Sin agenda programada para esta semana, el poroteo por el cierre de listas y el receso invernal marcarán una pausa hasta agosto en la Legislatura bonaerense.
Mientras crecen las tensiones internas por el cierre de listas para las elecciones del 7 de septiembre, la Legislatura bonaerense inició de hecho su receso invernal sin definir agenda alguna para esta semana, evidenciando una vez más la desconexión entre las prioridades políticas y la función legislativa.
En lugar de abocarse al tratamiento de proyectos pendientes, diputados y senadores bonaerenses concentran sus energías en las negociaciones internas para definir los nombres que integrarán las boletas. La rosca partidaria por los nombres a legisladores, concejales y consejeros escolares se impone sobre cualquier otra responsabilidad institucional, relegando al calendario legislativo a un segundo plano.
Tras un inicio de año con comisiones activas y sesiones frecuentes, la Legislatura bonaerense entró en una virtual parálisis en las últimas semanas. El punto de quiebre fue el fallido intento del oficialismo de habilitar las reelecciones indefinidas de legisladores y concejales.
Si bien la iniciativa impulsada por el senador Luis Vivona tuvo la aprobación en la Cámara alta, con la vicegobernadora Verónica Magario desempatando la votación, el expediente no fue tratado en Diputados por el amplio rechazo opositor, como así también de integrantes de la coalición gobernante, entre ellos, los legisladores del Frente Renovador.
Desde el 12 de mayo la Cámara baja no sesiona, y mientras tanto, unos 30 proyectos de ley con media sanción en el Senado siguen sin tratamiento. La demora no solo retrasa medidas clave, sino que refleja el desinterés por sostener un mínimo ritmo institucional en la Legislatura bonaerense en medio de la disputa electoral.