El panorama económico argentino es complejo. La caída abrupta de la actividad y la necesidad de engrosar la balanza comercial han puesto la mirada del Gobierno en la cosecha gruesa que se avecina, la cual esperan impulse las reservas del Banco Central (BCRA).
Las últimas lluvias mejoraron las condiciones de la soja, y la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) estima una producción de 50 millones de toneladas, un aumento de 500.000 toneladas respecto a las evaluaciones previas.
Si bien las cotizaciones internacionales de soja y maíz han experimentado subas en los últimos días, aún se encuentran por debajo de los valores de hace tres meses. En ese sentido, y a pesar de los alentadores pronósticos, surge un problema crucial: los productores no garantizan un aumento significativo en las exportaciones.
Nuevamente, el debate se centra en un tema recurrente desde el gobierno anterior: el valor del dólar que reciben los agricultores, insisten, no los convence.
El problema a la vista
El campo no está convencido de que el tipo de cambio sea atractivo para liquidar la cosecha, lo que podría generar una nueva puja con el Gobierno.
Así, con la sartén por el mango, el agro está a la espera de lo que el Gobierno decida sobre el tipo de cambio oficial, pues a pesar de la buena cosecha que se avecina y del entusiasmo del Gobierno por poder contar con dólares que alivien las arcas oficiales, hay una realidad paralela sobre lo que esperan los agroexportadoras.
Esto podría desencadenar una nueva puja para el Gobierno con uno de los sectores más preponderantes de la economía nacional, pues parece que no tienen incentivos para liquidar bajo el tipo de cambio oficial que rige hoy en día.
En ese sentido, surge la pregunta si habrá algún tipo de cambio diferencial, pues con necesidad de acumular reservas y de hacerse de dólares y ante la negativa de los agroexportadoras a liquidar, podría pensarse.
No obstante, según las declaraciones del Gobierno, la reintroducción de un dólar diferencial para el sector agrícola está completamente descartada. Este mecanismo, que tuvo diversas iteraciones durante la gestión de Sergio Massa en Economía, parece no alinearse con el objetivo de alcanzar un déficit cero bajo la presidencia de Javier Milei. Esto se debe a que cualquier tipo de cotización especial seguiría siendo subsidiada, lo que conlleva implicaciones de emisión monetaria.