“Es un libro que tiene diferentes lecturas, y eso es lo que en particular me entretiene“

El escritor rojense, que actualmente está radicado en Francia, acaba de publicar su segunda obra literaria, que justamente presentó esta semana en su vuelta a la ciudad para reencontrarse con sus seres queridos. Nos contó sobre su vida y la relación con el mundo de la escritura.

 

Rojas es sin dudas una fuente inagotable de talentos en todas las expresiones artísticas, de hecho en esta misma edición estamos resaltando no solamente la creatividad de un escritor, sino que también reflejamos lo que fue la gran performance que logró fuera del país el grupo de bailarines de la Academia Everest.

Ahora nos vamos para el lado de la literatura, haciendo miles de kilómetros para encontrarnos con un rojense que se encuentra viviendo en Francia, que un día decidió dejar su trabajo como periodista en nuestro país para salir en la búsqueda de nuevos horizontes, encontrando un nuevo camino en lo laboral, pero sin dejar de lado ese contacto cercano con el deseo de expresar los pensamientos a través de diferentes textos.

Marcelo Maccio, con un pasado también en el deporte del automovilismo, volvió unos días a su ciudad para visitar a sus seres queridos y justamente el regreso coincidió con la presentación de su segunda obra literaria, a la cual ha denominado “Palermo“, una historia plenamente relacionado por el singular barrio de la Capital Federal.

«Llegué a Francia por una visa de trabajo, luego hice la ciudadanía italiana por una cuestión y decidí quedarme a vivir, con la idea por el momento de seguir allí, donde nos sentimos muy bien y cómodos, aunque sin cerrar las puertas a algún cambio de decisión que pueda haber en un futuro“, contó Marcelo Maccio en Radio Rojas.

Recordó que “trabajaba bastante, venía haciendo varios viajes por año, me gustaba estar un tiempo en cada lugar para saber que es lo que pasaba y no estar de paso, hasta que en un momento me di cuenta que trabajar mucho para viajar dos o tres veces al año era una ecuación que estaba bueno porque me permitía ir conociendo diferentes lugares, hasta que sucedió que tomé la decisión de levantar todo e irme a París, con una valija y varios libros“.

“Cuando llegué comencé a trabajar, conocí a mi pareja, me fui afincando bastante y hoy tengo la vida completamente establecida allí“, indicó.

Sobre su contacto con el arte de la escritura dijo: “Mi relación con la escritura era por mi trabajo en la Argentina, que era de periodista, que es algo que hice hasta el último día antes de viajar, y cuando llegué seguí haciéndolo un tiempo más, haciendo alguna colaboración, pero cuando arranqué con otro trabajo allá prácticamente se hizo imposible continuar“.

En este orden comentó que “en París tuve que cambiar totalmente de rubro, principalmente por una cuestión esencial, que llegué sin hablar francés, y encontré empleó en una fábrica de crepes, donde trabajaba junto a otros compañeros argentinos, así que fui conociendo de a poco el idioma“.

“El trabajo me terminó gustando al punto tal que lo hice durante siete años, y hará un año cambié de lugar, pero siempre en el mismo rubro, incluso con la idea de armar un emprendimiento propio, lo aprendí como un oficio y me resultó bastante entretenido, además muy diferente a lo que hacía como periodista, donde tenía que estar pendiente todo el día de la información“, manifestó.

“Si bien dejé el periodismo, siempre seguí con eso de sentarme en la computadora, abrir un word y pasar algunas ideas, y se dio que un amigo, Edgardo Scott, abrió un taller literario, y probé, lo hice casi un año, y fue donde empezaron a aparecer algunos de los cuentos de mi primer libro, que había nacido durante un viaje que realicé a Cuba“, comentó.

Destacó que «siempre me gustó escribir columnas de opinión, muchas veces relacionadas a la actualidad de Rojas, pero nunca con la idea de llegar a un libro, de todos modos si lo que me gustaba era ir tomando nota de vivencias, de situaciones, como para empezar tipo una historia y cerrarla“.

Marcelo Maccio empieza a detallar el nacimiento de su nuevo libro: “En el taller que arranqué después del viaje a Cuba comencé a prestar atención justamente a como había podido completar una historia, después cuando lo mostré me dijeron que estaba bueno, y pensé en esto de escribir cuentos de ciudades, de ir tomando algo de cada una de las que había estado y armar una historia alrededor“.

“A partir de eso fui buscando diferentes ciudades, tomar algunas vivencias de cada una y que no se repita siempre lo mismo, por ejemplo en un lugar el personaje se acuerda de la infancia, en otro piensa en el padre, en otro en que pasa si se muere, esa fue justamente la línea de mi primer libro (N. de la R.: “Todas las camas eran cucheta“,  editado en 2018)“, sostuvo.

Contó que “este segundo libro comenzó de manera parecida, con un relato largo escrito en el metro en París, donde me dijeron en el taller que si lo seguía podía estar bueno, pero me di cuenta que con ese relato solo no iba a ningún lado, solo algunas salidas con compañeros. Lo que si había algunas cuestiones del barrio que me resultaban atrapantes, que es lo que decidí aprovechar“.

“Me incliné por ir cortando los relatos fragmentariamente, así que la novela arranca contando algo del barrio, después algo de un amigo, algo del trabajo, algo de un amigo, y a medida que transcurre la lectura se va entendiendo y se va mezclando esta idea de personaje que va relatando su día a día, como si fuera un diario, que en realidad no está montado como diario“, continuó.

Indicó que el personaje de la obra “va dejando caer impresiones los negocios que ve cuando va caminando por la vereda, los cambios que se produjeron en ese mismo lugar, modificaciones que va viendo y escribiendo de a poco, lo mismo pasa con su trabajo, que lo pierde y tiene que salir a buscar uno nuevo, todo eso se va construyendo de a pedacitos a lo largo del libro“, comentó.

«Viviendo en Palermo me llamaron la atención distintas cosas, y cosas que después fueron cambiando con el tiempo, de hecho en un momento había bares de gallegos donde iba a merendar, después pasaron ser los cafés de especialidad, cambios que fui notando en cada regreso y que fueron quedando en la memoria, y no es algo que solamente me pasa con el barrio de Palermo puntualmente, es algo que también tomo de los lugares que recorro, incluso de Rojas cada vez que vuelvo“, señaló.

Reconoció que “fui bastante vago para escribirlo, de hecho el primer relato lo hice en el metro yendo al trabajo ya hace varios años, luego de un tiempo lo retomé y avanzó bastante, pero no estaba cerrado, así que lo dejé de vuelta. Después volvió y decidí cerrarlo, aunque con la duda de seguir agregando cosas, porque el personaje sigue viviendo allí y sigue notando cambios“.

“En un momento lo cerré, lo leyó Edgardo, me dijo que podía cerrarlo como estaba, así que lo imprimí y comencé con las correcciones, cambiaba algunas cosas que pensaba que no funcionaban, fue un libro muy pensado en ese sentido. También iba consultando con otro amigo, Maximiliano, a quien le mandaba por partes, hasta que estuvo cerrado y entre los dos le hicieron la corrección de principio a fin“, explicó.

Acerca del momento en que el libro salió al mundo indicó que “lo envié a algunas editoriales de Buenos Aires por algunos contactos que tenía, sin mucho éxito, también me encontré con que el mercado editorial en Argentina está pasando un momento muy malo, y editar desde París era mucho más difícil. Hasta que me enteré que Caburé abrió una convocatoria, mandé la novela y me contestaron que si, así que encaré por ese lado“.

“Hicimos la preventa on line, que estaba un poco saldada con los amigos y conocidos que tengo allá, y justo coincidió que dos días antes de llegar a la Argentina salió el libro editado, porque no sabía si los tiempos me iban a dar para presentar el libro en el país“, declaró antes de la presentación oficial, que se llevó a cabo el jueves por la tarde en Casa Jarabito.

En el cierre del diálogo el escritor rojense habló sobre su mirada respecto a lo que uno puede encontrar al momento de dar vueltas las páginas de su segunda creación literaria: “Es un libro que lo leo y encuentro diferentes lecturas, veo un poco esto de la observación del personaje, que me parece muy interesante, leo la parte y me gusta, la parte de los amigos y me resulta divertida, tiene esas diferentes lecturas que en lo personal me entretienen”.

“Quizás no es una historia que tenga un desarrollo, una trama, o una resolución, sino que es un libro que lo podés agarrar y no entender al principio para que lado va, pero cuando llegás al final algo seguro te va a quedar”, finalizó.

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