El gobernador Axel Kicillof no ocultó este jueves su enojo por el caso que obligó a renunciar a Martín Insaurralde a la Jefatura de Gabinete, evitó hablar sobre “presunciones” al afirmar que no es juez, y admitió que le da “bronca” porque ahora es el “único tema” en plena campaña. Además, se refirió a la figura de Javier Milei, a quien apodó “terraplanista de la economía”.
El gobernador brindó una entrevista al diario El País de España en la que se refirió al candidato libertario, al caso Insaurralde, al gobierno nacional, a su gestión en Buenos Aires y a la necesidad de componer nuevas canciones para renovar al kirchnerismo.
Respecto al caso Insaurralde alegó que no puede “actuar sobre presunciones” y que él no es juez, para opinar sobre las versiones que lo vinculan al exfuncionario con el juego. Asimismo dijo sentir “bronca” por lo que pasó y relacionó este tipo de cuestiones al crecimiento del presidenciable libertario, Javier Milei, a quien lo fustigó y hasta lo comparó con un curandero.
Kicillof insistió en que no sabía sobre el viaje de quien era su coordinador de ministros, dijo que si hubiese estado al tanto le hubiese dicho que no viajara y que por todo eso se lo apartó del gobierno provincial. “No sabía que estaba en un yate y eso no es compatible con mi gobierno”, remarcó.
Fue en ese momento entonces que lo consultaron sobre la “relación de mucha proximidad” entre Insaurralde y empresarios del juego. “Pero yo no soy juez”, fue la respuesta de Kicillof. “Si hubiera habido denuncias, o sentencias y hechos de corrupción vinculados a eso o a cualquier cuestión, obviamente que hubiese sido un impedimento. No es que quiero tirar la pelota. Es campaña, lo que pasó es un hecho grave”, acotó.
Y contrastó el caso Insaurralde con la administración de Mauricio Macri. “El macrismo conformó un gobierno con gente como Daniel Angelici y gente vinculada al juego, o en los peajes, y eran directamente dueños de empresas”, comentó.
Entonces fue ahí cuando sentenció: “Los vínculos que se conocen o se sospechan, o que circulan, no son prueba de determinado delito. El gobierno de la provincia de Buenos Aires regula muchísimas actividades. Yo observo algo y actúo inmediatamente, pero no puedo actuar sobre presunciones”.
Para reafirmar la celeridad con la actuó, Kicillof se refirió al viaje de Eugenio Burzaco, el ministro de Seguridad de Horacio Rodríguez Larreta, cuando fue asesinado el ingeniero Mariano Barbieri en Palermo, lo que le costó el puesto. “Tardaron, encubrieron, taparon, se hicieron los distraídos, no dieron la cara. Yo di la cara inmediatamente y actué inmediatamente”, contrastó.
Marcó además que ese sábado Insaurralde “tenía que renunciar”, y agregó: “Él presenta la renuncia y yo la acepto. Y después todas las explicaciones ante la sociedad las tiene que dar él. Me da bronca, estamos en campaña y ahora es el único tema. Nosotros actuamos e incluso empecé los pasos para disolver la Jefatura de Gabinete”.
Asimismo, el gobernador aseguró haber escuchado un “hervidero de hipótesis” sobre por qué las fotos se filtraron en este momento, pero le restó importancia a eso. “Tampoco puedo decir ahora ‘le plantaron algo’, como escuché, o ‘se la armó’ o ‘es una extorsión”. Tampoco puedo dedicarle mi día entero a esto. Los bonaerenses no me perdonarían que yo esté viendo si está señorita…”, deslizó con respecto a Clerici, luego de que le preguntaran por lo que dijo el presidenciable oficialista, Sergio Massa, en cuanto a los “antecedentes” de la modelo.
Cuando se refirió a otro de los temas que atravesaron la campaña, el de Julio “Chocolate” Rigau, Kicillof destacó que él mismo presentó una ley de transparencia y ética pública. “Hay una doble vara clarísima: la exgobernadora se compró un departamento y creo que está judicializado porque fue un crédito que le dio alguien”, dijo para otra vez apuntar a los cambiemitas.
En otro orden, el gobernador fue consultado por las ideas económicas de Milei, a quien apodó “terraplanista de la economía”.
Y describió: “Milei es miembro de un grupo muy pequeño, marginal, desplazado hoy de la academia y sin ningún peso, que son los economistas austríacos. Es una escuela cuyos últimos avances teóricos ocurrieron en los últimos tres decenios del siglo XIX. Más antiguo, más fuera de época, más refutado no puede ser. Es una escuela muy fudamentalista que piensa que el mercado solo resuelve todo”.
Además, explicó que “a veces brota esta escuela en momentos determinados, generalmente vinculados a determinadas crisis y, obviamente, termina con soluciones de extremo como la dolarización, que es en realidad una manera de decir que no debe haber ni Estado ni moneda. Es como un terraplanismo en economía. Es una novedad: nadie hasta ahora había dicho ‘voy a resolver los problemas de la Argentina con ideas añejas y ridículas de economistas austríacos del siglo XIX’”.
En ese sentido, consideró que no cree que las ideas económicas le hayan dado el triunfo. Y lo comparó con un curandero.
“¿Hay mucha inflación? Sí. ¿Hay muchas cosas que no andan bien? Sí. ¿Hay frustración? Sí. Milei tampoco va a convencer con argumentos económicos. ¿Qué es lo que ofrece entonces? Un milagro. Lo voy a hacer con una metáfora. Una persona tiene una enfermedad, consulta a su médico y no se lo resuelve. Consulta a otro médico y tampoco se lo resuelve. Y entonces termina en el curandero, y lo digo sin menospreciar ninguna creencia. Pero lo que aparecen son milagros. Presuntos milagros. Dolarizar”, dijo Kicillof. (DIB)