Este 11 de noviembre se celebra el Día Internacional del Churro. En Argentina, se consumen 30 millones al año. La fecha se asocia a la forma de “palitos”.
Este 11 de noviembre se celebra el Día Internacional del Churro. Aunque no existe un antecedente oficial que defina la fecha a nivel mundial, en Argentina la celebración tiene una explicación propia.
Según la Asociación de Pizzerías y Casas de Empanadas (APYCE), la fecha 11/11 se adoptó por inspiración en la forma del clásico churro: dos palitos (11) al lado de dos palitos (11). En Argentina, el mercado nacional de churros ronda los 30 millones de unidades al año, con el dulce de leche como el relleno indiscutido.
El ranking de los más vendidos
Según APYCE, si bien cada fábrica tiene sus especialidades, hay un consenso claro sobre los sabores más elegidos por los argentinos:
Relleno de dulce de leche
Churro clásico (con azúcar)
Bañado con chocolate
Crema pastelera
Nutella
De vitel toné al boom del pistacho
La innovación en el mundo del churro no tiene límites. Con el tiempo, se han popularizado versiones saladas como las de queso cheddar, roquefort y jamón y queso.
Entre las variedades más audaces que se recuerdan, está el churro de vitel toné, que «causó furor en su momento».
Hoy, la tendencia «gourmet» incluye sabores como menta con chocolate, óreo, sambayón y, aprovechando el reciente boom, el churro de pistacho bañado en chocolate.
¿Cuál es el origen del churro?
Como muchas recetas tradicionales, su origen es disputado. Algunos rastrean su historia hasta China, mientras que España es considerada la «cuna del churro» por ser uno de los primeros países en adoptarlo y perfeccionarlo.
«El Topo» y «Sol de Galicia»: los íconos argentinos Churrería
El Topo: Un clásico de la costa atlántica, su historia comenzó en Villa Gesell en 1968. El nombre fue una sugerencia del letrista, inspirado en el personaje «Topo Gigio». Los fundadores colgaron el cartel al revés para llamar la atención, y así nació la marca. Hoy tienen más de 20 sucursales.
Sol de Galicia: Nació en 1957 como un emprendimiento familiar de gallegos. Hoy tiene cuatro plantas de elaboración y una capacidad para producir 15.500 churros rellenos por hora. Un dato curioso: un reconocido bar notable de Buenos Aires, famoso por sus churros, en realidad vende los productos elaborados por esta fábrica.




