La Dirección de Programas y Proyectos Sectoriales y Especiales realiza obras para potenciar las economías regionales con financiamiento externo. Desde diciembre no se ejecutan los presupuestos porque el Gobierno no designó un nuevo director. Ahora amenazan con despedir al 25% de los trabajadores del organismo y desguazar sus áreas operativas.
Periodista. Twitter: @Nico_Baccaro
La motosierra de Milei no solo no parece tener límites, sino que tampoco muestra criterio ni racionalidad alguna. El de la Dirección de Programas y Proyectos Sectoriales y Especiales (DIPROSE), del Ministerio de Economía, es un caso que expone a las claras cómo el Gobierno nacional se enceguece en su afán ajustador, sin siquiera reparar en los organismos del Estado que funcionan con financiamiento externo, aportan al desarrollo económico de las distintas regiones del país y hasta fomentan la entrada de dólares por vía de exportaciones. Al drama que viven hoy los trabajadores de la dirección se suma, además, un grave riesgo para el país en incumplir contratos con organismos internacionales y bancos producto de la falta de ejecución de proyectos que ya están aprobados, ya tienen financiamiento, pero no pueden avanzar por la falta de designación de autoridades.
La DIPROSE funciona desde hace más de 25 años y está integrada por equipos técnicos especializados en el diseño, gestión y evaluación de programas destinados al desarrollo federal de actividades agropecuarias, agroindustriales y pesqueras. Recibe financiamiento internacional de organismos como el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo, entre otros, para proyectos de desarrollo e interconexión de las economías regionales. “Las inversiones de estos Programas están destinadas a obras de infraestructura pública rural en todo el país: riego, caminos, electrificación, conectividad, entre otras; mejoras productivas a través de equipamiento, capacitación e innovación tecnológica; mejoras de la competitividad del sector agroindustrial a través de la articulación con instituciones de ciencia y tecnología y el sector privado; y asistencia financiera a MiPyMEs y organizaciones de productores a partir de créditos y aportes no reembolsables” informaron desde la dirección.
“Los Programas que se gestionan desde la DIPROSE fueron diseñados en base a estrategias federales, en acuerdo con los gobiernos provinciales y bajo compromisos asumidos con organismos internacionales de crédito” explicaron desde la dirección. Actualmente, la DIPROSE cuenta con un financiamiento de 1.700 millones de dólares para los próximos años. Al suscribir contratos con organismos internacionales y de crédito, la ejecución de esos presupuestos se encuentra permanentemente sujeta a auditorías nacionales y del exterior. En definitiva, se trata de millones de dólares que llegan al país para el desarrollo de las economías regionales y las provincias, que es controlado en su ejecución por organismos internacionales, y que no representa al Estado nacional mayor gasto que el salario de los 309 trabajadores y trabajadoras de la dirección.
Sin embargo, tras el cambio de gestión la DIPROSE corrió la misma suerte que muchas dependencias del Estado nacional. Desde la asunción de Milei rige una incertidumbre total por la falta de designación de autoridades y asignación de presupuesto, que se traduce en una parálisis de obras fundamentales. “No ejecutamos un solo peso desde el 10 de diciembre” expresaron a Diagonales fuentes de la dirección, a la vez que agregaron las dificultades que conlleva la suspensión de las obras en un contexto de alta inflación e incremento permanente de los costos.
El freezer en el que la metieron no es la única dificultad que atraviesa hoy por hoy la DIPROSE. Los trabajadores de la dirección afirman que aún no se definió bajo que dependencia quedará en el organigrama estatal y, lo que es aún más grave, denunciaron que en las últimas semanas “se recibieron presiones para una reducción de un 25% de su planta de trabajadores”. En un comunicado difundido este martes, los trabajadores expresaron que “se desarmaron áreas transversales donde los trabajadores fueron informados de la situación por mensajes telefónicos y sometidos a entrevistas individuales para ser reubicados en otras dependencias. En varios de estos casos la respuesta final fue su desvinculación a partir del 31 de marzo, fecha en que finalizan la totalidad de los contratos de trabajo en la DIPROSE”.
“Recibimos fondos del exterior, que tienen asignación específica y no se pueden destinar a otra cosa. Su ejecución está sujeta a auditorías sumamente rigurosas y son proyectos que se negocian durante años, con metas, indicadores para alcanzar, en relación con las provincias y productores. Además, la DIPROSE fomenta la entrada de divisas al país, porque potencia a sectores exportadores. Entonces, no se entiende la falta de criterio en el desguace de la dirección por parte del Gobierno. Es el recorte por el recorte mismo, sin sentido” afirmaron a este medio desde la dirección, cuyos trabajadores intentan visibilizar la situación para evitar su desmantelamiento.
El dogmatismo de la motosierra sin criterio alguno no solo afecta a los trabajadores de la dirección, las provincias y los productores que venían desarrollando obras a partir de ese financiamiento internacional. “Incumplir con estas obligaciones le puede traer un perjuicio muy grande al país. Se han firmado contratos que tienen cláusulas de cumplimiento de metas, y si no se cumplen todo el finamiento corre riesgo de perderse, así como también la Argentina quedar en posiciones desfavorables para gestionar otros préstamos a futuro por haber incumplido esos contratos” explican desde la DIPROSE.
Por otro lado, los trabajadores de la dirección también despejan todo tipo dudas en cuanto al destino de los fondos y una posible discrecionalidad política. “Se trabaja con provincias de todos los sectores políticos, hay proyectos con Jujuy, Mendoza, Córdoba, por citar solo algunas que no son gestionadas por el signo político del gobierno anterior” afirman a Diagonales resaltando la transparencia en la utilización de los recursos de la dirección.
En el comunicado que difundieron este martes los trabajadores expresaron que “la DIPROSE es una unidad que opera con dos áreas principales (técnica y administrativa), conformadas a su vez por equipos multidisciplinarios con funciones diferenciadas, articuladas y complementarias, que son necesarias para su adecuado funcionamiento. Esta estructura de trabajadoras y trabajadores de la DIPROSE se ajusta hoy a las más estrictas necesidades operativas, que son exigidas en los contratos de préstamo suscritos con los diversos organismos financiadores, y cuyo incumplimiento podría afectar el principio de seguridad jurídica”.
En ese sentido, agregaron que la dirección “no puede perder trabajadores/as ni áreas operativas sin que ello afecte significativamente su capacidad para gestionar y ejecutar sus programas, responder a los compromisos asumidos con las provincias y los organismos financiadores, y atender las necesidades de los entramados productivos de las economías regionales”.
En su dogmatismo irracional por un ajuste salvaje y muchas veces sin sentido alguno, el Gobierno de Milei y Caputo está poniendo en riesgo un área del Estado nacional que le insume pocos recursos, apenas para la masa salarial, que consigue y gestiona financiamiento internacional aplicado al desarrollo económico del interior del país, y que además genera exportaciones. Los trabajadores y trabajadoras de la DIPROSE están alertando sobre el drama de los despidos y los múltiples perjuicios para el país y las provincias que conllevaría el innecesario e inconducente desmantelamiento de la dirección. Bien haría el Gobierno en salir de su molde prefabricado y poner un poco de racionalidad en sus decisiones de política económica, atendiendo este tipo de situaciones que se repiten a lo largo y ancho del país.