“Estoy recibiendo 200 millones menos de lo que teníamos proyectado y no me dan ninguna respuesta”. El planteo sale de boca de un intendente opositor de la cuarta sección pero podría enunciarlo cualquiera: “Nunca vi una cosa igual”, se sincera otro alcalde consultado por este portal. “Si no hacen nada, en dos meses vamos a tener intendentes encadenados en las rejas de la Gobernación”, sostiene otro, más dramático.
El problema es la caída de la coparticipación, los recursos que distribuye entre los 135 municipios el gobierno provincial y que gotea a diario al ritmo de la recaudación. No se trata de una decisión política y no se puede ajustar de manera discrecional: ¿qué pasa entonces?
El dato que explica lo que pasa corre de boca en boca es ocultado por ARBA, que desde hace un buen tiempo dejó de informar los datos de lo que recauda. En la web del Ministerio de Economía, no obstante, se puede verificar que en febrero hubo una brusca caída en términos reales: el crecimiento interanual fue de 92 por ciento pero la inflación fue diez puntos más arriba.
La recaudación bonaerense está atada a la temperatura de la economía. El 70 por ciento se explica por el impuesto a los ingresos brutos, que grava la totalidad de las actividades en un porcentaje que ronda -con variaciones- al 3.5 por ciento de lo que se facture. Pero si no hay ventas, no hay factura; si no hay factura no hay recaudación, y si no hay recaudación no hay coparticipación.
Los últimos datos oficiales, surgidos del INDEC, estimaron que el crecimiento económico empieza a estancarse: en enero de 2023, el Estimador mensual de actividad económica registró un incremento de 2,9 por ciento en la comparación interanual, pero de sólo 0,3 por ciento respecto a diciembre. Son números que, de acuerdo a la mayoría de los especialistas, se agravaron en los meses subsiguientes, y que tienen impacto en todos los órdenes.
En el último eslabón de la cadena están las transferencias a los municipios, que se dividen en varios ítems. En enero, el ítem “coparticipación bruta”, que es el que está atado a la recaudación de ARBA, fue 70 por ciento superior al de 12 meses antes; en febrero no se recuperó: fue 74 por ciento. En términos reales, la caída es de casi 30 puntos. Para algunos distritos fue de 10 puntos más.
“Así no se puede gobernar”, se resignó un intendente, a la espera de que el pago de la primera cuota de los impuestos patrimoniales que percibe el Estado provincial traiga algo de alivio a las cuentas locales.