Francisco, que prefiere las «periferias» a los bastiones católicos occidentales, anunció en febrero que preveía viajar a ese país, con el que la Santa Sede estableció relaciones diplomáticas en 1992 y en el que hay apenas 1.500 católicos sobre un total de tres millones de habitantes, según el Vaticano.
Situado entre Rusia y China, la exrepública soviética es una nación rica en recursos mineros y tiene una población formada por más de un tercio de ganaderos nómades.
Desde el desmantelamiento de la Unión Soviética y la instauración del régimen democrático en 1990, el país es preso de la inestabilidad política y se vio afectado por varios escándalos de corrupción.
Desde su elección como Papa en 2013, Jorge Bergoglio, de 86 años, efectuó 41 viajes al extranjero y visitó unos 60 países.
Pese a que cada vez está más delicado de salud (fue hospitalizado a finales de marzo por una neumonía y tiene que moverse en silla de ruedas o con bastón por un dolor en la rodilla), continúa viajando.
Tras sus visitas a la República Democrática del Congo, a Sudán del Sur y a Hungría este año, del 2 al 6 de agosto tiene previsto desplazarse a Portugal con motivo de las Jornadas Mundiales de la Juventud (JMJ) y a Marsella (sur de Francia) el 23 de septiembre. También mencionó planes de viajar a Argentina e India en 2024, aunque todavía no hay confirmación oficial.