Los interrogantes no tienen respuesta y el terrible daño causado debiera ser evaluado por la justicia a través de una sesuda investigación. ¿Por qué El Carpincho sigue con agua?
Por: Redacción Semanario de Junin
Aquello de que “el crimen no paga” se denota principalmente en los daños ambientales a los que asistimos a diario en nuestro planeta, la falta de cultura en ese sentido, hace que tanto los ambiciosos desmedidos, como los pusilánimes, puedan ejercer su tarea en desmedro del resto de la humanidad.
La seca de la laguna de Gómez, acontecimiento que no ocurría desde hace casi 100 años, a diferencia de aquel entonces tiene responsables, debido a que, en el medio, se arbitraron obras para evitar tanto excesos, como falta de caudal; mecanismos que al analizar la situación demuestran que alguien los usó de mala manera, motivo por el cual se produjo esta situación que afecta no sólo a los juninenses sino a toda la región.
Querer minimizar la situación poniendo a la “sequía” como excusa, es desligarse de modo facilista de la situación y no reconocer la magnitud del daño y las responsabilidades.
Proponer “el rezo” para recuperar el caudal, como lo hicieron -a través de las redes sociales- desde la iglesia que maneja la familia del intendente Pablo Petrecca, resulta una burla quijotesca hacia una mayoría de juninenses que todavía no salen de su asombro al saber que, sin agua en la laguna, se desmorona uno de los pilares del desarrollo local: el turismo, que durante mucho tiempo hizo aportes sorprendentes a la economía regional y que esta gestión llegó para devastarlo.
A eso debemos agregarle el “crimen ambiental” en perjuicio de las especies ícticas que desaparecen, poniendo al pejerrey como más destacada, sumando la variedad de anfibios y reptiles y la migración de aves que eran características del lugar.
De la misma manera, un deterioro de las napas acuíferas y la ruptura del microclima que generan los espejos de agua y que sostienen un círculo virtuoso de la biodiversidad del lugar.
Todo eso destruyeron, pasando sorpresivamente de levantar “trincheras” en 2017 para evitar el desborde del canal y la llegada de agua hacia la ciudad, a secar la laguna seis años después, aunque ya en 2018 se les había “ido la mano” con el desagüe y Petrecca, junto al por entonces senador Esteban Bullrich, solicitaban a funcionarios de hidráulica que liberen hacia la Mar Chiquita juninense agua de la laguna La Picasa en Santa Fe, porque se había dado una “baja considerable” que afectaba un pesquero amigo, precisamente de la familia del hoy secretario general del municipio, Manuel Llovet.
En virtud de la imprevisión que ha demostrado esta gestión en otras áreas, resulta claro que la Municipalidad no haya monitoreado la evolución de los caudales
PRUEBA Y ERROR
Aunque más no sea en función de los resultados observados en los últimos años, los funcionarios de hidráulica provincial debieran hacer como los técnicos de futbol y renunciar ante los fracasos. Pero por lo visto se sigue improvisando. Incluso con la novedad de que los comités de cuenca los presida un intendente, cosa que en nuestra zona, nadie les ha dado la “menor bola”, algo coherente por otra parte ya que no tienen la más supina idea del tema.
Hay un dato incontrastable y es el por qué la laguna El Carpincho sigue con agua. Conocedores de la situación (tanto los directivos del club de Pescadores como el de Cazadores), frenaron el agua a tiempo ya que las compuertas que desaguan hacia el curso del Salado (donde el municipio vuelca los residuos cloacales sin tratamiento) son de fácil manipulación (más que las del balneario que requieren una tarea más compleja).
Si bien algunos comentarios indicaban que El Carpincho se mantuvo con nivel porque recibió agua de los desagües pluviales de Junín se trata de otro de los tantos disparates que se dicen, ya que poco podrían entregar los pluviales si no hubo lluvias para nadie y por otra parte debieran haber llovido unos 18 meses para sostenerla con agua (ver recuadro “Cuentas claras”).
De esa manera, los directivos de los clubes, actuando con rapidez y conocimiento del escenario, salvaron al espejo de agua, algo que podrían haber hecho también con la laguna de Gómez desde el municipio, pero carecen de profesionalismo y les sobra desidia
Por ejemplo, no hay funcionarios en el municipio que tengan un conocimiento cabal del “Plan Maestro de Río Salado”, la razón es porque no cuenta con ingenieros con incumbencia en la materia. Eso lo demuestran los hechos, antes descriptos, cuando amagó hace unos años el aumento del volumen de agua de la canalización, cundió el pánico entre el Ejecutivo petrequista e hicieron una obra inútil y deformadora del paisaje como fue poner silos bolsa llenos de tierra de pozo sobre el terraplén sin aglomerantes y sin compactación y con apertura de boca de frente a la corriente.
Pero a la falta de personal idóneo, se suma la falta de asesoramiento de un ingeniero Civil o Hidráulico, y la aplicación de las consignas dadas por hidráulica provincial frente a algún abrupto cambio en el cauce o el monitoreo de las mismas, que requiere un conocimiento específico y no puede manejarlo cualquiera.
Porque a pesar de los desaguisados, hay un protocolo que debe ser manejado en caso de excesos de agua.
Aquello de que “el crimen no paga” se denota principalmente en los daños ambientales a los que asistimos a diario en nuestro planeta
¿QUIÉN METIÓ MANO?
El expediente 2406-5877-13 cuya referencia indica “Consigna de Manejo Sistema Mar Chiquita- Gómez-Carpincho” especifica que: “la Laguna Mar Chiquita, que se extiende dentro del partido de General Arenales y Junín, es reguladora de los valores pico de los caudales ingresantes del sistema de canalización trocal de la subregión A1, materializado por la canalización de la Cañada de las Horquetas”.
Es por ello, que se requiere se mantengan sus niveles en torno a su valor mínimo ambientalmente sustentable.
En tanto, “las lagunas de Gómez y El Carpincho, próximas a la ciudad de Junín, cumplen con una finalidad recreativa, y por ello, las obras de control están destinadas a la regulación de los niveles de estiaje que permitan el sostenimiento de dicha actividad”.
A continuación establece que: “con cota IGN igual o menor a 75,00 se abre una compuerta hasta la cota 73.50 IGN, para asegurar un estiaje igual a 1,00 m3/s”.
Con más de 75,50 se abren tres y por encima de 75,50 se abren todas, que son cinco.
Según datos no oficiales, después de 2017 no hubo una cota por encima de 75, sin embargo tras una observación realizada por SEMANARIO esta semana, se nota que fueron dos las compuerta manipuladas en la laguna de Gómez (ya que son las únicas a las que se las ve aceitadas según las fotos) cuando el protocolo indicaba que debía ser sólo una y controlando el caudal de salida como la cota.
En función de los resultados calamitosos que hoy vemos, se puede considerar que difícilmente el municipio cumplió con la consigna de operación de las compuertas de Gómez en épocas de estiaje. Ya que nunca se brindó información oficial y según algunos pescadores y visitantes que frecuentaban el lugar, dieron cuenta que las compuertas estuvieron abiertas durante mucho tiempo.
En virtud de la imprevisión que ha demostrado esta gestión en otras áreas, resulta claro que la Municipalidad de Junín no haya monitoreado la evolución de los caudales de ingreso y de salida de las tres lagunas, realizando los aforos y tomando los niveles correspondientes para tener información que permita tomar decisiones apropiadas. Al fin y al cabo no existe un área destinada específicamente al tema hidráulico, teniendo tres lagunas encadenadas que resultan vitales para el ambiente, como para el turismo.
Del mismo modo, no se habrían realizado los estudios necesarios para verificar si en la práctica las consignas que ordenó la Autoridad del Agua eran acertadas para, en épocas de sequía, garantizar un nivel mínimo para las actividades recreativas en el Parque Natural. Justamente porque el Ejecutivo no cuenta con profesionales en el tema.
Proponer “el rezo” para recuperar el caudal, como lo hicieron desde la iglesia que maneja la familia del intendente Petrecca resulta una burla quijotesca
OTRA HIPÓTESIS
La reacción de Petrecca junto a Esteban Bullrich un año después de la inundación del 2016/17 tratando de “conseguir agua” de La Picasa, por la bajante en Mar Chiquita y Gómez, habla a las claras que de alguien “metió mano” a las compuertas y se produjo el desagüe de forma desaprensiva sin cumplir con el protocolo.
Por otra parte -y no es un dato menor- algunas fuentes cercanas al manejo de la hidráulica provincial dejaron trascender que la municipalidad liberó la salida de agua en Gómez a partir de 2019, con la finalidad de poder llevar a cabo la obra de reestructuración del espigón con el área seca, lo cual le permitía un ahorro considerable en cuanto a la tarea con los pilotes, ya que de llevar a cabo un tablestacado bajo el agua, el valor del trabajo se triplicaba debido a que había que usar bombas, pilotes especiales, materiales más costosos, personal especializado y pontones flotantes.
Y mientras el municipio lo que hace es culpar a la naturaleza o al cambio climático, queda evidenciada la posibilidad cierta de una “mala praxis”
De esa manera, los funcionarios municipales consideraron –erróneamente- que podían aprovechar esa posibilidad, pero no tuvieron en cuenta la sequía que ya se anunciaba y las demoras propias de una gestión ineficiente, motivo por el cual, después de dejar salir el agua para hacer la obra, la falta de lluvias hizo imposible la recuperación y el resultado es el que hoy se observa.
Y mientras el municipio lo que hace es culpar a la naturaleza o al cambio climático, queda evidenciada la posibilidad cierta de una “mala praxis” a la hora de llevar adelante la tarea del manejo del caudal de la laguna de Gómez y motivo por el cual sería saludable para la comunidad, que las instituciones y organizaciones reclamen a la justicia una investigación minuciosa y profesional, para determinar responsabilidades si las hay, con el objetivo de que no ocurran más este tipo de desastres ambientales que deterioran la calidad del individuo hoy y ponen en riesgo a las generaciones futuras.
Quienes manifiestan que la laguna El Carpincho sigue con agua producto de “la descarga pluvial” de la ciudad, no ofrecen ningún cálculo de lo que significan esos aportes, considerando además la sequía padecida.
Podría estimarse que la ciudad tiene aproximadamente 240.000 m2 y que una lluvia de 50 mm/h que equivale a 50 l/m2, daría un aporte de 12.000.000 lts. con cada lluvia de esa magnitud.
Ahora bien, teniendo en cuenta que la superficie del espejo de agua de El Carpincho es de aproximadamente 4.000.000 m2 con una profundidad promedio estimada en 1.50m, nos da un volumen de 6.000.000 m3. Si tenemos en cuenta que un metro cúbico equivale a 1.000 lts, resultaría que la menor de las lagunas del sistema requeriría para su llenado 6.000.000.000 lts.
La simple división de lo aportado y lo requerido nos da que debieran llover 500 días a razón de 50 mm por día.
En resumen, tiene que llover durante 18 meses todos los días durante una hora con 50 mm para que la laguna presente un nivel de agua como el actual.
Este simple cálculo, aunque no es exacto porque no considera otros ingresos de agua de campos aledaños y de la propia superficie de la laguna, no obstante y pese a ello, aclara que el desagüe pluvial de la planta urbana de Junín no puede ser la única razón por la cual El Carpincho siga con agua. Al parecer, habría otras razones.