Se trata de un proyecto para abastecer de agua potable a pueblos del interior. Ideado por jóvenes bonaerenses que llegó a la final del «Ideatón Federal».
Un grupo de jóvenes bonearenses alcanzó la etapa final del concurso nacional de ideas “Ideatón Federal” organizado por el Consejo Federal de Inversiones (CFI) con un proyecto que busca mejorar el acceso al agua potable en localidades rurales de menos de 2 mil habitantes.
“Cosecha Azul” es un sistema de captación modular de aguas de lluvia que están pensados para instalarse en establecimientos educativos primarios y secundarios de dichas localidades. El dispositivo permite el tratamiento del agua recolectada para su posterior utilización, y su diseño modular permite modificar su capacidad de almacenamiento según las necesidades, lo cual le otorga una gran adaptabilidad al momento de instalarse.
Actualmente son 134 las localidades o parajes rurales con una población de menos de 2000 habitantes, que no poseen cobertura de servicios de agua potable. En estos pueblos, la principal fuente de captación de agua es subterránea, obtenida a través de pozos particulares. Sin embargo, esta fuente puede presentar problemas de calidad debido a la presencia de sustancias como arsénico, flúor o nitratos, que varían según la región.
Esta situación representa un riesgo hídrico para las comunidades, poniendo en peligro la alimentación y la salud nutricional de los habitantes, especialmente de los niños y niñas en edad escolar.
Frente a ello, este grupo de jóvenes desarrolló “Cosecha Azul” como un proyecto de política pública que atiende a las desigualdades territoriales respecto al acceso a un derecho esencial como es el agua. Una de sus premisas está centrada en cambiar el foco del abastecimiento de agua subterránea hacia fuentes de agua de lluvia, ya que constituye una alternativa con ventajas adecuadas para este territorio. Por un lado, en cuanto a su disponibilidad, la PBA tiene un régimen pluviométrico que asegura precipitaciones durante todo el año.
El régimen de lluvias varía temporalmente, siendo menores entre los meses de junio a agosto, y espacialmente, con mayor cantidad de precipitaciones en el norte que en el sur. Por otro lado, en cuanto a la calidad, el agua de lluvia es una fuente natural de agua que no ha sido expuesta a procesos de contaminación industrial o química por lo tanto, tiende a tener una baja concentración de minerales y químicos. Al aprovechar una fuente natural renovable, se reduce la dependencia de fuentes de agua subterránea y se promueve la conservación del agua dulce.
Cabe señalar que el concurso de ideas en el cual los bonaerenses resultaron finalistas, se dio en el marco del 4to Programa de Formación Federal en “Gestión para el Desarrollo” organizado por el CFI, el cual se encuentra orientado a la formación de cuadros técnicos que aporten sus capacidades para el desarrollo nacional. Este año la etapa final del “Ideatón Federal” fue llevada a cabo en la ciudad de Chapadmalal y el ganador del concurso fue el Proyecto “Eco Yaku” en representación de la provincia de La Rioja. Por su parte, el equipo bonaerense que llegó hasta esta instancia estuvo compuesto por jóvenes de diversos puntos de la Provincia: Camila Mujica (Mar del Plata), Juan Martín Lara (La Plata) Franco Sotelo (O´Brien), Eric Chareun (San Miguel) y Cristian Acevedo (Mar del Plata), sumado a la colaboración del tutor provincial Ponciano Potes (Olavarría).
Así funciona la «cosecha» de agua
El punto neurálgico de este sistema es el dispositivo de tratamiento del agua recolectada que permite su tratamiento de forma instantánea previo a su almacenamiento. El mismo cuenta con un separador de primeras aguas el cual recibe los primeros 50 litros de la lluvia. Esto es importante puesto que a partir del arrastre del primer caudal recolectado, permitirá separar las hojas y otros eventuales pequeños residuos que pueden encontrarse presentes en techo y canaletas. Una vez completa la capacidad del separador de primeras aguas, comienza el tratamiento del agua recolectada. Para ello, el dispositivo posee dos filtros, uno de grandes granulados y otro de pequeñas partículas que permiten el filtrado de impurezas y partículas de pequeña granulometría. También se incluye carbón activado para eliminar olores y sabores indeseables
Para garantizar su potabilidad, el artefacto de tratamiento de agua posee un dispositivo con pastillas de cloro, que entra en contacto con el agua filtrada y aseguran que el agua sea desinfectada y no contenga bacterias, virus u otros microorganismos que podrían ser perjudiciales para la salud. Posteriormente, hay una etapa de mineralización del agua, que consiste en adicionar ciertos minerales como calcio, magnesio y potasio. Estos minerales mejoran la calidad nutricional y sabor del recurso, así como también equilibran el pH.
El tiempo que tarda todo este proceso puede variar dependiendo de varios factores. Sin embargo, lo más importante es garantizar que se cumplan los tiempos de contacto adecuados con las pastillas de cloro para lograr una desinfección y control bacteriológico efectivo. En cuanto a la etapa de mineralización, agregar los minerales puede ser un proceso rápido y no requiere mucho tiempo adicional.
Posteriormente, una vez tratada el agua recolectada, su almacenaje se dará en una batería de cisternas modulares. Cada módulo posee una capacidad de almacenar hasta 500 litros, lo cual es una gran ventaja ya que la disposición puede ser ampliada o reducida según la matrícula de cada establecimiento, permitiendo una gestión más eficiente del agua y los recursos materiales a largo plazo.
En cuanto a la dimensión económica, cada sistema tiene un costo aproximado de $2.232.000 (valor de noviembre de 2023), y la idea propuesta intentará llevar adelante la instalación de un sistema en cada una de las 212 escuelas rurales que se localizan en las localidades sin coberturas de servicios. Cabe mencionar, que el costo per cápita de recolectar agua de lluvia en puntos nodales de una localidad, como resultan las escuelas, es inferior al 10% de lo que implicaría extraer agua subterránea, tratarla y distribuirla a través de la red de agua potable domiciliaria.
Asimismo, en el cálculo no solo están contemplados los dispositivos que componen el sistema (artefacto de tratamiento del agua, cisternas de 500 litros, bomba de impulsión y accesorios) sino que también se contemplan también los trabajos de instalación y mantenimiento de techos. En relación a esto último, al ser un sistema de simple ejecución, se piensa que estas tareas sean llevadas adelante por cooperativas de trabajo del propio territorio.
Ante este medio Camila Mujica señaló “Cosecha Azul es un proyecto que fue llevado adelante por un equipo interdisciplinario y sobretodo con mucho esfuerzo y dedicación durante el transcurso del año. Partimos de la premisa que el acceso al agua es un derecho básico universal y creemos en la política pública como herramienta para garantizar ello.
La Provincia de Buenos Aires tiene un muy buen régimen pluviométrico por lo cual el agua de lluvia constituye una fuente de abastecimiento alternativa que debe ser posicionada en la agenda pública”. Asimismo en relación a su mantenimiento y esquema de operatividad señalo que “la idea actualmente está en una etapa de proyecto. Por lo que estas definiciones operativas se irán construyendo en la medida en que se pueda recibir el financiamiento para llevarlo a cabo. Desde el equipo creemos que es importante contemplar una fase de capacitación técnica para el uso y mantenimiento del dispositivo. Para ello, será crucial un acuerdo con los directivos de la escuela, quien debe determinar un/a docente o auxiliar responsable y otro responsable del mantenimiento y comunicación a la unidad ejecutora del programa de fallas en el funcionamiento del sistema”.
A su vez Juan Martín Lara agrega “pensamos instalar estos dispositivos en escuelas rurales porque son establecimientos estratégicos. No solo son el espacio ideal para llevar adelante campañas de concientización sino que también nos permiten llegar a aproximadamente el 36% de esas localidades que son niños y adolescentes. Y que precisamente son la población más vulnerable al consumo de agua contaminada. Tenemos estudiado la situación y nuestro objetivo es abarcar 212 establecimientos educativos que se encuentran localizados en un total de 134 localidades rurales sin cobertura de servicios”.
En cuanto a su escalabilidad señala que “Este dispositivo en una primera instancia está planteado solo para dar respuesta al acceso al agua potable en establecimientos educativos rurales. Sin embargo, a medida que se vaya desarrollando el sistema y cobre consistencia, podría pensarse en alguna escalabilidad del proyecto a nivel domiciliario. Una de los pilares de nuestro proyecto, es el despliegue de un programa de concientización sobre el uso de sostenible del agua, por lo tanto al introducir un cambio de paradigma, indudablemente vamos a tener un impacto social y eso va a llevar a que las personas evalúen implementar estos sistemas en sus domicilios.
No obstante, en una primera instancia lo que tuvimos en cuenta fue generar un proyecto con el mayor impacto social y la mayor optimización de recursos posibles”. Por último, los integrantes del grupo señalan “Tenemos muchas ganas y entusiasmo de seguir llevando adelante este proyecto. En un contexto complejo, seguiremos apostando a los ideales de la juventud para aportar nuestro grano de arena y contribuir en la mejorar de la calidad de vida de nuestros compatriotas”