La profesional del equipo de Salud Mental e Inclusión Social del Municipio de Rojas realizó un amplio abordaje sobre la tarea que se está realizando en nuestra ciudad en torneo a las personas que sufren de diferentes padecimientos. «Es importante animarse a contar el problema», apuntó.
El pasado 10 de noviembre se conmemoró el Día de la Salud Mental, motivo por el cual en nuestra ciudad se realizaron acciones en torno a la visibilización del trabajo que en nuestra ciudad realiza el equipo de Salud Mental e Inclusión Social.
En este marco tuvimos la posibilidad de mantener un extenso diálogo con la profesional Bárbara Arozamena, integrante del equipo, quien nos trazó un amplio panorama de como funciona el servicio en nuestra ciudad y los diferentes padecimientos con que se encuentran a diario.
En principio, la Licenciada habló de la problemática que están observando en edades más tempranas: “Lo que vemos y lo que más nos preocupa y nos inquieta es como los niños y los jóvenes no están pudiendo elaborar esas cuestiones, esto de pedir ayuda a tiempo. Hacemos mucho hincapié en no acostumbrarnos o normalizar el hecho de sentirnos un poco mal todo el tiempo, lo cual es un tema difícil.
Venimos trabajando mucho en ayudar a reconocer esos estados, de malestar, de tristeza, y eso muchas veces es sinónimo de debilidad, por eso buscamos dar herramientas y espacios para que estos sentires que uno puede identificar sean sinónimos de fortaleza, porque pedir ayuda a tiempo es de valientes“.
“No solo esta ayuda la puede buscar uno mismo, sino también un amigo o alguien cercano que detecte diferencias en cuanto al comportamiento habitual, y es importante que se acerquen a contarlo y para eso, nosotros en este caso, estamos abiertos a escuchar», explicó.
«Pasa también que la persona no puede identificar que tan mal está o cuanto daño se está haciendo, pero alguien que lo está mirando al lado si, y justamente en los jóvenes nos está pasando que es un amigo o un compañero el que detecta ese malestar, y muchas veces por sobre la propia familia.’
Puede pasar que dentro del hogar la persona o en este caso el joven muestra un bienestar dentro del hogar, que nos es el real, y que con sus pares se manifiestan tal cual son o tal cual lo sienten, por eso pensamos que son muchas más personas de las que nosotros creemos las que la están pasando mal y no lo sabemos“, sostuvo.
La Lic. Arozamena apuntó que “utilizamos algunas herramientas que son para prender las luces de alarma, que tienen que ver con registrar si vengo funcionando de una manera o si vengo haciendo ciertas cosas dentro de mi rutina diaria y me vengo sintiendo bien, pero de pronto paso a no sentirme tan bien, es cuando hay que ponerse a pensar que me está sucediendo que no estoy pudiendo procesar o que hay de nuevo.
Por supuesto que cada persona es singular y cada cuerpo lo manifiesta, de todos modos hay algunas cuestiones y parámetros generales, que son evaluaciones que hacen las psicólogas y psiquiatras que tienen que ver con una línea más relacionada a la ansiedad y otra a la depresión, pero claro está que es muy difícil poder establecer un patrón sobre si te sentís de tal o cual manera estás deprimido o tenés ansiedad“.
En este sentido la profesional subrayó que “el ejercicio que proponemos es poder están más en el aquí y ahora, estar más consciente con lo que siento, no tomar como algo común que de pronto tengo una semana en la cual puedo estar más alterado, más ansiosa, no estoy pudiendo esperar, tengo cambios emocionales, es ahí cuando tengo que parar y preguntarme que me está pasando y preguntarme si necesito pedir ayuda.
Tanto en el CIC y en los lugares que están a nuestro alcance les decimos a las personas, a los jóvenes, que si tienen una duda, que hagan la pregunta, nunca está demás“.
“En el último tiempo nos hemos encontrado cada vez más con este tipo de situaciones, y a su vez en edades más tempranas, y justamente con Daniela Amichetti, con quien trabajamos con niños, vemos que el no dar lugar las emociones es algo que está dando mensajes cada vez más claros y en edades más tempranas.
Es muy importante que los adultos que somos guía y acompañamos a nuestros niños y adolescentes tomemos consciencia de la responsabilidad que tenemos con el mensaje que les damos, porque ellos a través del cuerpo y el comportamiento están dando mensajes claros de necesitar ayuda y quizás los adultos somos quienes tenemos que accionar“, expresó.
“Reitero que esto lo vemos en edades más tempranas y con cuestiones más vinculares, que se detectan muchas veces en la escuela o en espacios compartidos con pares, en los clubes, está cuestión de no tener herramientas suficientes para resolver algunas cuestiones de la vida cotidiana», sostuvo.
La Licenciada Arozamena contó que “este año la OMS y la Asociación Argentina de Salud Mental lo que propone es trabajar sobre la autonomía emocional, que es un término muy amplio, muy complejo, que requiere de mucho ejercicio, compromiso y responsabilidad, pero sobre todo y principal con uno mismo, y después con el otro».
“Estamos en una era en la cual estamos atravesados por las exigencias, por el estado del país que nos envuelve a todos, la cuestión que el dinero no alcanza, que hay más necesidades, cuestiones que van generando una bola gigante, por eso es que necesitamos encontrar espacios para frenar y para que quienes vienen detrás nuestro sepan que no todo es así, que hay otras oportunidades.
Uno quizás lo dice de esta manera y parece simple, pero es un sumamente complejo, y allí donde estamos nosotros como equipo para no juzgar, para comprender y dar lugar a la escucha y la palabra“, detalló.
Añadió que “en estos tiempos hay apertura en un montón de cuestiones por parte de la sociedad, pero todavía sigue existiendo el tabú de tapar lo que pasa con un hijo, porque el afuera también es muy difícil, la sociedad es muy difícil, los seres humanos también somos muy difícil, señalamos con el dedo, y nos pasa mucho que hay personas que dejan encerrado el problema y se enmascaran para salir a la sociedad porque es duro bancarse la mirada del otro“.
“En Salud mental, en todo lo que tenga que ver con inclusión, con personas con discapacidad, el ejercicio de trabajar y flexibilizar el pensamiento es de todos los días, todo el tiempo, porque si bien estamos con los avances en la tecnología, en los medios de comunicación, en tantas cosas que avanzan y sin embargo pasando un montón de cuestiones y comportamientos súper rudimentarios, primitivos, de dejar afuera, señalar, y pasa mucho que personas que nos vienen a contar su problema llegaron a tal punto porque siempre les enseñaron que demostrarlo era un signo de debilidad“, puntualizó.
La profesional no dudó en señalar que aún hay siguen las consecuencias de la pandemia: “Las repercusiones de la pandemia y el encierro aún hoy se ven en las escuelas, con los jóvenes y los niños, por ejemplo de ese acceso forzoso a la tecnología, y una de las cuestiones que nos pasa mucho en Salud Mental que de pronto un montón de familias que venían funcionando cada uno con su rutina no tenían el contacto directo con sus hijos o con otros miembros directos, y justamente se encontraron además que estaban pasando cosas que no estaban buenas, que eran graves, encuentros que fueron difíciles, por eso hoy recién se están rearmando“.
“Hay un montón de casos que terminaron en derivaciones, también se identificaron casos de consumo, de jóvenes que tenían vínculos violentos o tóxicos, un montón de situaciones que no estaban siendo vistas, es así que hay muchas personas que agudizaron su estado de salud mental por el cambio de vida, y al día de hoy están tratando de rearmarse, lo cual no es para nada fácil, porque la exigencia es alta y los tiempos son rápidos, y los estados emocionales tienen sus tiempos“, expresó.
Respecto al marco legal que gira alrededor de la salud mental indicó: «La Ley de Salud Mental fue regida en el 2010 y ha tenido algunas modificaciones, y el cambio tajante que propone es el cierre de las instituciones monovalentes y la habilitación de los casos en hospitales generales, que deje de existir lo que solo se dedica a eso y que sea parte del todo, pero la dificultad con la que nos encontramos es con la falta de recursos y disposición de lo intermedio».
«Se pasó de no existencia de las instituciones monovalentes, que fue regido con validez porque había muchas personas que empezaban y terminaban su vida en instituciones sin tener que estar ahí, lo cual era terrible, y se paso de eso a un intermedio, o sea que no hubo algo intermedio, y lo que nos pasa mucho es que al no existir ese tipo de alojos donde hay casos particulares que necesitan algún otro tipo de contención más allá de la comunidad terapéutica, de allí es difícil armar los dispositivos que necesitan», explicó.
Agregó en este plano que «el estado tiene que articular un montón de cuestiones y desde nuestro lado por varios casos que fueron de público conocimiento estamos trabajando bastante en poder pensar y repensar cuales son los espacios que necesitan los casos que son complejos. Se trabaja mucho en la coordinación y la organización con comunidades vecinos, todo eso está pasando, pero a la vez tenemos las dificultades de las obras sociales, o sea que en cada caso en particular nos ocupamos de la manera de articular y evaluar las mejores posibilidades para acompañar a la persona y a su familia“.
“Se trabaja con la voluntad de las personas -explicó-, la ley habla de internaciones involuntarias en caso de que se evalúe que la persona sea peligrosa para si y para terceros, y admite que esa persona puede estar internada, pero se hace el mayor hincapié en la internación voluntaria, en la cual la persona pueda tomar consciencia de esa necesidad de pedir ayudar y empezar otro camino“.
“Tenemos un montón de casos en los cuales podemos trabajar con la voluntad, que pueden ir a las comunidades, los podemos recibir y pueden rehacer su vida, que pueden estudiar, formar su familia y son casos inspiradores que están muy bueno, y por otro lado tenemos los otros que son un poco más complejos que tienen algunas otras características que hace que todo sea más difícil“, sostuvo la Licenciada.
Para finalizar, Bárbara Arozamena, del equipo de Salud Mental e Inclusión Social, señaló que «dentro de la provincia hay 14 instituciones habilitadas en el marco de la superintendencia de la salud y la ley de Salud Mental, lo cual hace todo más complejo porque tienen que coincidir la tarea en lo que es la parte legal y la obra social, mientras tanto hacemos el esfuerzo de que esa tarea vaya fluyendo de la mejor manera“.