En Chicago los valores del trigo, el maíz y la soja consolidan una tendencia bajista de cara al próximo año. Las mejores cosechas en el mundo explican el fenómeno.
ámbito.com | Por Yanina Otero
El actual ciclo agrícola avanza entre luces y sombras. La buena noticia es que la sequía, según expertos la peor de los últimos 60 años, llegó a su fin en la zona núcleo pero a la par en el plano internacional los granos muestran una caída considerable en las cotizaciones y se espera para la segunda mitad del año un mayor retroceso. Así las cosas el ingreso de divisas crecería de la mano de una mayor producción pero los altos precios que se evidenciaron en los últimos años ya son historia.
“Una buena parte de la región productiva agrícola ha superado ya la sequía histórica y avanza con las siembras de trigo y demás cultivos de invierno, mientras que otra esperará hasta las lluvias de primavera y la recarga de los perfiles; los pronósticos hacia fines de año son alentadores previendo precipitaciones por encima de las normales justo en zonas en las que se observan los mayores faltantes de humedad. El macro contexto climático está mutando a favor del país. La contracara de estas noticias climáticas positivas son los precios internacionales de las commodities. En los últimos meses las cotizaciones muestran tendencia negativa, señal que los factores alcistas han perdido intensidad y que están prevaleciendo aquellos de signo contrario; los mercados de futuros revelan que el fenómeno de corrección en los valores todavía no habría llegado a su fin y que el 2024 puede tener precios más parecidos a los del año 2020 que a aquellos observados durante estos últimos dos años y medio”, detalla Juan Manuel Garzón, de la Fundación Mediterránea.
El análisis también da cuenta que según precios FOB oficiales, en lo que va de junio el aceite de soja cotiza 43% por debajo de su valor de similar mes del año pasado, el trigo un -23%, la soja un -20% y el maíz un -19%, mientras que sólo la harina de soja se mantiene relativamente nivelada, mostrando una caída de sólo el 3% interanual.
“Si bien hay factores específicos en cada uno de los mercados de commodities que influyen en el nivel y en la trayectoria de los precios, se puede generalizar diciendo que las bajas observadas en últimos meses responden a un mayor abastecimiento esperado a nivel global durante el ciclo agrícola 2023/24, con un posible alineamiento de buenas campañas de cereales y semillas oleaginosas en los países exportadores líderes (Brasil, Estados Unidos, Argentina), una buena provisión de aceites vegetales (en particular de aceite de palma) y la expectativa de que el conflicto Rusia y Ucrania no escalará ni tampoco afectará el transporte de granos en el Mar Negro (que habrá continuidad en el acuerdo de transporte seguro desde puertos ucranianos firmado en Turquía, con respaldo de Naciones Unidas)”, explica Garzón.
En lo que respecta estrictamente al trigo, según las últimas proyecciones, la cosecha superaría las 16 millones de toneladas, lo que marcaría un incremento de alrededor del 40% respecto al ciclo previo y el ingreso de divisas por exportaciones, aún teniendo en cuenta la caída de los valores internacionales, ascendería a más de u$s2.300 millones de toneladas. Lo que marca u$s1.000 millones adicionales con respecto a la campaña pasada.
Por su parte, si bien todavía falta mucho camino por recorrer, hacia el próximo año, teniendo en cuenta un clima más benévolo con el campo, se espera un fuerte aumento de la producción de soja que este año tocó mínimos históricos con apenas 21 millones de toneladas. Esto más allá de que el ingreso de divisas repercutirá también en la industria de molienda local que este año está trabajando con una capacidad ociosa que supera el 60% y advierte que deberá importar materia prima para seguir trabajando.
“En síntesis, con la información que se dispone hasta el presente, el escenario agrícola base para el 2024 sería el de un volumen significativamente superior de granos producidos, pero que saldría a comercializarse al mercado a precios probablemente más bajos que los que hemos visto en los últimos dos años y medio” cierra Garzón.