que llegue a suceder eso“.
Retomando la trama de la obra indicó que «es un matrimonio que recrea permanentemente la despedida del hijo del hijo cuando se fue a Malvinas, el hijo no había terminado la conscripción y fue llamado a listado y tuvo que viajar, allí aparecen esos momentos de despedida que los padres no terminan nunca de recrear, es un duelo que no termina nunca. Los dos saben que están recreando esa despedida, con esa necesidad de traerlo de vuelta, sabiendo los dos que es imposible».
“Hay abrazos, reproches, gritos, escenas muy tiernas, hay de todo, por eso la foto que aparece en uno de los flyers en que cada uno está mirando para un lado diferente, porque hay una mirada diferente, no hacia las Malvinas en sí, sino hacia el hecho de que él se fuera“, comentó
Para Lila Cohen «hoy es justamente muy importante recordar esa parte de nuestra historia, la autora es muy malvinera y se nota en la obra, le interesa mucho hablar de esto ante tanta negación que hay a veces, donde notamos ese sentimiento del no me importa si son argentinas o si son Falkland, para nosotros siempre fueron las Malvinas Argentinas, y poder decirlo es muy importante, es más, si expresara otra cosa no la hago la obra, por mi postura política y por mi postura ante la vida, pero sé que es un texto que está reivindicando a los ex combatientes, a los ex combatientes que estarán en la sala y que fueron invitados especialmente, y por supuesto a los padres de esos chicos, que es justamente en lo que pensó la autora, en brindarle tributo a esos padres que quedaron descarnados“.
La intérprete, que anunció que la obra estará nuevamente en cartel la semana que viene y que ya tienen la fecha para la primera gira, confesó en el final que «más allá de la experiencia y todos los trabajos que he realizado, los nervios antes de una obra siempre son los mismos, si uno no sintiera ese cosquilleo no sería normal, y no solo en el estreno, antes de cada función, más en el teatro, donde se viven cosas singulares, donde el compañero te ayuda, donde hay un trabajo en equipo, es algo tan sanador, aún siendo una obra triste, pero que pasó y tenemos que hablar de eso“.