La profesional de nuestra ciudad cuenta con más de 20 años de experiencia en diversas instituciones de prestigio como el Hospital de Niños Dr. Ricardo Gutiérrez y el Instituto Universitario CEMIC. Participó días pasados en el programa “Otro día perdido“ por Canal 13.
La médica rojense María José Bastianello es reconocida como una de las mejores especialistas en Medicina Nuclear de Argentina, con una trayectoria que tomó aún mayor dimensión tras su paso, hace una semana, por el programa televisivo “Otro Día Perdido” que conduce Mario Pergolini en Canal Trece de lunes a viernes a las 22,30 horas.
María José estuvo acompañada por Fernando Acosta en su condición de médico y paciente oncológico. Ambos son embajadores de la Fundación Oncidium de Bélgica, que facilita el acceso a terapias de medicina nuclear.
La profesional de nuestra ciudad cuenta con más de 20 años de experiencia en diversas instituciones de prestigio como el Hospital de Niños Dr. Ricardo Gutiérrez y el Instituto Universitario CEMIC.
En el estudio de TV, Bastianello explicó su vínculo con el Dr. Acosta y la relación con la referida Fundación Oncidium «Yo soy médica especialista en medicina nuclear. Lo que hacemos es realizar diagnóstico y tratamiento con el material radioactivo. Los dos (con Acosta) somos embajadores de una fundación belga, sin fines de lucro, llamada Oncidium. Cuando él necesitaba la dosis de lutecio y no podíamos cubrirlo, empezamos a hacer una cadena de donaciones que hace que muchos pacientes tengan acceso a este tipo de terapias con material radioactivo».
Acosta pasó por duras situaciones en su vida y, a los 55 años, le detectaron la enfermedad. Encontró en su médica, María Bastianello, el impulso para superar ese momento dramático.
“Me enfermé y es algo que te saca de la cancha. A mí me agarró jóven, a los 55 años, y me enojé con esta situación”, comentó Fernando. Y agregó: “Conocía a la doctora María Bastianello, de medicina nuclear, y ella intervino en el diagnóstico”.
Luego dijo: “Pasé por una punción biopsia, quedé internado y ya sabía mi pronóstico de vida”. Sin embargo, como paciente se preguntaba qué más podía hacer.
Fue entonces cuando conoció la medicación con lutecio, que ya se aplicaba en Argentina, pero era muy difícil de conseguir y muy costosa. Desde ese momento lo derivaron por completo con María.
Para ayudar a los pacientes que necesitaban lutecio, la doctora decidió iniciar el proceso para importar el medicamento.
Fernando, por su parte, lanzó una campaña en la plataforma Change.org para reunir firmas, comunicándose con la comunidad y usando una foto junto a su nieta para movilizar la causa.
Gracias a esta movilización, la Fundación Oncidium, organización belga, inició una cadena de donaciones que permitió que el material radiactivo llegara al país.
La unión entre la necesidad de Fernando, la recolección de firmas y la gestión de la doctora Bastianello permitió que la fundación adquiriera y entregara estas dosis, logrando que muchos pacientes pudieran acceder a estas terapias.




