Las energías renovables representan el 6 por ciento del total.
La Secretaría de Energía aprobó formalmente el Plan Nacional de Transición Energética a 2030 y los lineamientos para la transición energética a 2050, que reúne los compromisos asumidos por el país respecto de las tareas de mitigación del cambio climático acordados en la Convención de Naciones Unidas sobre Cambio Climático de París en 2015. Ambas iniciativas fueron publicadas en el Boletín Oficial.
Por Mara Pedrazzoli
Argentina se plantea, al igual que varios países del mundo, la transición hacia energías más limpias con baja generación de gases de efecto invernadero (GEI) responsables del aumento de la temperatura global. La local es una matriz donde predomina el componente de carbono: el 48 por ciento de la energía proviene del gas y el 36 por ciento del petróleo.
Cabe destacar que el carbón mineral tiene un peso insignificante que hace distintiva a la matriz argentina porque posee un carbono más limpio en una comparación global. La transición hacia el carbón, luego del carbón al petróleo y finalmente al gas natural marcaron hitos en la historia nacional. Actualmente, la tercera fuente energética local son las energías renovables, con el 6 por ciento del total, y la hidroeléctrica con el 5 por ciento.
A nivel global el consumo energético de Argentina representa el 0,6 por ciento del total. A su vez sus inventarios de GEI se ubican debajo del promedio global: 51 y 76 por ciento, respectivamente.
Los compromisos asumidos hasta el 2030 fueron plasmados en un Plan que tiene 109 páginas en las que se desarrollan las líneas de acción y metas específicas. Entre las últimas se destacan: no exceder la emisión neta de 349 millones de toneladas de dióxido de carbono (CO2) para toda la economía, reducir por eficiencia energética y uso responsable de la energía al menos un 8 por ciento de la demanda energética y superar el 50 por ciento de fuentes renovables en la generación eléctrica.
Son metas asequibles si se considera que las últimas emisiones alcanzaron 366 millones de toneladas, de acuerdo a la última información oficial disponible. En tanto, la generación de energía eléctrica provino en un 34 por ciento de fuentes renovables e hidroeléctrica en 2021, y “si se agregan las nucleares funcionando al pleno de su capacidad ese ratio podría ascender al 60 por ciento”, sostiene el especialista Ignacio Sabbatella.
El Plan se propone otras metas como alcanzar una penetración de autos eléctricos del 2 por ciento del parque de vehículos, llegar a 1000 megavatios (MW) de generación distribuida renovable y aumentar la red de transmisión eléctrica de alta tensión en 5000 kilómetros de nuevas líneas.
En los lineamientos de cara al 2050 se plantean tres escenarios. Uno de base, con una tasa de crecimiento de la demanda moderada y una baja electrificación de nuevos usos, con un impuesto a las emisiones de GEI de 25 dólares por tonelada de CO2 a partir de 2040. El escenario optimista, mantiene el mismo impuesto y sumará nuevas acciones y tecnologías relacionadas con la descarbonización del sector energético. Y por último, el escenario ambicioso que agrega una incorporación acelerada de tecnologías de descarbonización y una mayor electrificación de nuevos usos, elevando el impuesto a las emisiones a 56 dólares por tonelada de CO2.
En el marco de los compromisos asumidos en el Acuerdo de París, Argentina presenta regularmente sus inventarios de GEI y en noviembre de 2022 planteó su Estrategia de Desarrollo Resiliente con Bajas Emisiones a Largo plazo a 2050.