El punto de inflexión que marcó la vida y trayectoria de la titular de Madres de Plaza de Mayo, que falleció a los 93 años.
Por Ignacio Mendez
‘Kika’ Pastor era una ama de casa platense, que no se diferenciaba mucho del resto de las mujeres de la época. Sin embargo, su vida tuvo un antes y un después con la desaparición de sus hijos, Jorge y Raúl, quienes militaban en partidos de Izquierda y quedaron secuestrados durante la última dictadura militar. Ello dio paso a Hebe de Bonafini, una de las referentes del movimiento de Derechos Humanos del país y quien falleció este domingo a los 93 años.
Ella misma reconoció, en un discurso en una iglesia madrileña en 1982, esa reconversión que sufrió como consecuencia de los delitos de lesa humanidad perpetrados por los militares entre 1976 y 1983. “Antes de que fuera secuestrado mi hijo, yo era una mujer del montón, un ama de casa más. Yo no sabía muchas cosas. No me interesaban. La cuestión económica, la situación política de mi país me eran totalmente ajenas, indiferentes”, expresaba Hebe, recopiló NA.
En esta línea, completaba: “Pero desde que desapareció mi hijo, el amor que sentía por él, el afán por buscarlo hasta encontrarlo, por rogar, por pedir, por exigir que me lo entregaran; el encuentro y el ansia compartida con otras madres que sentían igual anhelo que el mío, me han puesto en un mundo nuevo, me han hecho saber y valorar muchas cosas que no sabía y que antes no me interesaba saber”.
El día preciso en que se produjo esa transformación fue el 8 de febrero de 1977, cuando a Jorge Omar, el mayor de sus hijos, lo secuestraron en su domicilio de 24 y 56, en La Plata. Tras un largo y violento operativo policial, el joven de 26 años fue sacado desmayado de su casa y lo colocaron en un automóvil.
El primero de los hijos del matrimonio de Hebe Pastor y Humberto Bonafini era docente de matemáticas y cursaba la carrera de Física en la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP). A la par de su trabajo y sus estudios, Jorge militaba en el Partido Comunista Marxista Leninista (PCML).
Durante su cautiverio, el mayor de los Bonafini fue visto por sobrevivientes de “Destacamento de Arana” y “Comisaría 5ta”, dos de los Centros Clandestinos de Detención (CCD) que integraban el circuito represivo que estaba bajo el mando del temible represor Ramón Camps. Allí comenzó el peregrinar sin fin de Hebe en busca del paradero de su hijo. A fines de ese mismo año, el 6 de diciembre, De Bonafini sufrió un nuevo golpe por parte de la dictadura: a su segundo hijo, Raúl Alfredo, lo habían secuestrado en la vecina localidad bonaerense de Berazategui.
El joven de 24 años trabajaba desde hacía tres en la Refinería La Plata de YPF, estudiaba Zoología en la Facultad de Ciencias Naturales y Museo de la UNLP y, al igual que su hermano mayor, militaba en el PCML. En los juicios por la Memoria, Verdad y Justicia, exdetenidos relataron haberlo visto en los centros clandestinos Pozo de Quilmes y La Cacha, también integrantes de aquel horroroso Circuito Camps.
A ello, se sumó que el 25 de mayo de 1978 secuestraron a María Elena Bugnone, esposa de Jorge Omar y que también militaba en el PCML. “Nos fuimos encontrando las madres. Encuentros fortuitos, casuales, en los juzgados a dónde íbamos a presentar los hábeas corpus. Y después pasaron a ser más formales, porque empezamos a buscar en los diarios, a ver los nombres de esas familias a las que le faltaban los hijos”.
Así relató Hebe en 2020 sobre cómo fue el germen de lo que luego sería la Asociación Madres de Plaza de Mayo. Desde su rol de presidenta de esa organización, De Bonafini supo erigirse como una de las voces más fuertes del movimiento de derechos humanos, lo que también la hizo protagonizar polémicas con distintos referentes de todos los ámbitos.