Luego de que el diputado nacional y candidato a Presidente por el partido La Libertad Avanza, Javier Milei, volviera a manifestarse a favor de la venta de órganos para trasplante, el presidente del Instituto Nacional Central Único Coordinador de Ablación e Implante (Incucai), Carlos Soratti, salió públicamente a cruzar su postura, a la que calificó de “locura” y “fantasía que no es viable” y consideró que el planteo va en contra de todos los consensos de salud internacionales al respecto.
El economista libertario volvió a defender su posición en declaraciones al canal televisivo Todo Noticias (TN): “Hay 7.500 personas sufriendo, esperando los trasplantes, hay algo que no está funcionando bien. Lo que propongo es buscar mecanismos de mercado para resolver este problema”, planteó.
Ante esto, el director del Instituto Nacional que regula a nivel nacional la donación de órganos, respondió: “Esa locura del mercado de órganos es una fantasía que no es viable, que es absolutamente un pensamiento muy marginal y muy combatido por los consensos internacionales”, dijo en Radio 10.
En referencia directa a Milei, agregó: “Esto está tan fuera de foco, es una postura tan extrema y disparatada que es lamentable tener que hablarlo a partir de esas expresiones que atrasan un siglo porque son debates del comienzo de los trasplantes, a mediados del siglo XX”.
Esto “es el peor daño que se le puede hacer a un sistema: pensar o hablar de estas cosas, porque hay un celo muy grande en evitar esto porque si no las sociedades tendrían una actitud muy distinta” y la cantidad de donantes sería menor por la falta de confianza de las personas en el destino de los órganos.
Consenso global
Soratti explicó que existe “un consenso global acerca de la donación y el trasplante. Es el consenso en la necesidad de una regulación de todos los estados y esto es una recomendación de la Organización Mundial de la Salud, es un consenso de todas las entidades científicas que tienen que ver con el trasplante, de todo el mundo científico, los organismos regionales, subregionales, en la necesidad de una regulación muy estricta de un proceso tan sensible como la donación de órganos para trasplante”.
El objetivo de esta regulación, amplió el funcionario, “es garantizar la disponibilidad para el trasplante, asignar un recurso tan escaso con criterios muy consensuados y transparente a quienes lo necesitan. Las legislaciones en todos los sistemas sanitarios del mundo donde se desarrolla esta práctica apuntan a garantizar a la sociedad la transparencia de estos procesos porque si no sería imposible” realizarse.
En ese sentido, recordó que en 2008 “la Sociedad Internacional de Trasplantes con otras sociedades científicas, en el contexto de una convocatoria de la OMS y de muchos expertos del mundo en este tema, sacó la Declaración de Estambul donde se habla de extremar las medidas de regulación y fiscalización del tránsito de personas para conseguir un trasplante a fin de evitar, no sólo el comercio, que ya es algo extremadamente marginal en estos sistemas, sino el tránsito de personas para conseguir un trasplante, esto es el llamado turismo de trasplante en función de las asimetrías que se dan en los desarrollos desiguales” de los sistemas de salud.
Entonces, para garantizar evitar irregularidades existe un “esfuerzo en el mundo entero, donde se gestan regulaciones que ofrecen transparencia y generan confianza en las sociedades porque el Estado pide a la sociedad una actitud donante y la sociedad argentina la tiene con un alto grado de aceptación por lo tanto el sistema debe ofrecer las garantías de que esa donación está destinada” a ofrecer una solución en el marco del sistema de salud pública a padecimientos como “la insuficiencia de muchos órganos y la necesidad de trasplante de tejidos, células y órganos”.
“Los tres pilares fundamentales del sistema de donación y trasplante son el marco regulatorio, la organización sanitaria capaz de garantizar estos procesos tan exigentes en materia de logística por el poco tiempo que tolera un órgano para poder realizar un implante, y lo tercero es que estos procesos estén registrados de manera de ofrecer transparencia y trazabilidad. De manera que todo trasplante puede ser vinculado a un receptor para despejar toda duda y dar confianza”, apuntó. (DIB)