Tres días antes del devastador temporal que afectó a Bahía Blanca, el Ministerio de Capital Humano, encabezado por Sandra Pettovello, cerró la Dirección Nacional de Emergencias y despidió a sus 485 empleados, encargados de brindar asistencia estatal en zonas afectadas por catástrofes.
Tres días antes del devastador temporal que afectó a Bahía Blanca, el Ministerio de Capital Humano, cerró la Dirección Nacional de Emergencias y despidió a sus 485 empleados, encargados de brindar asistencia estatal en zonas afectadas por catástrofes. La medida, enmarcada en la reducción del Estado impulsada por Federico Sturzenegger, dejó a la población sin un organismo clave para la respuesta ante emergencias.
Mientras los ministros de Seguridad y Defensa, Patricia Bullrich y Luis Petri, viajaron a la ciudad para coordinar las acciones, Pettovello no se hizo presente. La asistencia enviada desde su cartera consistió en productos de higiene y construcción, transportados por las Fuerzas Armadas. Sin embargo, fuentes provinciales denunciaron que el envío incluyó solo “80 colchones” para una ciudad de 300.000 habitantes, cifra que el Gobierno nacional no confirmó ni desmintió con precisión.
El temporal en Bahía Blanca dejó en evidencia la falta de respuesta estatal en los primeros momentos de la emergencia.
Otro dato relevante es que Capital Humano no envió alimentos a la zona afectada, reconociendo que actualmente no cuentan con stock. Esta declaración surge en medio de una denuncia del dirigente social Juan Grabois sobre la falta de suministros en los comedores populares, lo que derivó en un requerimiento judicial que obliga al ministerio a informar su inventario de alimentos en 48 horas.
Desde el Gobierno sostienen que el cierre de la Dirección Nacional de Emergencias no fue una decisión improvisada, sino que las funciones de asistencia ante catástrofes pasaron a los ministerios de Seguridad y Defensa. No obstante, la eliminación de este organismo significó la desaparición de equipos especializados en respuesta inmediata y en asistencia post-emergencia.
Para dimensionar la pérdida, fuentes gremiales recordaron a Página/12 la labor de la Dirección durante los incendios en Corrientes en 2022. En aquella ocasión, en menos de 48 horas se desplegó un operativo que incluyó la entrega de agua potable, kits de limpieza, colchones, frazadas, ropa y alimentos. Posteriormente, profesionales realizaron relevamientos y gestionaron ayudas económicas para las familias damnificadas. Este tipo de intervenciones, tanto en la emergencia como en la reconstrucción, quedaron sin un organismo a cargo tras la disolución de la Dirección y de los centros de referencia locales.
Frente a la crisis en Bahía Blanca, la gobernación de la provincia de Buenos Aires envió a Pettovello un pedido formal de asistencia, detallando la situación de las familias afectadas y recordando que en los últimos dos años hubo 50 municipios bonaerenses golpeados por inundaciones sin respuesta del Gobierno nacional.
El desguace de la Dirección Nacional de Emergencias generó fuertes críticas en distintos sectores y dejó al descubierto una preocupante falta de planificación en la gestión de crisis.
Desde Capital Humano, en tanto, defendieron la eliminación del organismo alegando que existía una “superposición de áreas” y aseguraron que la respuesta a emergencias quedará a cargo del Sistema Nacional para la Gestión Integral del Riesgo (Sinagir), dependiente del Ministerio de Seguridad. La gran incógnita es si esta reestructuración garantizará la misma capacidad de asistencia que el equipo desmantelado.
El desguace de la Dirección Nacional de Emergencias generó fuertes críticas en distintos sectores y dejó al descubierto una preocupante falta de planificación en la gestión de crisis. La emergencia en Bahía Blanca ha sido la primera gran prueba de este nuevo esquema, con resultados que preocupan tanto a los damnificados como a los gobiernos provinciales y municipales que enfrentan las catástrofes sin el respaldo estatal que antes existía.