Por Redacción El intransigente
El presidente Javier Milei celebró con entusiasmo los resultados fiscales de abril, que confirmaron un nuevo superávit en las cuentas públicas. “¡El ancla fiscal a full! Muchas gracias a Luis Caputo y a su equipo por hacer posible aquello que todos decían que era imposible”, escribió en su cuenta de X. Y remató: “Después de 123 años de desastres en materia fiscal, en 2024 el equilibrio vino para quedarse”.
El dato, confirmado oficialmente por el Ministerio de Economía, fue difundido también por el ministro Luis Caputo, quien destacó que en el primer cuatrimestre del año el Sector Público Nacional acumuló un superávit financiero del 0,2% del PBI y un superávit primario del 0,6%. Ambas cifras consolidan el rumbo económico del Gobierno, basado en el ajuste del gasto, la baja de impuestos y el equilibrio de las cuentas.
Otro mes con cuentas en orden
Durante abril, el superávit primario —es decir, la diferencia entre ingresos y gastos sin contar el pago de deuda— fue de $845.949 millones. Una vez contabilizados los pagos de intereses, el resultado financiero final fue también positivo: $572.341 millones. Según explicó Economía, se abonaron $273.608 millones por intereses netos de tenencias intra sector público.
Es el cuarto mes consecutivo que el Gobierno cierra con superávit, una señal clave para los organismos internacionales y los mercados. En ese sentido, Milei refuerza su perfil de liderazgo económico con foco en la disciplina fiscal, y se diferencia del “modelo de despilfarro” que, según él mismo sostiene, rigió durante las últimas décadas.
La baja de impuestos no detuvo el equilibrio
Uno de los puntos más destacados del anuncio es que el equilibrio se alcanzó a pesar de la reducción de impuestos. “Esto se logró habiendo bajado impuestos por el equivalente a 2 puntos del PBI en el 2024”, escribió Caputo. Desde el Palacio de Hacienda detallaron que hubo tres medidas clave: la expiración del Impuesto PAIS desde diciembre, la baja transitoria de retenciones y la derogación de la suspensión de los certificados de exclusión.
Estas decisiones afectaron la recaudación aduanera, especialmente en IVA y Ganancias, pero no impidieron alcanzar el objetivo. Para el oficialismo, esto refuerza su diagnóstico: la clave no es recaudar más, sino gastar menos.
Objetivo cumplido de cara al FMI
El nuevo superávit mejora la posición del Gobierno frente al Fondo Monetario Internacional. La meta fiscal del primer semestre parece encaminada, y eso podría abrir la puerta a nuevos desembolsos o una renegociación más favorable. El mensaje político es claro: no solo se cumple con el Fondo, sino que se lo hace bajo términos que reafirman la autonomía del programa económico.
Milei y Caputo apuntan a consolidar este camino como una política de Estado, sin depender del financiamiento monetario ni del aumento de la presión fiscal. “Viva la libertad, carajo”, cerró el Presidente su mensaje en redes, convirtiendo el dato técnico en una victoria política.
Un nuevo modelo económico en marcha
En la lectura del oficialismo, el superávit fiscal no es un fin en sí mismo, sino una herramienta para desarmar los desequilibrios estructurales heredados. El Gobierno insiste en que el resultado responde a un modelo de equilibrio presupuestario permanente, que se mantendrá incluso cuando comiencen nuevas etapas de desregulación y apertura.
Desde el entorno de Milei aseguran que este tipo de resultados confirman que el ajuste no es una palabra vacía ni una imposición del FMI, sino una convicción central del programa libertario. En ese marco, el superávit de abril se convierte en una muestra tangible del rumbo elegido.