El proyecto, gestado a partir de una iniciativa de Bárbara Arozamena y Daniela Amichetti, integrantes del equipo de Salud Mental e Inclusión Social, y del cantautor Ariel Fullana, integrante del área de Cultura local, con dirección y realización de Federico Raposo Aloé, promueve y apoya la vocación artística del joven rojense Ezequiel Lucena – En El Nuevo en Radio, Fede, Barbi y Ariel contaron el origen y propósitos del proyecto, que terminó uniendo a muchos rojenses
Estamos en condiciones de adelantar que el próximo miércoles 7 de diciembre, en horario a confirmar, se producirá en la sala del Cine Francés el estreno del documental “El arte como puente”, y el que será, eventualmente, el capítulo uno, “Mi tesoro”, de un proyecto testimonial con metas de inclusión, que podría tener continuidad en el futuro. De momento, digamos que ya estaría completa la etapa de filmación, y se pasaría a las instancias de edición y post-producción.
“El arte como puente” es un proyecto inicialmente surgido de la terapista ocupacional Bárbara Arozamena, integrante del equipo municipal de Salud Mental e Inclusión Social, al que sumó rápidamente a su compañera de área, Daniela Amichetti, al cantautor local Ariel Fullana, quien cumple hoy funciones en el área de Cuiltura de la comuna, y al artista audiovisual Federico Raposo Aloé, que asumió la dirección general del producto que verá la luz en diciembre.
Este proyecto, en su primera manifestación material, se enfoca en la vocación artística de un joven rojense, Ezequiel Lucena, un talento natural con una prodigiosa voz, que ya ha deslumbrado en los Juegos Bonaerenses y en varias presentaciones, acompañado de su mentor artístico, Ariel Fullana, donde ha logrado más que merecidas ovaciones.
Ezequiel, quien sufre de ceguera por una enfermedad congénita, tiene el firme propósito de cumplir su sueño como artista. En ese cometido, lo que nació originalmente como la filmación de un vídeo clip para que Eze pueda tener una suerte de carta de presentación en el inicio de su carrera, desembocó en una movida que fue sumando gente, voluntades y corazones, para fructificar en un film documental que, además de un espectacular vídeo clip filmado en el Centro Cultural, con la presencia de algunos de los mejorcitos músicos rojenses (Lázaro Pérez Lingua, Tely Galeano, Julián Eroles, el propio Fullana, Leo Barreiro, entre otros), recopiló testimonios y vivencias que nutrieron la idea original para transformar el proyecto inicial en un poderoso documento sobre la inclusión, en contra de la discriminación y, en suma, con todas las posibilidades de convertirse en un proyecto a largo plazo, para generar conciencia y deconstruir prejuicios en la sociedad. Algo que, ciertamente, no es poca cosa…
EL ARTE COMO PUENTE
Esta semana, en El Nuevo en Radio, Ariel, Barbi y Fede conversaron con nosotros respecto de este proyecto.
“Cuando hablamos del ‘arte como puente’ debemos comenzar con un mensaje que me mandó Bárbara hace un tiempo donde me proponía desde nuestro lugar en Cultura ver de qué manera se podía articular con el área de Salud Mental. En principio pensé en que tenía una canción con la cual podríamos hacer un videoclip convocando gente del área de Salud Mental, y en el tiempo que fue transcurriendo de reuniones, apareció Ezequiel Lucena con un video que me manda su maestra, que no sabía lo que estábamos armando, era Celeste Mori que nos proponía que lo escucháramos. Así que agarré el video y volví a la oficina del CIC para comentarles del tema, que iba a cambiar la canción, que era una que le había pasado a Yanet (Mayoral) y le faltaban dos estrofas. Se dio casi todo al mismo tiempo y pareciera escrita para Ezequiel”, cuenta Ariel respecto del origen del proyecto.
Sobre las condiciones de Eze, Ariel explica que “tiene algo particular, y es que llega con la voz al corazón; es así que apenas veo lo que hacía se nos ocurrió este plan, en el medio tuvimos los Juegos Bonaerenses y lo que pasó en el Centro de Jubilados, donde se hizo la parte de canto, y él se presentó y nos emocionamos todos, incluso le pedí a la gente que no hiciera palmas porque estábamos arruinando la canción”.
En esa línea, Barbi refiere que “la idea cuando nos juntamos con Ariel era pensar el puente para que tenga que ver con lo artístico, porque los trabajos que eran relacionados al tema inclusión venían siendo ligados a través de mi experiencia, de hablar de derechos de las personas con discapacidad, cuestiones que están establecidas, que se conocen, pero no se accionan. Por eso pensamos en un producto artístico para empezar a mostrar otras cuestiones que tenían que ver con potenciar habilidades”. Y explica que “de alguna manera era algo que veníamos trabajando con un grupo de ‘puenteros’ con el cual hacíamos diferentes técnicas como el falso vitraux, donde buscábamos a alguien que tenga una necesidad equis y nosotros poder proveerle el recurso a través de la participación en El Mercadito para llegar a cumplir ese sueño. Ese arte funcionó hasta antes de la pandemia, hasta que surgió esta idea de la canción y empezamos a ver la manera de crear algo que estuviera relacionado al talento y con la oportunidad, porque es justamente lo que más nos movió a los tres: que esto sea una oportunidad para que Rojas pueda visibilizar desde otro lugar a las personas con o sin discapacidad. En este caso pasó con Ezequiel, que conectó las fibras íntimas de Ariel; pero la idea es que esto sea el motor que movilice a cualquiera que tenga un talento o un sueño y que no tenga los recursos, para que sepan que no están solos. En este caso nos encontramos con dos personas talentosas y con una enorme generosidad como Ariel y Fede, que son quienes nos acompañan”.
Por su parte, el director del audiovisual, Fede Raposo, señala que “mi convocatoria venía por otro lado porque estaba trabajando con Ariel desde hacía dos años, hicimos un par de trabajos audiovisuales antes y teníamos en mente encarar un proyecto nuevo. Y después de las reuniones con Bárbara me comentaron la canción, la idea y me pareció todo maravilloso, y desde un primer momento quise que sea mi cámara la que registre todo”.
Así, relata, “me sumé con muchos objetivos: no sólo que Ezequiel tenga su material, ya que es talentoso y está poniendo todo, sino que además había un mensaje intrínseco en la propuesta que pasaba por romper con ciertos estereotipos, que sirva para inspirar a gente, que salga de ver el video y piense que también lo puede hacer”,
Bárbara, a ese respecto, puntualiza que “siempre el objetivo fue de respetar el derecho de elegir y decidir dónde participar, con quién y cómo. Siempre tuvimos en claro que todo el que convocáramos, como es nuestra primera experiencia, estaríamos buscando la herramienta para que se entendiera la propuesta, porque no quería caer en el golpe bajo, ya que la idea es totalmente diferente. De allí que el documental tiene un mensaje de fondo que tiene que ver con ver qué hacemos con lo que nos pasa. Desde mi experiencia personal pienso y siento que en este caso la discapacidad, si no te toca de cerca, no te convoca, y la idea es esa, es poder tener un producto final que te convoque y poder reconvertir lo negativo en positivo. Buscamos potenciar lo que hay”.
Fede coincide, y señala que, por su lado, “fue un privilegio ir observando todo desde el otro lado de la cámara. Y me fui dando cuenta desde el minuto uno hasta hoy que la gente siempre estuvo disfrutando, lo cual me llena un montón, más allá que en lo personal me apasiona mi trabajo y lo hago con mucha felicidad. Pero el hecho de ver cómo se prendió todo el mundo y se interesó, el ida y vuelta que se generó, fue hermoso, con lo cual la satisfacción es mucho mayor, más aun cuando todas las puertas que fuimos golpeando se abrieron…”, y confiesa que, en ese tren de cosas, “hemos vivido cosas muy fuertes…”
A ese respecto, Bárbara aporta otro punto más válido: “En esta sociedad en la que pasan tantas cosas y en la que uno vive en un modo automático, más después de todo lo que nos pasó con la pandemia, lo único que nos convocó fue hacer algo por el otro y me parece que la magia va por ahí: pasan cosas que a uno no le gustan, pero también suceden otras como ésta, donde un montón de personas de Rojas se mostraron disponibles y con un compromiso gigante, sin recibir más que la gratitud por participar”. Y agrega: “Tiene que ver con reafirmar nuestra naturaleza; somos todos seres humanos que nos necesitamos y es lindo que nos podamos acompañar así”.
Pero, ¿podría ser este primer documental el paso inicial hacia un proyecto de difusión conceptual enfocado desde Rojas, y apuntando a otras cuestiones y temáticas relevantes?
“Sería gratificante que este sea el puntapié inicial de un proyecto que continúe a futuro”, admite Barbi, en ese sentido, con lo cual también coincide Fede: “Sería fantástico, y además que no solo nos incluya a nosotros, sino que haya otro lugar en el que de repente se vea el proyecto y que permita el lanzamiento de otros proyectos similares”.
En esa línea, Ariel se remite a la hermosa experiencia que se está gestando a través de Envión Canta, un iniciativa artística surgida en el seno del Programa Envión: “Allí -cuenta Ariel, que oficia de jurado- pude conectar con gente que tiene mucha ilusión, mucho talento, pero ni cerca está de contar con los recursos: a esa gente no se le puede fallar. Por eso uno busca dar ánimo. Han pasado un montón de cosas desde que comenzamos hasta hoy. Ahora que estamos observando todo lo que se filmó, y me causa una emoción muy grande. Si bien es un trabajo que no se terminó, el material es genial, hemos superado las 300 personas participando, y hemos recibido un gran cariño. Creo que se logró algo épico”.
En cuanto al docu, Fede explica que “si bien falta bastante trabajo queremos presentarlo el 7 de diciembre a las 19 horas en el Cine Francés. Me gustaría que (el trabajo final) no exceda los 17, 18 minutos, que tenga un buen ritmo, que no aburra a nadie, que es algo que estamos consiguiendo”. En cuanto al material que, de por sí, es un documental genuino producido íntegramente en Rojas y, por su calidad profesional, puede ser exhibido o presentado en certámenes o festivales, Fede explica que “primero vamos a ver cuál es la devolución de la gente que lo vea en el Cine Francés, y a partir de ahí estaría bueno sentarse y ver qué podemos hacer con el video, no para ganar premios ni fama, sino para que otra gente pueda acceder al material, sobre todo por el trabajo que se viene realizando desde hace seis meses. No queremos que quede en un video de YouTube que sólo vean mil personas, sino que queremos que sea mucho más masivo”.