Las terribles consecuencias que podrían acarrear la aplicación de las ideas ultraliberales de Javier Milei sobre los pueblos del interior quedaron de manifiesto con una respuesta del candidato libertario referida a la obra pública.
Es que un vecino lo consultó sobre la posible respuesta de su gobierno a la necesidad de un pueblo de tener una ruta que lo conecte con una ciudad cabecera y las opciones para construirla si es que la obra no resulta atractiva para el mercado.
«Si no es rentable para el mercado, entonces no es deseable socialmente» respondió el candidato de la Libertad Avanza, con una premisa que borra de un plumazo el rol social del estado como garante de la igualdad de oportunidades y pondría a las pequeñas comunidades al borde de la desaparición.
Incluso Javier Milei consideró que de intervenir el Estado en la construcción del camino sería equiparable a la de un robo al resto de la población: “Crees que le tenés que robar el dinero a otro para hacer lo que alguien quiere” disparó.
“Si lo tenés que financiar robándole a otros tiene una base moral que está mal. Si es tan importante, los propios que están en ese lugar y los que tienen que venderles se van a ocupar de hacerlo” agregó.
La definición de Javier Milei que dejaría a los pueblos al borde de la desaparición
En esa dirección, continuó su premisa con un ejemplo: ¿Sabés cuál es el mejor ejemplo? La cuarta línea del Comahue. Nadie creía que una obra de transmisión de energía podía hacerla el sector privado y la hizo el sector privado” planteó.
La promesa de un mercado que hará lo que nunca hace
Semanas atrás, el gobernador Axel Kicillof desarmó el argumento sobre el rol omnipresente del mercado.
“La derecha promete que el mercado hará lo que hoy no hace y nadie les prohibió» dijo al presentar una serie de medidas para el sistema de salud.
“El privado va donde hay plata y donde hay rentabilidad. No tengo ninguna crítica ni ninguna queja con esto. El problema es que la concentración urbana, demográfica y de la riqueza hace que esos lugares sean muy chiquititos”.
Y ejemplificó con la provincia de Buenos Aires: “En prácticamente 100 municipios –de 135– el único efector de salud es el Estado, aunque nadie le prohibió a un empresario que ponga una clínica privada, por ejemplo en un municipio de 10.000 habitantes del interior” graficó.