Rosalía Paniagua afirmó que Wolfenson Band, su empleador, la sorprendió robando en su casa del country La Delfina, en Pilar, y “todo se me fue todo de las manos”.
Giro inesperado: detienen a la empleada doméstica del ingeniero asesinado en La Delfina
Pilar: comienza el juicio por el crimen del ingeniero Roberto Wolfenson
Por Agencia DIB
Rosalía Paniagua confesó haber asesinado al ingeniero y empresario Roberto Wolfenson Band.
En el juicio por la muerte del ingeniero y empresario Roberto Wolfenson Band dentro de su casa del country La Delfina, en Pilar, ocurrido en 2024, se quebró su empleada doméstica y confesó haber cometido el crimen: “Me encontró robando y se me fue todo de las manos”. La mujer, llamada Rosalía Paniagua y de nacionalidad paraguaya, declaró su participación en el hecho frente a los jueces del Tribunal Oral en lo Criminal N° 4 de San Isidro, en el marco del debate oral que comenzó esta semana.
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Según la investigación llevada adelante por el fiscal Germán Camafreita y que reproduce Resumen de Pilar, el homicidio ocurrió el 22 de febrero de 2024. Wolfenson, de 71 años, fue hallado sin vida en una de las habitaciones de huéspedes de su vivienda.
La autopsia determinó que murió por asfixia mecánica. Bajo las uñas del empresario se halló ADN correspondiente a Paniagua, lo que confirmaba que hubo un forcejeo.
“Me dijo que me iba a denunciar”
En su testimonio, que tuvo lugar este miércoles, la acusada relató que aquel día el empresario la sorprendió robando un teléfono celular. “Me dijo que me iba a denunciar, y ahí empezamos a forcejear. Le pegué un cabezazo, lo tiré al piso y después lo ahorqué con un colgante”, aseguró.
Para la fiscal del caso, Laura Capra, no hay dudas de que se trató de un “homicidio criminis causa”, cometido para ocultar el robo y garantizar su impunidad. Paniagua está imputada además por “robo calificado por el uso de arma impropia en concurso real con homicidio criminis causa”.
Robo y reducción
Durante la instrucción, los investigadores establecieron que la mujer aprovechó su acceso a la casa, donde trabajaba como empleada doméstica, para sustraer dinero y objetos de valor, entre ellos joyas de plata, un parlante bluetooth, un candelabro de bronce tipo Menorah, guantes de limpieza, un cuchillo de cocina, 900.000 pesos y 300 dólares.
Las cámaras de seguridad del country registraron su salida del barrio antes de las 14 del 22 de febrero. Luego, los sistemas de monitoreo de la zona de Presidente Derqui la captaron en la estación de tren mientras manipulaba el celular robado y extraía su chip.
El teléfono fue más tarde ofrecido a la venta por su pareja, mientras que el candelabro fue localizado en un local de compra de metales, cuyo dueño reconoció la pieza.
Peritajes
Los peritajes de la especialista en criminalística Débora Paula Albornoz resultaron determinantes para descartar la participación de terceros: “No existen indicios de intervención de otra persona. Los cabellos hallados en la escena corresponden a una lucha entre la víctima y Paniagua”, afirmó en el informe pericial.
Durante la audiencia la acusada intentó justificar su accionar alegando que la esposa de Wolfenson le había pedido revisar el celular “para saber en qué andaba su marido”, una versión que los investigadores consideran inverosímil.
El juicio continuará esta semana con nuevas declaraciones testimoniales, antes de que el tribunal dicte sentencia.




