La concentración del poder mediático y su influencia en la sociedad actual gobernada por Javier Milei, es el tema de un interesante ensayo publicado por la revista Anfibia con investigación de Martín Becerra y Guillermo Mastrini. El análisis del control informativo a través de un mapa que presenta a los dueños verdaderos revela la concentración del poder en pocas manos y su impacto en la democracia y la sociedad.
RECONFIGURACIÓN EN LOS MEDIOS
Con la llegada de Javier Milei a la presidencia se aceleró la crisis de los medios tradicionales. El régimen libertario redujo la publicidad oficial, desmanteló medios estatales, y mostró una fascinación por las grandes empresas tecnológicas extranjeras.
Como contexto sirve recordar que ya entre 2010 y 2023, los ingresos publicitarios en medios tradicionales habían caído hasta un 83%, afectando las ventas y suscripciones, y la razón no era política sino por la reconversión tecnológica en las costumbres de consumo de información de la población.
Hace unos 15 años Jorge Lanata presentó un mapa de medios que se volvió un clásico televisivo, en donde mostraba «quienes eran los que manejaban tu ocio y entretenimiento» las 24 horas. Esto lo realizó en Canal 26, previamente a ser contratado por Héctor Magnetto, y Clarín ya era el principal protagonista.
El cierre de empresas periodísticas y la precarización laboral se acentuaron, mientras surgieron nuevos medios digitales que buscan crear comunidades y modelos económicos alternativos, como Futurock y Cenital, o canales de streaming como Blender, Gelatina, Luzu y Olga.
La crisis estructural se debe tanto a la transformación digital como a la recesión económica del país.
LOS NUEVOS «DUEÑOS DE LA TORTA»
Aunque Javier Milei buscó aliarse con el capital concentrado, ahora ese capital es global, dominado por conglomerados tecnológicos como Google y Facebook. El acceso a Internet en Argentina es casi universal, aunque las conexiones fijas a banda ancha, que alcanzan al 70% de los hogares, presentan brechas que afectan la calidad del acceso a la información.
En esta perspectiva crítica del poder de las corporaciones mediáticas en la era digital, se ve como «las empresas de medios lograron consolidar su dominio no solo a nivel nacional sino también global». Este fenómeno, acentuado por la digitalización y la convergencia de medios, plantea serias preocupaciones sobre la diversidad informativa y la calidad de la democracia, explica Becerra en Anfibia.
El sector de medios muestra una alta concentración económica, con el Grupo Clarín como el principal actor.
La caída de ventas en la prensa gráfica es alarmante: Clarín perdió el 91,49% de sus ventas desde 1995, y La Nación, un 73,27%. La publicidad en diarios impresos se redujo un 98,9% en los últimos 13 años.
La radio, en cambio, aunque con menores ingresos publicitarios y costos de producción, mantiene una audiencia significativa.
En televisión, los grupos Clarín (El Trece) y Paramount (Telefé) dominan la distribución de contenidos. Sin embargo, la TV paga perdió abonos, alcanzando al 62,3% de los hogares en 2023. La atención en entornos digitales se dispersa entre redes como Instagram, Facebook, TikTok, y plataformas de streaming como Netflix, que lidera el mercado, seguido por Amazon y Disney+.
Los medios de streaming como Luzu y Olga suman suscriptores, especialmente entre el público joven.
Los ingresos de los medios tradicionales son menguantes, pero mantienen influencia política. Clarín, por ejemplo, obtiene mayores beneficios de sus servicios de conectividad que de sus medios de comunicación.
CONCENTRACIÓN CADA VEZ MAYOR
Becerra señala en su ensayo que «la dinámica de fusiones y adquisiciones ha permitido a las corporaciones controlar una parte significativa del flujo informativo». Esta concentración no solo limita la pluralidad de voces y perspectivas, sino que también refuerza la agenda y los intereses de unos pocos actores poderosos.
La irrupción de Milei representa un desafío para todos, aunque en especial para el Grupo Clarín, que enfrenta restricciones en la publicidad oficial y competencia de nuevas plataformas digitales.
Otros grupos de medios, como Telefé, América, Indalo Media, La Nación, y Perfil, tienen un tamaño menor y no ostentan tales «posiciones dominantes», aunque si por circunstancias se ven sumados en un mismo objetivo, constituyen un verdadero oligopolio informativo.
El mapa con los dueños de medios en Argentina elaborado por el investigador Martín Becerra
En este contexto, es fundamental entender cómo la hegemonía mediática afecta el acceso a la información y la formación de la opinión pública.
Tal como indica Becerra en Anfibia, «la ciudadanía queda expuesta a una visión sesgada de la realidad, moldeada por intereses corporativos». Esta situación compromete la capacidad de los ciudadanos para tomar decisiones informadas y participativas en el ámbito democrático.
El mercado de medios muestra una alta concentración, excepto en sitios de noticias online. La centralización en el Área Metropolitana de Buenos Aires persiste, complementada por algunos grupos regionales. El desmantelamiento de medios estatales bajo la presidencia de Milei afecta la producción de contenidos y el federalismo informativo.
Los medios enfrentan una doble encrucijada: la reducción del consumo debido a políticas gubernamentales y la competencia con plataformas digitales. Mientras países vecinos buscan proteger su capital nacional, Argentina enfrenta desequilibrios en su mercado mediático. El régimen de Milei representa un cambio drástico en el panorama comunicacional, eliminando regulaciones y favoreciendo el mercado en su versión más salvaje.