Infaltable en la heladera, adorado por chicos y grandes, tan tradicional para los argentinos como el mate, el dulce de leche es uno de los productos estrella de nuestro país. Pero el disfrute no es sólo local, varios mercados descubren los atractivos de este manjar azucarado.
Por Paula Boente
Según datos disponibles, compartidos en un informe de la marca San Ignacio, en 2021 nuestro país exportó 4.079 toneladas, registrando un incremento del 19% respecto de 2020, mientras que los primeros ocho meses de 2022 muestran un incremento del 4% respecto a igual período en 2021. Considerando todas las presentaciones, las exportaciones de dulce de leche tienen a Chile como el principal destino.
La propia empresa San Ignacio, que hace punta en envíos al exterior, muestra un crecimiento sostenido. Mientras que en 2021 la compañía exportó –en promedio y considerando todas las formulaciones (familiar, repostero y heladero) y presentaciones– unas 72 toneladas por mes, los primeros ocho meses de 2022 muestran un 10% adicional respecto al mismo período en 2021. Japón, Nueva Zelanda, Israel, Canadá, Estados Unidos, España, Italia, Francia, Chile, Brasil, Uruguay y Bolivia son los mercados a los que llegan regularmente sus productos. En 2018 su dulce de leche llegó por primera vez a Japón, todo un hito. Otros destinos dinámicos para la marca incluyen Israel, Kuwait, Uruguay, Nueva Zelanda, Paraguay y Bolivia.
«El crecimiento de las exportaciones está alineado con el hecho de ser cada vez más elegido en el mundo. Es un producto que es fiel representante de la cultura y el gusto argentino. Por otro lado, las características del gusto y la calidad, hacen que los nuevos consumidores que lo prueben decidan seguir consumiéndolo», señala Fernando Rodriguez Morón, Gerente de Comercio Exterior de San Ignacio, quien comenta que no adaptan ni cambian la fórmula al desembarcar en los mercados. «En muchos países, hay productos similares, por lo tanto, no queremos ser como esa opción local. El hecho de ser diferentes, es un diferencial positivo y nos permite posicionarnos como un producto gourmet y premium», destaca.
El dulce de leche argentino se diferencia en sabor, color y aromas de preparaciones emparentadas que se comercializan en otros países, adquiriendo una identidad particular. «En el caso del manjar y el caramel, son productos diferentes, con una textura más liviana, una consistencia más blanda y otro perfil de sabor e incluso de color. En cambio, el dulce de leche de Uruguay es muy similar en cuanto a ingredientes y elaboración, aunque existen algunas diferencias a partir del origen la leche de cada uno», ejemplifica Fabricio Musumeci, Gerente de Marketing de Milkaut.
Felicidad cotidiana
Año tras año y cada vez con mayor convocatoria, todos los 11 de octubre se celebra el «Día Mundial del Dulce de Leche», una iniciativa del Centro Argentino de Promoción del Dulce de Leche y Afines que propone, desde el año 1998, rendir tributo al manjar nacional que fue reconocido como «Patrimonio Cultural Alimentario y Gastronómico de la Argentina».
Las últimas cifras relevadas por el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca, indican que en Argentina se producen 128.000 toneladas de dulce de leche al año. En promedio, cada argentino consume 3.2 kilos al año, lo que lo ubica como el cuarto producto lácteo más elegido, después de la leche, los quesos y el yogurt. En cuanto a las formas de consumo en el hogar, la principal es untado. El fanatismo se ve también en los helados: según la Asociación Fabricantes Artesanales de Helados y Afines (AFADHYA), el dulce de leche granizado es el gusto más pedido.
«El desayuno y la merienda siguen siendo los dos momentos del día en donde mayormente se consume dulce de leche, ya sea en una tostada o bien como parte de una preparación: una torta o un bizcochuelo. Luego, observamos cada vez más que hay una tendencia al consumo directo, con cuchara, lo que llamamos «cuchareo», que se da principalmente a la noche, como postre. Es ese pequeño gusto o premio al terminar el día, ya sea antes de dormir o mirando una película o una serie», explica Musumeci.
La pandemia generó un giro en el consumo doméstico: «Por la mayor permanencia de las personas en sus hogares, se incrementó el consumo de dulce de leche apalancado principalmente por su uso en recetas. Hoy, una parte de eso permanece: se valora compartir tiempo en casa preparando algo en familia, y ahí el dulce de leche, es un aliado infaltable», comenta el gerente de Marketing de Milkaut. La empresa acaba de lanzar un dulce de leche con crema, un producto que lleva la tentación a nuevos niveles. «El desarrollo nació de la idea de fusionar dos productos emblemas de la marca, en el marco del lanzamiento de La Cremería de Milkaut. Estamos muy orgullosos de este producto, que viene teniendo un excelente recibimiento por parte del consumidor, siendo la única opción del mercado argentino que ofrece esta combinación irresistible», agrega.
A pesar de las dificultades actuales de la Economía, con una suba de precios que disminuye mes a mes la potencia de los salarios, los principales fabricantes revelan buen nivel de ventas. Tal es el caso también de Luz Azul, que tiene al dulce de leche como su producto más emblemático y asegura que es «el mejor del planeta». «Sin duda, todos los años la venta del dulce de leche crece. Con respecto al 2021, este año hubo aumento del 15%. El más vendido sigue siendo el pote familiar de 400grs que actualmente está a $239, producimos 550 mil envases por año» detalla Gabriela Benac, directora de Lácteos Luz Azul y agrega: «Sabemos que el panorama inflacionario, por el momento, no es alentador para la producción, pero apuntamos a sostener el gran crecimiento experimentado en los dos últimos años, cuando la empresa fortaleció su modelo de negocios de franquicias con el que sumó un total de 68 locales en sólo 10 años».
La pasión por el dulce de leche sigue vigente, cucharada a cucharada.
El abecé: tips para elegirlo y cómo conservarlo
Uno de las confusiones más frecuentes en torno al dulce de leche es la idea de que tiene que guardarse siempre en la heladera. Desde Luz Azul Ismael Bracco, Licenciado en Alimentos de la marca, explica que antes de abrirlo lo mejor es conservarlo en la alacena y no en la heladera. «Es un producto que tiene mucha cantidad de azúcar lo que hace que tenga poca presión osmótica, es decir poca agua disponible para que los microorganismos puedan desarrollarse en él, entonces se conserva bien a temperatura ambiente. Si lo pongo en un ambiente de frío voy a facilitar las condiciones para que se formen cristales de lactosa y que sobre ellos el azúcar se siga depositando y generando cristales aún más grandes hasta que finalmente se forme el famoso dulce azucarado con esa «capita» blanca que le resta calidad» aconseja. Desde Milkaut confirman que también el dulce de leche con crema puede almacenarse fuera de la heladera hasta su apertura.
Algunos tips ara elegirlo: «Un buen dulce de leche tiene que ser brillante a la vista, libre de impurezas, que no tenga aspecto arenoso ni harinoso y el color debe ser marrón cobrizo. En la boca se debe fundir bien. Si cuesta disolverlo, no es de buena calidad» explica Bracco.